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sábado, 8 de febrero de 2014

Mujer de campo


(Pintura: Fernando Fader "En el patio")

Hoy le canto a la mujer
que en rudezas campesinas
pasa una vida, sin finas
costumbres de pretender,
aquella, que con placer
una vaca, va a ordeñar,
pudiendo fácil manear
llenando el balde lechero…
y luchándolo al ternero
que no quiere cabrestear.

Mujer, que muy tempranito
con un poco de cereal,
a sus aves de corral
alimenta, en un ratito,
la que en algún rinconcito
hizo “quinta” de verdura,
punteando, la tierra dura
con vigor de una muchacha…
y a dos manos con el hacha
corta leña, con soltura.

A esa mujer, sin pereza,
que ayuda a su compañero,
en el corral, el potrero,
de a caballo, con destreza;
que no andará con rarezas
ni sus manos las mezquina
de tiznarse en la cocina
con cacerolas de sopa…
y aún lava toda la ropa
en un fuentón, o una tina.

La que no olvida de hacer
las tareas de la casa,
por eso unas horas pasa
en remendar… en tejer;
la misma que va a prender
el fuego para el asado,
y al asador, ensartado
puso un cuarto de capón,
que charquió con precisión
del garroncito colgado.

Campesina de “una pieza”
hasta ordenar un galpón,
y a la par del mejor peón
levanta bolsas que pesan;
no tiene delicadeza
si hay que entrar en el chiquero;
con práctica de un campero
si la ocasión se presenta,
ata un sulqui… y desenvuelta
sabe estaquear cualquier cuero.

Le canto por su simpleza
porque es como flor silvestre,
teniendo conciencia agreste
guarda dulzura y belleza;
mujer de campo, en nobleza
¡quien la pudiera igualar!
Matecito al aclarar,
Hogar que tan lindo ofrece
y este homenaje merece…
que así, le quise dejar.


lunes, 11 de febrero de 2013

Dale vuelta la pisada

(Dibujo: Enrique Rapela)


A mi pingo embozalé
en el potrero que estaba,
pero al notar que "manqueaba"
preocupado, lo miré,
la mano le revisé,
toqué su hinchazón patente,
una fisura, presente,
me dio conocido el caso...
le dicen: "el mal del baso",
el síntoma es evidente.

Pensé de cómo curarlo
y aunque a veces, no me trabo,
estaba en un trance bravo
con la intención de aliviarlo.
Sin pomada para untarlo
y desechando inyecciones,
son muy pocas las opciones
pero en la sabia campera,
con medicina casera
salvan esas situaciones.

Aclarando mi neblina
puse en práctica un consejo
que me diera un gaucho viejo
en una estancia vecina...
-"Rompé un güevo de gayina
sobre la zona afetada,
cortá la tierra apretada
del borde de todo el baso,
y sacando ese pedazo
dale vuelta la pisada".

"Dejá libre al animal
en donde poco camine,
que solo al mal lo domine
con su vida natural".
... Y fue... un misterio real
para mi criolla alegría,
el caballo, día a día
caminó con corrección...
y andaba por la extensión
mostrando su mejoría.