viernes, 18 de septiembre de 2009

El jaguar overo

(Foto: Eduardo Amorim)
En la estancia 'e Gallinales
Había una fiesta criolla,
donde se corría una polla
entre piones y puesteros.
Vino y asado con cuero
para toda la reunión;
había gran animación
en aquel hermoso día
causaba aquella alegría
el cumpleaños del patrón.

Acoplados ya los gauchos,
llego allí un desconocido
como hombre bien vestido
criollo de linda estatura.
Rastra de oro en la cintura,
buena vincha, buen sombrero,
traía aquel forastero
de tan simpático rostro;
calzaba en las bota 'e potro
grandes rodajas de acero.

Se presentó al capataz
y solicitó permiso,
fijándole compromiso
para ayudar en la criolla;
dijo formarse en la troya
como simple aficionau
y el capataz conformau
dijo bondadosamente
quédese tranquilamente,
me causa el mayor agrado.

Habían en el corral
veinte potros invernados,
entre esos, dos reservados
pero uno sobresaliente.
Era un mestizo imponente,
le decían el Jaguar,
nadie lo quería montar
por las mañas que tenia,
y aquel que lo conocía
jamás lo quería ensillar.

Era terrible en el lomo
y baqueano en la volcada,
igualmente en la patada
cuando negaba el estribo;
para el diente positivo
cuando le ceñían el lazo,
curtido a los porrazos,
audaz y atropellador
y acometía al domador
a dientes y a manotazos.

El capataz hizo oferta
para aquel que lo ensillara,
siempre que no lo bajara
tendría diez libra en la mano
¡¡ACEPTO!! Acepto!... dijo un paisano
y era el mozo forastero,
"procuro ganar dinero
aunque me lleve un porrazo,
no extrañarán mi fracaso,
si caigo no es el primero".

"Muy bien", dijo el capataz,
"pero le diré al corriente,
que aquí hay hombres muy jinetes,
naides le ha parao el lomo
bellaquea nose cómo,
tiene una astucia enemiga,
es un crudo sin fatiga
aporreado por demás,
tengo la segurida
que uste jamás lo castiga".

-"Creo" dijo el forastero,
"pero soy algo porfiau,
le tiene fe a su mentau,
yo también a mis rodillas,
a mis espuelas sencillas
baqueanas en las paletas,
jamás he sido hombr'e yeta
y a su Jaguar en progreso,
le juego quinientos pesos
que no me saca ni aprieta".

"También le juego al que guste,
todo entero mi chapiau,
a mi zaino requemau
que es mi único tesoro;
les juego mi rastra de oro
que es una prenda prolija
y también juego esta sortija
que es una prenda estimada,
me gusta más la parada
cuando me juegan en fija".

El capataz en calor,
el desafiau aceptó,
con testigos valoró
las pilchas que había jugau,
dijo el mozo entusiasmau,
"capataz, si hay recelo,
si piensa verme en el suelo
como me ha creído incapaz,
le juego diez libras más
y se lo jineteo en pelo".

En el acto fue aceptau,
al capataz convenía
y en pelo le parecía,
mas en fija la victoria,
si hasta parecía una historia
del Jaguar, sus pormenores,
a sus mañas y rigores,
le temían los mentaus,
con bastos había derrotau
ciento y tantos e´domadores.

La pionada se reía,
decía un domador mentau,
"este indio sale pelau,
abochornau y de a pie,
el Jaguar se tiene fe,
tiene diez años en el trillo,
tiene juerza en los carrillos
y es baqueano en las gambetas,
cuando siente las rozetas
hace crujir los colmillos".

Había en esa hermosa fiesta,
más de veinte mil personas,
guitarras y acordeonas,
tocaban alegremente,
dijo el capataz sonriente,
"¡muchachos, a la portera,
ya no hay más horas de espera
cada cual con su rebenque!",
y el Jaguar en el palenque
estaba que era una fiera.

Unos armaban los lazos,
los otros las boliadotas,
y contaban sin demoras
ver el jaguar apartado,
los autos bien colocados
con un testigo por guía,
claramente se veía
de costado y por derecho,
los fotógrafos en provecho,
sacando fotografías.

Al jaguar en el palenque,
un criollo se lo orejeó,
y el jinete lo saltó
con el rebenque en la mano,
gritó: "¡largueló paisano
a esa fiera tan mentada"!!
Y el otro en sus compadradas
le dijo "potrillo arisco",
y en la punta del hocico
le pego una cachetada.

El bruto con tal agravio
soltó un ronquido alterau,
igual que tigre cebau
salió buscando ventaja,
cuando sintió la rodaja,
armó surco en las gramillas,
bellaqueando de costilla
se cambiaba de costau,
y el jinete iba parau,
solamente en las rodillas.

Doce cuadras bellaqueó,
de aquella forma entonada,
aquella fiera enconada
hacia crujir los dientudos,
como voltearlo no pudo
buscó astucia en su defiendo,
parecía dirse cayendo...;
en el salto se volcó,
en el aire se voleó
y el gaucho salió corriendo.

Cuando quiso enderezarse,
el criollo está horquetau,
y le gritó "te ha chasqueau,
no me aprietas mamarracho,
he de chusiarte el escracho
si sos un gran cabortero,
vos sos el Jaguar Overo
que te has tragau un chambón,
sabrás que yo soy el lion,
quien vino a rayarte el cuero!".

Como si hubiese entendido,
el Jaguar se enarboló,
y el rebenque retumbó
en las paletas heridas,
bellaqueando siempre a vueltas
a las cruces lo llevó,
en el salto se volcó
y aprovecho la volada,
dando una mortal sentada,
que casi lo despidió.

Lo salvaron las espuelas,
en el cuero retorcido,
y el animal ya rendido
enderezó pal corral,
un criollo le tiró un pial
y le grito "¡Viva Cuñau!,
como tan bien se ha portau,
este pial lo está esperando",
Salio el gaucho trompezando,
totalmente acalambrau.

El público lo aplaudió,
con entusiasmada gloria,
vivaraz de la victoria
y el de merecida fama
y hasta un enjambre de damas
que se encontraban reunidas,
todas ellas persuadidas,
también lo felicitaron
y con gusto le curaron
las dos rodillas heridas.

El Jaguar quedó estirau,
el golpe lo desmayó
y a los tres días murió
completamente infestau,
horriblemente espueliau
perdió toda su energía,
y un gaucho viejo decía,
"este indio tiene reserva,
debe tener buena yerba
o domar con brujería".

Lonja y guitarra

(Foto: Eduardo Amorim)

(Foto: Aldo Sessa)

Jinete y potro a la par,
valor, fiereza y agallas;
y junto a esa misma talla
la dulzura del cantar.
Seis cuerdas y en su vibrar
dos expresiones amarran,
cuando mi raza bizarra
unifica el sentimiento
y adorna el eco del viento
con la lonja y la guitarra.

Lonja que se hace chasquido
cuando cae entre el pelaje,
sonoridad de coraje
que el aire lleva prendido.
Brazo firme que va erguido
y se dobla reiterando
en cada golpe dejando
la intención de ese jinete,
que se juega sobre el flete
para seguir jineteando.

Y guitarra: compañera,
novia y madre del trovero,
sabia de un viejo madero
que tuvo raíz coplera.
La esencia más verdadera
para cantar y querer;
la que es hermoso tener
apretada contra el pecho,
tal vez por haberla hecho
con forma de una mujer.

Lonja y guitarra las dos;
guitarra y lonja muy juntas
parecen decir en yunta:
-"Así lo ha querido Dios".
Por eso marchan en pos
buscando un mismo camino
que le señala el destino
y tenga color de cielo,
ser insignia de este suelo
del sentimiento Argentino.

Lonja: pedazo de cuero,
cara y cruz del animal;
ayer protección cabal
hoy golpe rudo y certero;
tu sonido siempre fiero
lo hace arquear al reservao,
y mientras el condenao
va sujetando bufidos,
en el aire suspendido
por vos se agranda el montao.

Y guitarra: nido de canto,
cofre sonoro de sueño,
pudiste haber sido un leño
y en vez de fuego sos llanto;
tu armonía es el encanto
que al jugar lo hace trovero
y el acento cancionero
un viejo amor le recuerda;
transitando entre las cuerdas
del puente hasta el clavijero.

Y así con lonja y guitarra,
guitarra y lonja a la vez;
va surgiendo la altivez
de mi raza más bizarra.
Y cuando el verso se narra
unificando un destino,
me siento gaucho genuino,
me siento más orgulloso,
me siento criollo y dichoso
de haber nacido Argentino.

Galpón de estancia (cifra)


Como en los tiempos primeros,
como en los tiempos primeros,
y lindamente plantados,
cuando se hallaba atestao´
de bolsas, lanas y cueros
dando frente a los potreros
y con dejo de arrogancia
está el galpón de una estancia
contemplando la ladera,
como si un símbolo fuera
de eternidad y constancia.

El no tiene más ofrendas,
el no tiene más ofrendas
que allá en la tirantería,
telas de araña a porfía
y de avispas la vivienda,
hay en las puertas leyendas
hechas a punta de acero,
la marca del estanciero
varias veces repetida
y una volanta vencida
que sirve de gallinero.

Hay un ombú ya viejón,
Hay un ombú ya viejón
que sus raíces extendiendo,
parece estar pretendiendo
echarse al hombro el galpón,
y no es tal su intención,
es que el ombú corpulento
lo abraza por los cimientos,
con mil recuerdos que añora
le da un beso cada aurora
y lo protege del viento.


De los caballos de la Patria (payada) o "Payada al caballo"


 R.A:
-El caballo que ha llegado
con Don Pedro de Mendoza
sobre la pampa grandiosa
luego se ha multiplicado.
Traía un zaino colorado
que cuando desembarcó
junto al Riachuelo montó,
y pienso que fue el primero,
que resollando el Pampero
estas praderas cruzó.

J.C:
-En el suelo paraguayo,
cuando Artigas se moría
"traigan mi moro", decía
"quiero morir de a caballo".
Argentinos y uruguayos
ya conocen el porqué
hay que estribar con mas fé
cuando ya el final se advierte
que a un buen gaucho, ni la muerte
debe encontrarlo de a pie.

R.A:
-A caballo por Suipacha
con los gauchos de Balcarce
que amagando replegarse
volvieron de punta y hacha.
Con esos criollos sin tacha,
que al alerta del clarín
desde el lejano confín
en un galope nos llega,
el tostao de Santos Vega
y el blanco de San Martín.

J.C:
-En el galope o el tranco,
el paseo o el sacrificio,
el Palomo de Aparicio
tuvo alas de poncho blanco,
y en el centro y en el flanco
de las pampas solariegas,
se toparon en refriegas
para el mal o para el bien,
el oscuro de Pincén
y los blancos de Villegas.


R.A:
-Un moro de buena laya
montó Guemes y al comienzo,
un bayito en San Lorenzo
cayó bajo la metralla.
En la guardia el monte talla
un colorao, sangre e' toro;
como diciendo: "atesoro
aquel corvo soberano":
va el rocillo de Belgrano
y Martín Fierro en su moro.

J.C:
-Y sin dejar nombre alguno,
porque el paisano sencillo
lo nombró por el rocillo,
el gateao o el lobuno,
el pangaré y el cebruno,
los ensilla la memoria
con un apero de gloria
y con las señas del pelo;
como el gaucho de estos suelos
fueron sin nombre a la historia.


Estancia "La Brava"


Cerquita de "La Oriental",
un poblao de nuestra pampa,
orgullosa se levanta
una estancia colonial.
Como pintada a la cal
su fachada va mostrando
y aquél que se va acercando
a "La Brava" centenaria,
ya siente la hospitalaria
atención que irá encontrando.-

Con su casco señorial,
con sus árboles y flores,
“La Brava" despierta albores
de un pasado familiar.
En su sector principal,
tan criolla como una espuela,
está el cuarto de "La Abuela"
con baño en la habitación,
se presta en toda ocasión
a dar guarida al que llega.-

En el sector de "Los Primos"
a la izquierda de "La Abuela",
cual rumores de vihuela
las aves regalan trinos,
el sol alumbra el camino
hacia un criollo parrillero,
donde todo forastero
podrá comer un asao,
y ver cruzar un venao
por el fondo del potrero.-

No debemos de olvidar
al pasillo de "Ramayo",
que con blancura de rayo
nos da su hospitalidad,
con su criolla sobriedad
nos muestra su bañadera,
sus seis camas de madera
con una de matrimonio,
dando fe de un testimonio
que en La Brava, es su bandera.

Hay un sector más privao
en ésta gallarda estancia,
donde luce la elegancia:
el de "La Torre" llamao.
Es un solar preparao
con terraza y chimenea,
y un balcón de ande se vea
en las noches estrelladas,
la figura recortada
de un "fantasma" que campea...-

Con un nombre bien criollazo
la estancia muestra el sector,
llamado "del Domador"
donde entrar es un gustazo.
El que llega siente el lazo
de la extraña calidez,
que brinda la sencillez
de todo reducto pampa,
y tiene calor de manta
que nos da con altivez.-

En los días calurosos
“La Brava”, sin etiqueta,
les ofrece la pileta
para el viajero gustoso,
algún paisano virtuoso
cuando llega la oración,
se ha de llegar al fogón,
con su guitarra en la mano,
y en un estilo pampeano
vibrará la tradición.-

Saliendo a la galería,
con unos fiambres muy finos,
podrá tomarse unos vinos
que le darán alegría.
Y siguiendo la recorrida
por el parque tan florido
es bueno hacer un cumplido
y visitar "campo santo":
donde hallará por lo tanto
a nuestros seres queridos.

Para todo el visitante
que busca paz y sosiego,
La Brava, en verdad no niego;
es un oasis brillante,
Cinco hermanos son baluarte
de ésta estancia renombrada,
la que bien administrada
por los hermanos Hardoy,
va diciendo que hoy por hoy:
¡NO HAY TABA MEJOR TIRADA!
(Dibujo: Eleodoro Marenco)

Mama (Recitado) - Mama Vieja (Zamba)


Siénteme en sus rodillas,
Siénteme en sus rodillas,
Pronto, ligero mi mama,
Creído, que me he quebrao la isliya,
Cerca del cerro e coronillas,
Se me dio vuelta el overo.

Mama, póngame un rimedio,
Póngame un rimedio,
De esos que siempre me sanan,
No mi mama, de esos no!
Póngame el ünguento de sus besos,
No le digo! Si ya voy sintiendo un aliveo.

Mama, mama déme paquí esa trompa,
Déme paquí esa trompa mi mama,
Pa gritarle al mundo entero;
Que no hay ningún curandero, que cure como su boca;
Pero mama,
¿Sabe mama que el dolor me ha güelto,
Sabe que todavía no estoy curao?

¡Pero mama,
Mama, mi mama...!

¿Pero a quién, a quién estoy llorando?
¿A quién estoy llorando? ¡mi mama!
¡Si tengo como cuarenta años,
Y usté, mi mama,
Hace como pá diez, que ha muerto!


Cuando salí del pago 
le dije adiós con la mano 
y se quedó mama vieja 
muy triste en la puerta el rancho, 
y se quedó mama vieja
muy triste en la puerta el rancho.
Ella me dio el permiso
que yo pagué con mil besos 
y enderecé por la senda 
con mi bagaje de sueños. 
Y enderecé por la senda 
con mi bagaje de sueños. 

Mama vieja,
yo le canto desde aquí, 
esta zamba que una vez le prometí 
zamba ay, de ser la primera
pa' que se acuerde de mí, 
zamba ay de ser la primera 
pa' que se acuerde de mí.
Aunque yo estoy muy lejos
del pago donde he nacido 
le juro mi mama vieja
que yo de usté' no me olvido, 
le juro mi mama vieja
que yo de usté' no me olvido.
Yo sé que por las noches 
desde una estrella me mira 
y usté' se fue para el cielo
y mi alma llora y suspira. 
Y usté' se fue para el cielo
y mi alma llora y suspira.
Mama vieja, yo le canto desde aquí..

El forastero


Porque no soy de estos pagos
me acusan de forastero
como si fuera un pecado
vivir como vive el viento

De donde vendrán los vientos,
de donde vendrá el rocío
que besa los pastizales
de la llanura y el cerro.

Yo vengo de todas partes
por los caminos del sueño
como las rosas a mayo
y los jazmines a enero.

Doy lo que tengo que dar,
y a veces me doy entero
como la dicha en los valles
y la pena en los desiertos.

Junto estrellas en la noche
y en la sombra las enhebro
con ellas hago un collar
para ponerlo en el cuello
de una paisana que nunca
me sintiera forastero.

Y ando por todas las sendas,
las del valle, las del cerro
y aquellas que no se ven
y andan corazón adentro.

La gente me ve pasar
y me dice forastero
solo escuchan mis oídos,
porque mi alma esta lejos.

Esta mirando esos mundos
que no ven los que son ciegos
aunque se llenen de luz
y tengan los ojos bellos.

Por donde quiera que paso,
voy desgranando mis sueños,
aunque digan los demás,
allá pasa un forastero.

Nomás por costumbre


No soy letrado, pero tengo lengua,
no vivo cerca, pero tengo un zaino,
Con el acorto toditas las leguas,
Que hacen distantes la ciudad del campo.

Hace algún tiempo que no me llegaba,
Porque la lluvia no ayudó en el parto
Y el mismo sol que ustedes gozaban
Nubló mi esperanza quemando mi campo...

Mi campo les dije... y claro que es mío
mío porque lo amo, mío sin papeles,
mío de mentira, nomás de mirarlo.
Así la cosecha se quedó dormida,
Y golpeó las manos el hambre en mi rancho.

Les cuento mis males, no para ablandarlos,
No vine a pedirles, vine a visitarlos...
Como ustedes no iban... no sé en que ocupados...,
Me dije... ¿que raro? Que raro...
Que la gente amiga que tengo en el pueblo
No se halla costeado pa’l lado del rancho,
Que no tenga ganas siquiera de verme,
Esas mismas ganas que de verlos siento.

Me habrán olvidado? Chá que estoy diciendo!
Pensar que esa gente que me quiere tanto,
Y que me recibe de brazos abiertos,
Cuando voy al pueblo a venderles barato,
Pueda echarme a un lado, o darme por muerto,
Sin que les preocupe su amigo del campo.

No han tenido tiempo, seguro que es eso,
y tal vez mañana alguno de ellos
me de la alegría de venir a verme
y de preguntarme: - ¿ Que le pasa al hombre,
que hace un rato largo no va para el pueblo?

Sin darles más vueltas dejé de extrañarlos,
no le hice caso a la triste idea de verme olvidado
y seguí ocupado en esa tarea que me halló pensando…
Pero si son ellos los que necesitan que yo valla a verlos!
Y si alguna desgracia ocurrió en el pueblo...
No sé... movimiento ‘e tierra o alguna epidemia,
De esas que desolan con hambre y miseria,
si es así la cosa, yo que estoy haciendo?

Corrí hasta el alero, descolgué las riendas,
Lo chiflé a mi zaino y lo monté en pelo,
Pa’ no perder tiempo, le grité a mi china:
- tengo un entripado, me voy para el pueblo!!!
Fue tan grande mi apuro que no le di un beso...
y por el camino renegué mil veces
de haber desconfiado de sus sentimientos
por haber pensado tan solo un momento
en que mis amigos me hallan olvidado.

Después de hora y media
de haber galopado sin darse descanso
relinchó mi zaino, sintiendo alegría,
porque veía al pueblo, tan sano y tan salvo.
Yo también contento me tiré al boliche,
Para confundirlos en un fuerte abrazo,
Más cuando los vide tan despreocupados,
Me dio tanta bronca, me sentí tan triste,
que me ahogó la pena de verme olvidado.

A ofrecer mi nada me largué pa’l pueblo
Y ahura me doy cuenta que de nada sirve
Que de nada... sirve, la nada tengo.
Porque veo los vasos de ginebra llenos
Los puchos humeando en los ceniceros
Y al truco mintiendo los puntos de un quiero.

No se asombren tanto, yo les aseguro que vine pa’ eso
Soy un ser humano tengo sentimientos,
y esto no es un truco pa’ andarles mintiendo.
Porque aunque me falte cultura y progreso,
No me falta escuela pa’ decirles esto:

- No soy letrado, pero tengo lengua,
no vivo cerca, yo soy bien del campo,
y aunque ya no tengo ni pa’ mate amargo,
y a mis tres gurices con los pies descalzos...
me pegué una vuelta... nomás por costumbre,
para preguntarles...¿Cheee! Precisan algo!!!

jueves, 10 de septiembre de 2009

Soy forastero



Vengo de lejos amigos míos,
aquí mi seña les voy a dar,
vengo de lejos, soy de Corrientes,
soy forastero del Iberá...
Nací en el yugo, sufrí la lonja,
nada en la vida me asusta ya,
como el carpincho juego en el agua...
Soy forastero del Iberá.

En mi guitarra las cuerdas tensas
traigo templadas para cantar,
no escondo nada bajo el ponchillo
y es siempre franco mi caminar.,..
Pero prevengo “chaque” la ofensa,
porque el insulto no sé aguantar
y porque el filo de mi cuchillo
tiene veneno de yarará.

Y como el toro, me afirmo al suelo
cuando me quieren atropellar...
y cuando en sueños levanto vuelo,
mi vuelo es manso como el chajá...
Traigo en el alma brillo de luna
y el silbo dulce del pajonal,
canto en mi oído desde la cuna,
soy forastero del Iberá.

A todos tengo por mis amigos,
a todos voy “co” a respetar,
digan, paisanos, digan conmigo
¡Viva la Patria, bella heredad..!
Y a vos te digo, dulce morena,
“eyó” “cohapé che consola”
no tengo espinas, soy yerba buena,
soy forastero del Iberá.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Por qué surero


Muchos se han de preguntar
Porqué es que canto surero
Y pa explicárselo quiero
En este verso volcar,
Mi sentimiento a la par
De recuerdos tan queridos
Porque aun guardo en mis oídos
Esas milongas sureras
Que en casa escuché cuando era
Tan solo un recién nacido.

Tal vez será que al crecer
Lo hice entre gente campera
Y fue mi ilusión primera
Una milonga aprender.
Soñaba, soñaba con conocer
A ese famoso cantor
Del que me hice admirador
Y su recuerdo me aferro
El tordillo Oscar del Cerro
Que a mi gusto fue el mejor.

Pero mis versos primeros
Los aprendí en los fogones
De escuchar por los galpones
Al Vasco de mataderos.
Fue ese estilo tan campero
El que me llevó a cantar,
Y hoy se me ocurre pensar
Que aunque no alcanzó la fama,
El Vasquito fue la rama
Que hizo este gajo brotar.

Después la vida en su andar
Me dio tantas alegrías,
Que hasta con los dos un día
Tuve el gusto de cantar,
Cómo poderme olvidar
La emoción que yo sentía
Cada vez que me veía
Con Del Cerro en un afiche,
Pegao en algún boliche
¡cuántas veces lo leía!

Yo no se si fue el destino
O pura casualidad
Pero nació una amistad
De cruzarnos los caminos
Y fue compartir el vino,
Un mate o unos asaos,
Motivos justificaos
Pa podernos encontrar,
Cada tanto a conversar
De los tiempos del pasao.

Pero el tiempo al dir pasando
Sin querer nos apartó,
A Oscar, Dios lo contrató
Y allá lo tiene cantando,
El Vasco andará alegrando
Vaya a saber qué fogón,
Y por ser el más pichón
Yo sigo firme en la huella
Intentando siempre en ella
Defender la tradición.

Por ellos, por ellos estoy cantando
Por eso tanto lo siento,
Y perdónenme este acento,
Medio me ando emocionando,
Los seguiré recordando
Hasta el día de mi entierro
Al Vasco y a Oscar del Cerro
Porque tanto me marcaron,
De cachorros me enseñaron
Y hoy por ellos me hice perro.

Atando recuerdos



Recién despuntaba el día
Cuando el hijo de un puestero,
Montando un pasuco overo
Rumbo a la estancia salía.
Un tero en sus griterías
Lo saluda a la pasada
Y entre los cueros doblada,
Pa entregarla ni bien cuadre:
Lleva una carta del padre
Con letras despatarradas.

Es el muchacho mayor,
Hijo del pampa Machao,
Un criollo muy estimao
Por serio y por cumplidor,
Como hombre trabajador,
Le traza al hijo una senda
Y pa que el patrón lo atienda
Sin buscar mucho acomodo,
Escribiéndole a su modo
Al hijo le recomienda.

Y ansí le escribe al patrón
A lo criollo y sin empacho,
“Ahí va Lauro, mi muchacho,
Por si le falta algún peón.
De entrada andará cortón
Al verse rodeao de extraños,
Pues la verdad y sin engaño
Es todo un hombre a mi ver,
Y ayer, justamente ayer,
Me cumplió los quince años.

A leer poco ha aprendido,
Embarulla las vocales
Pero en trabajos rurales
Puedo darlo garantido,
Es callao, muy retraído
Y enemigo de las charlas
Costumbre que al valorarla,
No son elogio de abuela
Y si usted lo ve de espuela
Seguro que sabe usarla.

Le he enseñao sin fantasía
Cómo se enrienda un bagual
Y en la puerta de un corral
Vuelca un lazo a la par mía.
Le guste y tiene baquía,
Le aficiona ser soguero
Cura sarna con esmero
Y es prático pa esquilar
Y si le toca esquilar
No le va a rayar ni un cuero.

Saturno, el finao mi hermano,
Hombre campero y capaz
Fue su mentao capataz
De confianza y muy baqueano
Recuerda, Juan, qué paisano
Tan parejo y servicial
Que cuando fue su mensual
Tanto carneaba un novillo
Como entregaba un potrillo
Hecho un pingo esepcional.

Yo también desde muchacho
Recordarlo es mucho honor
Fui en su estancia un domador
Jinetón y vivaracho
Ahora ya me deshilacho
Como poncho ya gastao
Mi agilidá se ha mermao
Por los años que amontono
Pero ni así lo abandono
Y estoy siempre a su mandao.

Luzca m’hijo este apellido
Que nunca llegó a mancharse
Y ha de saber comportarse
Pa llevarlo merecido.
Le enseñé que sea cumplido
Decente, bueno y constante
Y aunque sea tolerante
Debe tener bien grabao
Que jamás a los Machao
Los han echao por delante.


Autor: aun no lo se.

Estancias Argentinas


Qué lindo de mañanita
Divisar en una estancia,
La honradez y la constancia
Que allí tiene la peonada.
Levantarse entusiasmada
Pa tomarse un cimarrón,
Y allá en un criollo fogón
Se va dorando un asao
Almuerzan unos bocaos
Y a cumplir su obligación.

Y cuando el día clarea
Abandonan el fogón,
Uno ensilla un redomón
Y otro pa’l campo rumbea,
Otro tiene la tarea,
La del establecimiento
Y todos se hallan contentos
Para trabajar con ganas
Lindo es ver por la mañana
Una estancia en movimiento.

Hay un zaino gargantilla
Que es escarceador y brioso
Va relinchando orgulloso
Por amor a la tropilla
Un gaucho va por la orilla
Del alambrado de afuera,
Recorre en horas primeras
Por si en la noche pasada
Ha habido alambre o cortada,
Un novillo salió ajuera.

Y por el otro costao
Se divisa un mensualito
Lleva de alambre un rollito
En los tientos del recao
Y allá por el descampao
Se va en dirección al cerro,
Entre ruidos de cencerros
Señuelos de la manada,
Para ver si hubo carneada
O mordida de los perros.

Lindo es sentir el temblor
De la pampa en las orillas,
Ver arrear a la tropilla
Del gaucho que es domador.
Eso sí que es un primor
Ver puntear a la madrina,
Que el silbido la domina
De un gaucho con arrogancia.
Eso se ve en las estancias
De nuestra tierra Argentina.

Autor: por ahora desconocido

Pialando miserias


Temprano ensillé el rosillo
Y acomodé en la encimera,
La llave torniquetera ,
un lazo corto y sencillo.
El ovejero amarillo,
Oservando mi quehacer,
Como sabiendo el deber
Que por gusto le proboca
Con el cabresto en la boca
Me invitaba a recorrer.

Volví a buscar la cuchilla,
Los cigarros y el sombrero,
De paso solté el nochero
Que relinchó la tropilla.
Una neblina tordilla
Entró a mojarme el recao,
Y en el vapor levantao
Tata Dios, lucía sus mañas,
Bordando de telarañas
Los hilos del alambrao.

Abrí la primer tranquera
Sin bajarme del rosillo,
Y entré a contar los novillos
Con conocencia campera.
Ya noté que en la primera
Uno me andaba faltando,
Los volví a contar mirando
Con duda en el entrecejo,
Cuando algo extraño a lo lejos
Me hizo salir galopeando.

De un tironsito exigido
Llegué rodeao de chimangos
Taba el poncho de un Polanco
En el alambre tendido.
Desmonté medio aflijido,
Oservando los detalles,
Rogando que no me falle
La sospecha que tenía;
Por unas marcas que había
Con dirección a la calle.

Hallé al final de mi empeño
A unos cien metros el rodao,
De un carro desvencijao
Que bien conozco a su dueño.
Cuando el hambre mata el sueño
La razón de a poco merma,
Y no hay honradez que duerma
Si allá en la tapera están
Diez bocas pidiendo pan
Y una mujer muy enferma.

Cabrestiando a la razón
Y echando en el anca el cuero
Dejé al tranquito el potrero
Pa cumplir con la misión,
De anoticiarle al patrón:
“Que al negro en una pialada,
Por curarle la abichada
Sin querer lo desnuqué,
Sobre el pucho lo cuerié
Y se lo dí a la perrada”.

Autor: por ahora lo desconozco.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Tierra arada



Despacito amanecía
ya estaba casi clareando.
Una mañana argentina
con olor a siembra y pasto.

Yo ya estaba sobre el surco
cara al sol, la frente nalto,
cuando alguien dende las casas
me gritó medio asustao:

-" Dicen que hay guerra en la Uropa;
dicen que se están peleando".-
-Guerra..? Levanté la reja,
la tumbé sobre un costao,
y me detuve a escuchar
lo que me estaban contando.

Me tentó aquella palabra,
- Suena juerte pa un paisano...
-Parece que está hecha 'e sangre,
de tambor y poncho nalto,
que tiene el grito 'e los niños
y de las mardes el llanto.
Ya iba a ponerme a pensar
en guerra... y que se yo cuanto,
pero vide el surco fresco,
miré la yunta 'e los mansos,
vide la tierra fresquita
y a la semilla esperando,
y pensé para mis adentros
con sana concencia 'e gaucho:
TIERRA ARADA GUELE A PATRIA
y es mejor que siga arando

Y seguí abriendo el camino,
despacito, palmo a palmo,
camino hecho e’tierra fresca
Y hecho a sudor de cristiano.

Y en ese terrón moreno
que la reja iba volcando,
yo endiviné una esperanza
que jué pa mi como un canto.

Que cada surco se abría
como con ansias de grano,
eran sueños de una novia
y de una madre el regazo.

Y ya me sentí más hombre,
más argentino, más guapo,
porque neste suelo grande,
suelo e’la paz y el trabajo,
no hay tiempo e’pensar en guerra
con la canción del arao.
Argentina... tierra santa,
gloriosa madre del gaucho
que ya dejó las espuelas
y la mancera ha empuñao;
que ya levantó ciudades
abriendo el surco en los campos.
Por eso es tu hijo, el criollo,
tiene rugosa la mano,
que si pulsa una guitarra,
también empuña el arao.

“Dicen que hay guerra en la Uropa;
dice que se estan peleando”.
Yo pienso para mis adentros
con sana concencia e’gaucho:
TIERRA ARADA GUELE A PATRIA
y es mejor que siga arando.



Este poema de Porfirio Zappa (periodista y poeta correntino, esquinense) era recitado por Fernando Ochoa como apertura en su local "El rancho de Fernando Ochoa".

El redomón pateador


Después de una fría helada
que el sol comienza a entibiar,
dispuesto a desensillar
un potro que yo amanzaba;
y aunque bien lo trabajaba
tratándolo con rigor,
era loco escarceador
por más que lo acariciaba;
las cosquillas le sacaba
pero salió pateador.

En el cerco de la casa
lo dejé atao ese día,
ya la patrona tenía
la pava puesta en las brasas.
Una lechuza que pasa
pega un chistido bolando
y mientras se va alejando
lanza otro quejido fuerte,
como un presagio de muerte
una desgracia anunciando.

Taba sacando unos tientos,
pa arreglar una encimera,
una tarea campera
para dir matando el tiempo.
Llegué del campo contento
después de redomonear,
y ya dispuesto a matear
noté que algo me faltaba;
era mi hijo que no estaba
no lo había visto al llegar.

Le pregunté a la patrona
"¿qué andaba haciendo el gurí?",
porque dentro mío sentí
una duda que me encona.
Me contestó la Ramona
que "afuera estaba jugando,
que había pasao galopeando
de a caballo en un palito;
salió a vos nuestro chiquito
dos años y ya anda domando".

Y parada en el umbral
la cara pálida helada,
para afuera su mirada
supe que algo andaba mal.
Spreté fuerte el puñal,
me calcé las alpargatas
y así lo pude ver a gatas
que la cola había agarrao
del redomón y sentao
estaba atrás de las patas.

Sentí un nudo en la garganta
que me paraba el respiro,
calculándole que al tiro
en el aire lo levanta.
Con el codo hice palanca,
pa sujetar mi mujer,
desesperada a mi ver
por la angustia del momento;
ni el más leve movimiento
los dos podíamos hacer.

Tenía un dolor en el pecho
más conociendo al sotreta,
que con las patas y la jeta
estaba como al acecho,
-"No me castigués deshecho
que los chirlos que te dí,
fue porque loco te vi
y pa que en cualquier terreno,
fueses un pingazo bueno
y hoy me estás doliendo a mí"...

Mira el chico a su mamá
que está en la puerta llorando,
y el potro lo está observando
de orejas gachas pa'trás.
Se para y monta ahí nomás
en el palo que tenía,
qué inocente picardía
se aleja en su pingo al paso;
Ramona lo alza en sus brasos
con un llanto de alegría.

Con la mano en la testera
le dije: "Gracias hermano!,
sos un flete soberano
que no va a montar cualquiera;
no conocerás sotera
y si te ato en el palenque;
será porque estoy enclenque
y si de arriba te enfilo
bien podés estar tranquilo
que pa vos no habrá rebenque.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Si una guitarra tuviera


Tuve guitarra una vez,
y andando de peregrino
se me estropió en el camino
cerquita de Guatraché.
¡Sólo una astilla guardé!
Y de sus cuerdas ya rotas,
nunca más se oirán las notas
que desgranaban rosarios;
y fue la pampa el sudario
de sus vibrancias remotas.

Si una guitarra tuviera
para pulsar este día,
un canto me nacería
pero no como cualquiera.
Hablo de un canto que fuera
como una noche estrellada,
como una mano estrechada,
como un "amén" de rodillas,
como un olor a gramillas
sobre la tierra mojada.

Una guitarra quisiera
con seis colores sonoros,
y cien calandrias a coro
anidando en su madera,
con una canción sincera
que a ningún hombre lo ofenda
y que en las almas encienda
una llamarada noble,
pa que la canten los pobres
y que los ricos aprendan.

La doma



Sobre las lomas floridas
que un sol de enero engalana
se ve pasar soberana
una potrada elegida.
Y es todo un canto de vida
ver correr esos potrillos,
contra el viento los flequillos,
sudorosos los pescuezos;
y en cada potro hay un beso
que le da el sol con su brillo.

Yo los miraba de a pie,
con el alma acobardada
por la bruta bellaquiada
de un bagual que no domé.
¡Quién me volviera la fe
que ya en mi pecho no brilla;
quién le diera a mis rodillas
toda su fuerza y valor!
¡Quién fuera ese domador
que amansará esa tropilla!

Algo dentro me decía,
mientras los potros miraba,
que si no los agarraba
naide los ensillaría.
Y mi corazón sufría,
sin coraje y redotao,
al ver mi gaucho recao
con amargo desconcierto,
lo mismo que un niño muerto
sobre el pasto abandonado.

Entonces fue Él que llegó;
puso un bozal en mis manos:
"Muente, -me dijo- paisano,
que he de apadrinarlo yo".
A los ojos me miró
y yo sus ojos miré,
y volví a tenerme fe
porque con fe le creí;
entonces le dije "Sí"
y las espuelas alcé.

¡Bendito apadrinador
conocedor de su oficio!
Decir que no era de vicio,
decir que sí era mejor.
Toda la pampa está en flor,
todo el campo está de fiesta:
tengo las espuelas puestas,
ya el pingo está en el palenque
y ya levanto el rebenque:
todo lo que vale... cuesta.
....................................

Ese oscurito tapao
será el último bagual,
cuando muente ese animal
todo se habrá consumao:
Pondré en su lomo el recao
de más linda platería
y, al morir la luz del día,
la tropilla por delante,
-ya con las manos sangrantes-
partiré en su compañía.

Cuando divise el galpón
-capaz de ser un domingo-
voy a hacer rayar el pingo
pa saludar al Patrón.
Desmontaré el redomón
y le diré de rodillas:
- Aquí tiene la tropilla
que Usté me había encomendao,
estando su Hijo a mi lao
la doma se hizo sencilla.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Milonga del estrellero


(foto: Eduardo Amorim)

Me gusta estrechar la mano
sin preguntar apellido,
me gusta ser recibido
de traje o a lo paisano;
y que me llamen hermano
aunque no tenga ni un galgo,
porque, señores, si hay algo
que me alegra, les prevengo,
no es valer por lo que tengo
sino tener porque valgo.

Cuando acabe de existir,
que se recuerden mis obras,
porque lo demás son sobras
que conmigo han de morir.
Y aunque quiero corregir
este mundo en que me encuentro,
mi esperanza yo la centro
en que no todos son males,
y es bueno arar los maizales
dejando la caña adentro.

Si yo fuera mancarrón,
tendría un defecto muy fiero,
puesto que siempre estrellero
he tenido el corazón.
Pero como es mi pasión
pingo de largas distancias,
mientras con sus perras ansias
la existencia no me tuerza,
yo seguiré haciendo fuerza,
aunque presente arrogancia.

No olvides mi amor


Adiós luz de mi mañana;
¡cuántas veces soñaré
con poder volverte a ver
reclinada en la ventana!
El cencerro de mi ruana
ya marca la dirección,
sólo nos queda este adiós
que sellaré con un beso;
no pienses en mi regreso
pero no olvides mi amor.

Cuando no sientas mis pasos
que a vos buscándote van,
ni tu cuerpo sienta más
la pasión de mis abrazos,
y al calor de los chispazos
de las brasas del fogón
no acaricien con fervor
mis pobres dedos tu pelo,
tan sólo tengo el anhelo
de que no olvides mi amor.

Cuando recuerdes el canto
que en aquella noche azul
de mi viril juventud
brotó como por encanto,
si te hiciera echar el llanto
y te causara dolor,
esa noche de ilusión
de tu memoria borrala;
toda mi vida olvidala,
pero no olvides mi amor.

Cuando tus ojos hermosos
que me hicieron tan feliz
no me miren más a mí
ni en el recuerdo amoroso,
si buscás en otro pozo
lo que antes te diera yo,
tal vez en otro varón
reclinarás tu cabeza;
no recordés tu promesa,
pero no olvides mi amor.

Cinco son los cuatro rumbos...


Cinco son los cuatro rumbos,
cuatro, las tres Marías,
cinco, los cuatro elementos,
y ocho, los siete días.

Para su andar peregrino,
pueden saber los mortales
con los puntos cardinales
pa'dónde va su camino...
Busca el hombre su destino
para no ser errabundo...
marcha firme por el mundo
tras la huella de Jesús,
y con el rumbo'e la Cruz,
cinco son los cuatro rumbos.

Tiene la Pampa Argentina
una lindísima estrella
Santa María, que en ella
derrama gracia divina...
Es la Virgen peregrina
que quedarse allí quería,
pues así nos cuidaría
con su maternal afán
y con la virgen de Luján
cuatro son las Tres Marías.

Dios hizo el mundo criado
sin depender de nadie:
agua, tierra, fuego y aire
llevan todo lo formado...
Por salvarnos del pecado
padeció mortal tormento
y con sangre de un momento
agua de su ser destila
y con el agua de Pila
cinco son los cuatro elementos.

La Magdalena lloraba,
de Jesús la triste suerte,
pero venciendo a la muerte
ya Cristo la consolaba...
un nuevo día asomaba
en el que Jesús lucía
como sol de la alegría,
cuyo ocaso nadie ha visto
y con la Pascua de Cristo
ocho son los siete días.

Mi canto


Que canten esos puebleros
sus cantos puro barullo,
y cada cual con lo suyo
nos sentimos más enteros.
Yo quiero cantos camperos
que tengan gusto a gramilla,
luz de mañanas rosillas,
tristezas de aullar de perros
y alegrías de cencerros
y galopar de tropillas.

Yo quiero cantos de estancia
y en el palenque un nochero,
donde haya asado con cuero
y buen vino en abundancia,
donde hombres con arrogancia
usen pañuelo y facón
y viva la tradición
en fogones y materas
y esas milongas camperas
que tiemplan el corazón.

El canto que en mí se encierra
es un fogón de paisanos,
y es el mate entre las manos
de los criollos de mi tierra.
Es el asado y la yerra,
es el poncho de merino,
es el hornero y su trino,
es el cardal y la loma,
y el salto de la maroma
de un tiempo más argentino.

Mi canto tiene el rocío
de las mañanas de invierno
y el verdor del pasto tierno
que sabe aguantar el frío;
yo canto a aquello que es mío:
las claras noches de luna,
el viento que al pasto puna
hace vibrar de contento
y la voz de este instrumento
que abrazo desde la cuna.

Defendiendo lo pampeano



Soy surero, si señores,
y no me quieran cambiar,
mi guitarra ha de sonar
al rescoldo de fogones,
serán siempre mis canciones
Estilos, Cifras, Milongas,
dejando al Norte disponga
de su música carpera
y evitaré chacareras
aunque un norteño se oponga.-

Hoy nuestros mesmos paisanos
nos quieren anorteñar,
y hasta pretenden cambiar
el decir de nuestros llanos,
¡quisieran ser provincianos
tal vez, por más Argentinos,!
sepan que a nuestros caminos
viejas carretas cruzaron,
y a tranco de buey forjaron
lo que hoy es nuestro destino.-

Tendrá el Norte jarillares,
piquillin, mistol, chañar,
mi pampa tiene el maizal
el trigo y los trebolares,
los ombúes seculares
pa descanso del viajero,
los fletes más coscojeros
de tan criolla raza pura,
y el verdor de su llanura
hoy convertida en potrero.-

En nuestra región tenemos
al gaucho por excelencia,
el que tiene por herencia
ser hospitalario y bueno,
con orgullo es que tenemos
las criollas más querendonas,
un temblor de mil bordonas
en nuestras fiestas camperas,
bota e´potro, corralera,
malambo, guitarra y doma.-

Primereando



A ver si se hacen a un lao
y dejan libre la puerta,
me juí y aquí estoy de guelta
aunque no me haigan llamao,
ando medio retobao
con ganas de armar pendencia,
he sabido que en mi ausencia
me han andao sacando el cuero,
y el asunto es medio fiero
p'aquél que tiene concencia.-

He guelto y les pongo banca
aura que están todos juntos,
toy listo pa un contrapunto
pero en competencia franca,
y si no los saco en l´anca
de mi canto improvisao,
que Dios me deje cegao
y se seque mi garganta,
yo soy el macho que canta
lo demás, charla e´mamao.-

Veo que les ha picao
mi modo un tanto insolente
y espero que se caliente
el que se haiga molestao,
la vida a mi me ha enseñao
que es ventaja el primerear,
por eso dentro a apurar
y aquí estoy firme esperando,
que se vaya preparando
el que me quiera topar.-

Pero han de saber señores
que me han de correr con bueno,
atráquese el más sereno
y mentao de los cantores,
vaya largando las flores
de sus versos, si es capaz,
inspírese ya nomás
y sobre el tema que elíja,
que me ha de encontrar en fija
de frente y sin dir pa' atrás.-

Saqué patente e´cantor
creyéndome con derecho,
porque tengo voz y pecho
pa' cantar como el mejor,
no lo envídio al Ruiseñor
como no envídio al Zorzal,
yo les canto a cada igual
si una pena lo desvela,
porque yo aprendí en la escuela
¡del gran Don Enrique Uzal !