lunes, 23 de abril de 2012

Sobre el camino viejo

(Pintura: Justo Errecaborde)

Cada vez que en un arreo
me ha tocao salir en viaje
llegando aquí, a este paraje,
más pensativo tranqueo.
Por más que pegue un rodeo
solo un recuerdo barajo,
y así mi mente me trajo
al boliche "La Neblina",
cuando estaba en esa esquina
que hoy quiere venirse abajo.

Cada domingo un gentío
desde temprano atracaba,
y entraba a correr la taba
como hoy el recuerdo mío.
Y ha cáido tanto rocío
desde entonces a esta fecha
que si a su gusto me pecha
la luz de aquello vivido,
también me sopla el olvido
pa hacerme apagar la mecha.

Cuenta la gente más vieja
con palabras muy sentidas
de las carreras corridas
en su cancha bien pareja.
De a poco, el pasao se aleja
cada vez que el sol da un giro,
pero si a lo lejos miro
creo ver los días lejanos
cuando caiban los paisanos
con parejeros de tiro.

Ahí fue lugar de payadas,
de trucos, vueltas de copas,
y fue parada de tropas
en épocas ya alejadas.
Capataces y peonadas
caiban que era una delicia,
y en cada ocasión propicia
llegó el hacendao pudiente
como el que tuvo pendiente
sus cuentas con la justicia.

No se borra en mi memoria
que ahí ví peliar una vez
al sordo Ambrosio Valdés
y al finao Silvano Coria.
Nunca supe por qué historia
se había enredao el ovillo,
pero a punta de cuchillo
quedaron entre la gente
Coria cortao en la frente
y Valdés en un carrillo.

Boliche al lao de la senda...
que en carácter transitorio
hasta ofició de escritorio
en un negocio de hacienda.
Muy pronto se hará leyenda
perdido en la lejanía,
y como ya su alegría
se fue tranquiando en un lerdo,
dejé maniao mi recuerdo
pa que le haga compañía.


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