lunes, 31 de enero de 2011

Al caer de las hojas


(Dedicado a mi biznieto Marcelo Luis Ducruet)

-"¿Qué opina doctor,
podrá tener mejora?"
-"Yo temo este invierno,
al caer de las hojas..."

Reinó hondo silencio
en la pequeña alcoba,
una señora tose
junto a un hombre que llora.

Y nadie se apercibe
que la pequeña Lola,
ha oído el triste diálogo
con profunda congoja.

Y murmuró muy quedo
cuando se quedó sola,
-"yo temo que este invierno,
al caer de las hojas..."

Ha llegado el otoño,
la pequeña solloza,
envejecen las plantas
el color de sus ropas.

A Lolita la tiene
preocupada la fronda
y pregunta en qué tiempo
las flores se deshojan.

En una gris mañana
de esas que el sol no asoma,
rodando trajo el viento
una hojita de su alcoba.

La pequeña Lolita
en sus manos la toma
y corre atarle un hilo
al tallo de la hoja.

-"¿Qué vas a hacer, hija?"
el padre la interroga.
Voy a atarla en la rama
que desprendió esta hoja.

-"Este es el tiempo, hija,
que el bosque se transforma".
-"Entonces mi mamita
ya no tendrá mejora..."

Es una gris mañana
de esas que el sol no asoma,
velaban un cadáver
en medio de la alcoba.

Bajo de los zarzales
la pequeña Lola
levantaba del suelo
delantales de hojas.

Y cómo recogerlas
cuando caían todas
en un sordo murmullo
al chocar unas y otras.

Y retornó diciendo
cuando llegó a la alcoba,
-"Son muchas, madre mía,
para alzarlas yo sola!"

Y la opinión del médico,
retumbó en su memoria:
-"Yo temo que este invierno,
al caer de las hojas..."
...................................
A la memoria de "ña" Gladys de Suarez :

Pd: dedico especialmente este verso a quien gauchamento me emprestó unos cuantos libros de versos criollos, el gaucho don Guillermo Suarez del pago de Mechongué.
¡Gracias piasano! Un abrazo entrañudo del gauchoguacho.

La yarará de Monte Caseros


He visto vistear a un niño
que sin conocer quizás
el peligro que corría
con la brava Yarará.
Nacido en Monte Caseros,
bien correntino nomás,
retacón y bien fornido
¡bien Argentino y capaz!

La madre le dio apellido,
soñando la realidad
y el tiempo dirá con tiempo
hijo del Guayrá nomás.
Y sin conocer peligro
visteaba a la Yarará.

Con un palito de vara,
en cuclillas así nomás;
la acosaba de manera
a la mortal Yarará,
ya por demás enojada
la lengua sabía sacar.
La retrocedía a palos,
dele de aquí para allá.

Cuanto vale la inocencia
¡qué pura la realidad!
Así te la da la vida,
así te la exigirá.
Se arrollaba de tal modo
con intención de saltar
y asomaban los colmillos
para morderlo nomás.

Y viendo que enfurecía
por morder o por picar
hizo en la cabeza blanco
y no por casualidad.
Y la atontó de inmediato,
movía por sí nomás
y ya tanteó su cuchillo,
fui testigo del lugar.

Y la midió por el filo,
cosa de criollo nomás,
y le partió la cabeza
a la brava Yarará.
Descalzo siguió el sendero,
guardó el cuchillo nomás,
cantando ganó pal monte
y sin mirar para atrás.

El soguero de la patria


Al criollo Blas Cejas
.......................
Mi cantar paisano, tiene
todo el sabor de lo nuestro,
sobeos de diez brazadas,
maneadores y cabestros.
Lazos boleadores todos
bien desvirados parejos,
cincha, encimeras, correones,
torzales y bozalejos
maceteados y sobados
con la voluntad del tiempo.

El talabertero criollo
por su habilidá es maestro,
como es útil en la vida
lo tradicional, lo nuestro.
Es un girón de la gloria
del pasado y del progreso
y en la conquista rural
trenzó sus sueños con tientos
y cosió las puñaladas
que a los hermanos abrieron.

Para sacar juertes sogas
aparto un bayo parejo
lo prefiero entre carnes
sin tarjas y crespo el pelo,
después de haberlo cueriado
hago un posito y lo entierro
ahi lo dejo varios días,
lo aventeo y saco el pelo
y lo estaqueo tirante
y al amanecer lonjeo.

Y del lado de las manos
y de los cuartos traseros,
saco livianas botas
que sirven pa los paseos.
Esto lo aprendí del gaucho
de niño siendo boyero,
a descarnar con paciencia
sin cuchillo, a puro dedo.
No al pepe se cantan glorias
bajo de mi gaucho cielo.

Cerro Champaquí


Desde el valle donde vivo
y lo que recorro aquí
no se ven Comechingones
ni se fueron porque sí.
Fueron dueños absolutos
quienes los expropió de aquí,
ni una vara les dejaron
por el cerro Champaquí.

Esta raza se ha extinguido
cuando el blanco llegó aquí
adueñándose de todo
lo que ve y existe aquí.
¡Qué bonito todo esto
se distingue porque sí,
desde el valle hasta el cerro
se distingue el Champaquí.

Los que andamos de visita
preguntamos a insistir
por si acaso el indio muerto
no sería el Champaquí.
Una india enamorada
tejió el poncho porque sí
del color de las violetas
para el cerro Champaquí.

Un malón forma tormentas
avanzando por aquí
y en la furia suelta piedras
desde el cielo porque sí.
Inspirado por ser criollo
y en la patria que nací,
tiene música el silencio
con perfumes de alelí.

La natura lo ha tallado
al indio muerto es así,
implorando mira el cielo
el Diaguita o Calchaquí.
Serían hijos de Ranqueles,
de Araucanos tal vez sí,
de Matacos o de Tobas
o del fuerte Guaraní.

En mi pecho de paisano
he cantado para tí;
desde aquí "Piedra Pintada"
a tu cerro Champaquí.
Y de paso dejo un verso
si quieres llamarlo así,
sin orgullo por ser criollo
por la Patria en que nací.

sábado, 22 de enero de 2011

El moro de Quiroga


Quiroga tenía un moro,
animal de linda estampa,
fortachón, de pecho abierto
y de sangre vivaracha.

Era de buenos ollares
y altazo de riñonada.
De justa luz bajo el cuerpo
y de vista como brasa.

Siete cuartas generosas
levantaría de alzada.
(Pongamos tres dedos más,
proporción de buena casta).

Coscojero y braceador
y de ley acreditada,
a cien leguas de La Rioja
no admitía comparancia.

Puro músculo la cruz
y medio fino de cañas,
de tan blandito de boca
la intención adivinaba.

Tenía los morros negros
como de noche cerrada.
Las ranillas y los vasos,
ya de negros relumbraban.

La cara era pura sombra,
y una negrura tamaña
como hasta el segundo nudo
de los remos le alcanzaba.

¡Y qué decir de la cola,
si ni el cuervo tendrá el ala
con ese fulgor retinto
de moro de tanta estampa!

En un manto gris parejo
el pelaje le brillaba,
más al filo del verano,
cuando iba entrando en mudanza.

De puro voraceador,
el general lo aperaba
un poco al uso llanista
y otro al que se le antojaba.

Un par de estribos chilenos
iba luciendo con ganas.
Eran de los de baúl,
con labraduras bizarras.

Más fiestero que un domingo,
empezando por las matras,
un recado de mi flor
calidad le acreditaba.

El sobrepuesto, del lujo
ya era cosa temeraria.
Le reventaban claveles
en las esquinas bordadas.

Flete con un Potosí
en riendas y cabezadas,
se mostraba regalón
de ir refucilando plata,

pues era plata el fiador,
con más antojos que dama,
y plata los pasadores
y las virolas de plata.

Quiroga llevó la muerte
en la punta de su lanza.
Tanto cantaba una flor
como lucía una daga.

Cóndores y bolivianos
a una sota le apostaba
como se largaba al monte,
metiendo miedo a las ánimas.

Fue varón de tres pasiones:
puñal, amor y baraja.
Como otras tantas culebras,
le devoraban el alma.

Por ser de quien era, el flete
se merecía por marca
una "M" como de muerte
con una flor enlazada.

Era pingo de respeto,
de condición ponderada.
Onzas y soles orondos
se confiaban a sus patas.

Amagándole la espuela,
ya se moría de ganas
y en un galope limpito,
las leguas se trajinaba.

Apenas desensillado
-puro relincho y pujanza en
unas carreras locas,
las crines le tremolaban.

Hacía sonar las coscojas
con una inquietud tamaña.
A cruzados y trabados
les corría con ventaja.

Animalito aparente,
era de virtudes raras
y medio facultativo
en cuestión de adivinanzas.

Unos lo tenían por brujo
y otros por pingo de cábala,
desde que en toda ocasión
Quiroga lo consultaba.

No hubo caso ni suceso
que el moro no adivinara:
lo mismo anunciaba triunfos
que otra suerte de las armas.

Nadie lo enfrenó después
del revés de La Tablada,
y ni al mismo general
dejó que se le sentara.

(Quiroga no lo montó
en esa ocasión contraria,
y el moro era de opinión
de no presentar batalla).

De halago, se lo prestó
a ese otro varón de entraña,
López -don Estanislao que
Santa Fe gobernaba.

Tanto se le aficionó
que dio en ponerle su marca,
haciéndolo de su silla
para ocasiones de gala.

Vaya a saber en qué montes
entregó -si tuvo- el alma,
como que siendo tan brujo,
no sería cosa extraña.

Se habrá echado a bien morir
en unas blanduras pampas,
él, que tenía el cuero duro,
hecho a jarillas y zarzas.

Le obedecería aún
la cabeza levantada.
Los ojos, como parados
de mirar a la distancia.

Se le habrá representado
un entrevero de lanzas,
un paisano barba crespa,
algunas tierras sin agua...

¡Quién sabe si se repite
moro de tanta ventaja!
No se le supo la cría,
pero con lo dicho, basta...

Mi tropilla


En la estancia "El Ensueño"
fue su encanto y maravilla,
una mentada tropilla
que seleccionó mi empeño.
Fui yo, sin jactancia, el dueño
de esa tropilla que fuera
la mejor que conociera
el pago de mis pasiones
y había allí sin pretensiones
del pelo que usted pidiera.

Tuve un zaino y un lobuno,
un moro y un colorao,
un bayo, un blanco, un tostao,
un overo y un cebruno,
pero mejor que ninguno
aquél bagual pangaré,
que yo mesmo lo amansé
y tan bueno me salió
que el día que se murió
de pena casi lloré.

Tuve un pampa y un tordillo,
un gateao, un rabicano,
un azulejo, un ruano,
un manchao y un doradillo,
entre ellos tuve un rosillo
que rematé en el poblao,
que sin haberlo aprontao
le gané siendo contrario,
al pingo del comesario
que naides le había ganao.

Tuve un overo rosao,
un alazán, un picazo,
que pa cualquier tiro'e lazo
nada mejor he encontrao.
Un malacara bragao,
voluntarioso y seguro,
y pa salir de un apuro
huyéndole al alboroto,
tuve un overo poroto,
un tobiano y un oscuro.

Tuve un tordillo sabino
como pescao pa nadar,
baquianazo pa cruzar
arroyo con remolino.
Como luz en el camino
muchas veces lo apronté,
muchas carreras gané
y el día del baile una moza,
del pago la más hermosa
el bagual le regalé.

¡Ah!, todo ha terminao
en mi enlutada tapera,
no hay ni una garra siquiera,
bozal, riendas ni recao.
Sólo un matungo prestao
suelo andar en ocasiones,
ya ni canto en los fogones,
mis alegrías se fueron:
y mis caballos murieron
igual que mis ilusiones.


Aconsejando a Isabel

(Pintura: Florencio Molina Campos)
Cuando Isabel se ennovió
sin decírselo a sus viejos,
la mama olfateó de lejos
el noviazgo de Isabel
y asumió el bravo papel
de prodigarle consejos.

Le dijo: -"Tener novio
cuando el instinto lo exija,
no es ningún delito, m'hija,
pero es un riesgo muy grande,
porque aunque Dios te lo mande
Satanás le da manija.

"Atendelo pero en casa
pa que la paz no se quiebre,
pa vigilarle la fiebre
y observarle los retozos.
Los toros son peligrosos
más a campo que a pesebre.

"Existen los novios tímidos
que dejan la mano quieta;
sin embargo, el más bobeta,
cuando le entra el apetito,
se refala despacito
como choclo en la tolveta.

"El burro a veces no come
ni aunque esté suelto en la parva,
y el chancho a veces no escarba
sino que está pensativo.
Pero a la larga no hay chivo
que no le jieda la barba.

"Dosificale los besos
calculando cuándo y dónde.
Dale lo que corresponde
pero nada más, muchacha,
que el que con gofio se empacha
ve el tostador y se esconde.

"Dale amor y dale celos
pa balancear el asunto;
pero dáselos a punto,
cada tanto y medio y medio.
Pa que haga bien un remedio
no hay que darlo todo junto.

"Sin exprimirlo hasta el fin
andá sacándole el jugo.
No accionés como un verdugo
pero aplicale la ley
como quien amansa un buey
pa que venga solo al yugo.

"Recordá la formulita
maravillosa y eterna:
dominalo en forma tierna
con tu astucia de mujer
pero dejándole creer
que es él el que te gobierna.

"Cuando apurada te saque
jugá tranquila tu carta.
No le aflojés ni una cuarta
por más que él te mire bizo,
que el bagre se pone arisco
cuando pica y no se ensarta.

"A la tuerca de sus ansias
ajustala con cautela.
Dale llave hasta que duela
pero al fin, guarda la tosca,
que si lo pasás de rosca
va a precisar arandela.

"Templalo hasta que les baje
su martillo un sacerdote,
curándole el mal camote
de pichulero ridículo.
Si le interesa un artículo,
que oferte por todo el lote.

"Cuando traiga los anillos
dale la mano y no el codo.
Pero cuando él, de igual modo,
te oferte tan solo el dedo,
tironeáselo sin miedo,
que tiene que pasar todo.

"Y cuando amueblen el rancho,
que el amoblamiento sea
señal de que te desea
pero que el desear no es todo.
Que lo inquieten de igual modo
la cama que la batea.

"Pero si es demasiado quieto,
duro pa entrar en calor,
pa evitar cualquier error
frente a la duda torealo,
porque si atropella es malo
pero si recula es peor.

"Fijate si no es azul
como huevo de pirincho.
Si cruza el cerco de pincho
pero al agua no se tira,
sacá el ojo de la mira,
que es aperiá y no capincho.

"Si quiere máiz, que lo plante,
que lo corte y que lo empirve.
Pero al ver que el agua hirve,
si no prepara el porongo
que vaya a noviar con Mongo
porque pa vos no te sirve.

"Los novios no son vestidos
pa cambiarlos a tu antojo;
pero aunque alegren el ojo
pienso que devolverás
tanto al que ajusta de más
como al que es demasiado flojo.

"Disculpá si mis palabras
te aguaron el chocolate;
pero es justo que una trate
de aplicar sus experiencias.
Y con estas advertencias,
si te ensartás, jorobate.


Balada de amor toruno


Proseando alambrao por medio
se lamentaban dos toros
con balidos que eran lloros
de una pena sin remedio.
Víctimas ambos del tedio
y heridos en lo moral,
en uno y otro animal
fue rotunda la opinión
sobre la inseminación
por método artificial.

El más grande - un toro negro-
dijo: -"Yo soy muy capaz,
pero estoy como de más
en la cabaña que integro.
Y en realidad no me alegro
de habitar esta región
donde hay vacas en montón
sin que ninguna sea mía,
pues todas agarran cría
sin mi participación.

"Yo fui sembrador de vidas,
un seguro servidor
que balé un himno al amor
con bajadas y subidas.
Hoy las vacas son servidas
con jeringa y desde abajo,
y es tal el ruido que trajo
la rara técnica de hoy,
que en el tambo donde estoy
me dejaron sin trabajo.

"Los tachos en los que viene
la germinadora savia
no se imaginan la rabia
y el rencor que uno les tiene.
No hay desprecio que me apene
volviéndome cabizgacho;
pero es muy triste pa un macho
que por macho se distinga,
perder contra una jeringa
y estar celoso de un tacho.

"El amor es lo que hace
nacer hijos. Y es probao
que de ese amor envasao
también más de un hijo nace.
Pero el amor en envase
presenta el grave defecto
que es un amor sin afecto,
sin ímpetus y sin llamas,
pues los mejores programas
son en vivo y en directo.

- Y yo tan rabioso estoy
- respondió el toro más chico-
que, si me aguanta el hocico
rompo la argolla y me voy.
Porque, siendo como soy,
tremendo toro... forzudo,
quiero, en vez de estar al ñudo,
ganarme el agua y el pasto.
Será virtuoso ser casto,
pero en un toro... lo dudo.

"Las vacas, con estas modas,
nos miran indiferentes
porque hay toritos ausentes
que aman, por poder, a todas.
Es decir: a nuestras bodas
entran amantes colaos,
a echar yel a los guindaos
y a lambusear los bizcochos.
Con razón ellos son mochos
y nosotros... adornaos!

"Frecuencia por mis corrales
un técnico sabio y cruel
que fecunda mi plantel
con formas artificiales.
Ignora mis credenciales,
mi sangre tora, mi estampa,
y al sentir que me hace trampa
sustituyendo mis prendas,
siento unas ganas tremendas
de levantarlo en la guampa.

"¡Qué será de nuestras vidas!
Después de haber sido reyes,
no servimos ni pa bueyes
pues ya ni se habla de uñidas.
Hoy si están mal repartidas
las vaquitas y las penas.
Las vaquitas eran buenas
y hoy nos engañan con otros.
Las guampas son de nosotros,
las vaquitas son ajenas.

Prosiguió el diálogo aquel
y se acompañaron ambos
a sus respectivos tambos
a ver las lunas de miel.
Vieron el técnico cruel
regar los vientres maternos,
y ante amores tan modernos
mostraron sus formas fatuas
cual ridículas estatuas
de dos estorbos con cuernos.

Aujeros que matan


Esta primavera, de maleta al hombro,
me voy al tranquito rumbo a la ciudad
donde las gurisas provocan asombro
con las bien llamadas "blusitas verdad".

Dicen que están hechas en tela calada
que es purito aujeros, como un cernidor,
y que, como abajo no se ponen nada,
se les ve clarito su forma y color.

Si andan por la calle con blusa aujereada,
polleras cortitas y medias "cancán",
al final, la ropa no abriga ni nada,
y uno se pregunta pa qué la usarán.

Y, a más de la blusa, dicen los expertos
que en la misma tela viene el pantalón,
porque ese tejido de puntos abiertos
resuelve un problema de ventilación.

No puedo explicarme cómo se les deja
cruzar por la plaza con tanto calao.
Yo uso calzoncillos "nidito de abeja",
pero no los muestro nomás que en privao.

Blusitas caladas como una fiambrera
donde el gato puede ver pal otro lao,
sin tener más chance que mirar de afuera,
pues doña Prudencia les pone candao.

viernes, 21 de enero de 2011

Payada por celular


Con la revolución bendita
se ve un cambio general
y hasta el payador actual
no es tanto lo que se agita.
Ya casi no necesita
sufrir cansancios grandotes
ni estirar tanto los trotes
de su pasión andariega
soñando hallar a un colega
con el cual medir sus dotes.

Dos bardos, tan afamaos
como la bota de potro,
muy lejos uno del otro
pero igualmente inspiraos,
uno en Villa Los Venaos
y otro en Paso del Difunto,
tratando más de un asunto
sobre cosas de la vida,
tuvieron una reñida
payada de contrapunto.

Actuaban según los dones
de las más parejas yuntas
formulándose preguntas
y dando contestaciones.
Y, además de mil cuestiones
relativas al gauchaje,
describían el paisaje
muy fielmente y quedo, quedo,
botonenado a un solo dedo
cada texto del mensaje.

Don Matiauda, que lo supo,
dijo, cambiando de poses:
- Juro por todos los dioses
y por el vino que chupo,
que son troveros "de grupo".
(Y aclaró bien, don Matiauda):
- Quiero decir que defrauda
su actuación sin porvenir,
y no que puedan reunir
un grupo que los aplauda.

- Pienso diferente a usted,
- le retrucó el Chueco Irusta-,
pues, en verdad, no me gusta
patear contra la pared.
¡Por qué morirnos de sed
teniendo el aljibe a mano!
Comunicarnos, paisano,
siendo un don y no un capricho,
pertenece a cualquier bicho
como a cualquier ser humano.

Pa la indiada era frecuente
mandar, con esmero sumo,
señales hechas con humo,
de facundia sorprendente.
También las hace actualmente
la chimenea industrial,
y eso tal vez no esté mal;
pero un diario ayer decía
que pa doña Ecología
no es una buena señal.

Un náufrago, en un lugar
que nadie ve ni legisla,
solitario en cualquier isla,
sin fuego ni celular,
arroja un mensaje al mar,
que ha embotellao bien primero;
y aguarda, sobrio y austero,
rogándole al dios Neptuno
que cumpla el rol de oportuno,
puntual y altruista cartero.

Se busca el Hombre y se llama,
ya por línea, ya sin ella,
ya humadera, ya botella,
ya carta, ya telegrama,
ya un heraldo y su proclama,
ya radio, fax o tambor.
Después de todo, Señor,
son apenas un volido
los tiempos que han transcurrido
del chasque al televisor.

A mí me importa tres cuernos
que, sin bordonas ni primas,
dos troveros crucen rimas
merced a medios modernos.
No debiera sorprendernos
el uso de cosas tales,
pues hay entre los mortales,
no resultando anacrónicos,
tanto besos telefónicos
como puteadas postales.

Vamos inventando todas
las maneras de unir puntos,
pues el querer estar juntos
no es cuestión de simples modas.
Hay juicios, duelos y bodas
hechos a través del mar,
y, habiendo en cualquier lugar
globalización de bienes,
¿quién puede prohibir a quiénes
que payen por celular?

Breve historia de un piropo

(Foto: Ronai Rocha)Salí, como salgo a veces,
por el pueblo a caminar,
pues la calle, como el mar,
suele darme buenos peces.
Mi red cosecha con creces
cuanto en mi bote acomodo.
Procediendo de igual modo
frente a los distintos climas,
el ser pescador de rimas
me cuesta empaparme todo.

De pronto te divisé
y el pecho me percutió
cual olla de pororó
cuando mete pereré.
No sé ni en que calle fué,
se me borró tal detalle,
porque mirando tu talle
tan amnésico pa un hombre,
me olvidé hasta de mi nombre
cuantimás el de la calle.

Viéndote venir, Simona,
pensé un saludo bien lindo,
de los que, obsequioso, brindo
no siempre a toda persona.
Te dije "adiós, vaquillona",
con voz de toro cebú;
pero sospecho que tú
no me oíste, sin embargo,
porque pasaste de largo
sin responderme ni "mu".

Payando



-"Bien haiga con los puebleros...
flojazos pa'la bebida;
pa'ellos la caña es prohibida
y el vino es pa'los matreros;
yo como criollazo fiero
me río de esa mozada,
nuestra pampa está regada
con esos niños puebleros
que piden agua al pulpero
y brindan con limonada!".

-"Al llegar del extranjero...
a esta tierra bien amada,
conocí a esta mozada
que ustedes llaman pueblera,
es guapa y se juega entera
aunque tomen limonada,
pero la gente se olvida
que con agua es bautizada,
y que es bendita la lluvia
sobre la pampa soleada!".

Mensajes de texto


Se usó en un lejano día
señales de humo, tambores,
guapos chasques troteadores,
y, al fin, la telegrafía.
También la telefonía
fue llegando a todos laos,
uniendo pueblos y estaos
pa bien del Planeta en pleno,
porque no hay nada tan bueno
como estar comunicaos.

Hoy, la inmensa mayoría
se conecta sin demora,
como lo hace a toda hora
la moderna china mía.
Tanto en el séptimo día
como del primero al sexto,
sin que le falte pretexto
manipula el celular,
llegando a cualquier lugar
con los mensajes de texto.

Ayer, en medio al ruidaje
del tránsito pueblerino,
salió a comprara leche y vino,
pilchas y algún maquillaje.
Botoneando un mensaje
cruzó la calle, de a pie,
y, escribiendo no sé qué,
se concentró de tal modo
que, concentrada del todo,
casi la pisa un charré.

Hoy el destino dispuso
que fuera yo a un bodegón
donde me prendí al porrón
hasta ver todo confuso.
Mi mujer, sin hacer uso
de su aparato eficiente,
con una trompa imponente
y una violencia salvaje,
fue a buscarme. Y el mensaje
me lo dio personalmente.

Sin que la magia le falle
de la maquinita esa,
ya en el baño, ya en la mesa,
dondequiera que se halle:
ya en Moscú, ya en Canelones,
ya en Andorra, ya en Misiones,
ya en el Cairo, ya en Florida,
la gente pasa su vida
con el dedo en los botones.

Suelta palomas de viaje,
pero también recepciona
pájaros que otra persona
manda desde otro paraje.
Cuando recibe un mensaje
la famosa maquinita,
cumple su misión bendita
de avisar con un cencerro,
como lo hace cualquier perro
cuando llega una visita.

El destinatario aprieta
cierta tecla, y a su influjo
marcha el mecanismo brujo
sin precisar más receta.
Da la información secreta
que celosamente calla,
logrando en una pantalla
poco o más grande que un chicle,
que la inscripción se recicle
como quien prende una hornalla.

Mi cuñao frena el deseo
de sumarse al mismo trillo
mandando un texto al caudillo
que le prometió un empleo.
Quieto en el molde lo veo,
y, aunque no le teme al trance
de que su discurso avance
por lo inusustancial o chirle,
tiene tanto pa decirle
que no hay pantalle que alcance.

Jacinto conquistó a Ester,
y fue a gritos la conquista
viviendo ella en Bella Vista
y él, cerca de Juan Soler.
Aunque demostró tener
un vozarrón ejemplar,
su "estatus", a no dudar,
lo perdió usando esos modos,
porque así supieron todos
que no tiene celular.

Ya no espero que consuma
sobres de cartas mi china
ni tinta de marca fina
ni lapicero ni pluma.
Les dijo adiós, pues, en suma,
desatiende mis consejos.
Entre los trastos más viejos
todo eso he visto yo,
y el pañuelito que usó
pa saludarme de lejos.

(Pintura: Florencio Molina Campos)

Aprontando el nido

(Pintura: Juan Palliere)
Dicidite, china, y elegí la fecha,
si mal no te viene, pa dentro de un mes;
que, si Dios nos hace rendir la cosecha,
vamos a pedirle presupuesto al Juez.

Ya corté los yuyos, desbosté el chiquero
y al rancho lo tengo blanqueao a la cal,
lleno de ilusiones como pa soltero
pero amuebladito como pa casal.

Le haré sobrequincha cuando estemos juntos
después que conmigo vengas del altar,
pues no tengo a nadie que me dé los puntos
y un cristiano solo no puede quinchar.

Zapallos de tronco tengo más de ochenta,
surcos de muñatos tengo más de dos;
me sobra de todo pero hago de cuenta
que no tengo nada faltándome vos.

También tengo hacienda, pero por ahora
mis escasas reses no llegan ni a mil:
son el buey de canga, la lechera mora
y un chongo con sarna que cincha el barril.

Siempre media cama me queda vacía
porque duermo solo y es matrimonial;
y al ver que me sobra vivo ansiando el día
de ocuparla juntos y que sobre igual.

Si ya hay en el rancho riqueza bastante,
cuando nos casemos va a haber mucha más.
Yo sabré ser guapo y echar pa adelante
pa que vos te pases echada pa atrás.

Yo haré la tarea difícil y dura:
tirar el servicio, dar vuelta el colchón,
llenarte la tina, juntar la "fatura"
y acarrearte marlos pal lao del fogón.

Vos vas a ocuparte del trabajo chico,
como por ejemplo carpir y alambrar,
abrir sangraderos a pala y a pico
y arrancar las chircas pa después arar.

Rajar con el hacha rolos de ocalito,
desaguar cachimba, pozo y tajamar.
Tareas livianas, cuantito, cuantito
pa que no envicies con el buen pasar.

jueves, 20 de enero de 2011

Cruz de palo



Juntito al arroyo, besao por los sauces
y poblao de flores, de esmalte y de luz,
sin letras, crespones ni nombres tallados
se alzan junto a un sauce dos palos en cruz.
Una sepultura que "entuavía" el cardo
no pudo cercarla, y en donde el "chus-chus"
de alguna lechuza se escucha, agorera,
sobre la cimera de esa vieja cruz.

El sauce le llora un Ave María;
el boyero, en cada chiflido que da,
acaso le quiere rezar un bendito
junto con las quejas que entona el sabia...
Dicen los más viejos, haciéndose cruces,
que al pasar de noche por ese lugar
oyen que se quejan los ñacurutuces
de un modo tan fiero que hasta hace temblar...

Y en las noches malas,
cuando enrieda el viento
su vago lamento en el saucedal,
por la cruz de palo una luz camina,
que corre y que vuela por el pastizal.

Pa' un "Día de Dijuntos" de hace varios años
se llegó una moza juntito a la cruz;
la cabeza envuelta en negro rebozo,
los ojos llorosos, tristes y sin luz.
¡Qué frío, canejo, sentirán los muertos...!
Pues la moza aquella se le arrodilló,
lloró cuanto quiso, besuqueó la tumba,
le dijo "hasta pronto", pero no volvió.


(Dibujo: Carlos Montefusco)

El aguacero


Como si fuera renegando del Destino
de trenzar leguas y leguas sobre la triste extensión
va la carreta, rechinando en el camino
que parece abrirse, al paso de su blanco cascarón.

Cuando chilla la osamenta
señal que viene tormenta...
Un soplo fresco va rizando los potreros
y hacen bulla los horneros anunciando el chaparrón...

Y La Pampa es un verde pañuelo,
colgado del cielo,
tendido en el sol,
como a veces se muestra la vida
sin sombras ni heridas,
sin pena ni amor...

El viento de la cañada
trae gusto a tierra mojada
y en el canto del viejo boyero
parece el pampero
soplar su dolor...

Se ha desatado de repente la tormenta
y es la lluvia una cortina tendida en la inmensidad
mientras los bueyes, en la senda polvorienta,
dan soplidos de contento como con ganas de andar...

¡Bien haiga el canto del tero
que saluda al aguacero!
Ya no es tan triste la tristeza del camino
y en el pértigo el boyero siente ganas de cantar.

Langanay, viejo buey, lomo overo,
callado aparcero de un mismo penar,
igual yugo nos ata al camino...
¡Pesado destino de andar y de andar!

¿Adónde irás, buey overo?
Que no te siga el boyero.
Y La Pampa es un verde pañuelo,
tirado en el suelo, que quiere llorar...

De Chivilcoy he venido

(Foto: Eduardo Amorim)

En mi estrellero, sin tumbos
Arreando pena y olvido
Jinete en los cuatro rumbos
Dejé mi pago querido.

Llevando en anca mí empeño,
Que era en mi noche una luz,
Del lao del lazo, un ensueño,
Y mi cariño en la cruz.

Pechando sombras de ausencia
Anduve muchos caminos
Siempre soñando querencia,
Siempre con fe en mi destino.

Ví reflejarse el lucero
En la tranquila laguna
Y al tranco de mi estrellero
Viví silencios de luna.

No tuve nunca un reproche
En caso de mi querer
Llené de silbos la noche,
Cantando vi amanecer.

Senderos de sol y luna
Senderos de luna y sol
Desesperanzas, ninguna.
Mi canto eterno, el amor.

Así llegue hasta mis años
Lo mismo que he sido, soy
Un mozo sin desengaños
Del pago de Chivilcoy.

martes, 18 de enero de 2011

Cuidao con los angelitos

(Pintura: Antonio Berni)
Hay que armar hasta los dientes
a los hijos de este suelo,
no sea que dende el cielo
nos comience a llover gente.
Ser como hast'aura, prudentes
es en verdá un desacierto
cada uno ha de estar despierto
y aunque su bondá se quiebre,
hay que hacer como la liebre:
¡dormir con un ojo abierto!

Dicen las murmuraciones
que la raza de amarillos
ha preparao los gatillos
pa ganarse a estas naciones.
Ya son muchas las razones
que hacen que aura desconfiemos,
siendo mejor que olvidemos
diferencias de partidos
porque así mejor, unidos,
las patrias defenderemos.

Y debemos recordar
el dicho del gaucho pueta:
"Cada lechón en su teta
es el modo de mamar".
Y al que pretienda dentrar
sembrando odios con la guerra,
hagámosle ver que encierra
el criollo en su corazón,
virtú que da la razón
para defender su tierra.

Si nuestros ranchos les dimos
y amparo en nuestra bandera,
a quien de tierra extranjera
como hermanos recibimos,
solamente le pedimos
trabajo y tranquilidá,
resultando una ruindá
que pague con la traición,
queriendo pa su nación
todita la humanidá.

Ésta patria que nos dieron
los que por ella peliaron
y un ejemplo nos dejaron
cuando por ella murieron,
si no es pa los que vinieron
y en ella se acomodaron,
al ñudo lo tironearon
"como el perro en vaca muerta".
La patria nuestra está abierta
pa salir como dentraron.

Ya no es cuestión de gastar
tanto jarabe de pico,
que el criollo no ha de ser chico
para hacerse respetar.
Es tiempo de revolear
con juerzas el arriador,
y hacerle ver el rigor
de los hijos de esta tierra
al extranjero que encierra
la vileza del traidor.

Por el clavel de Ramón

(Pintura: Castagnino)Con un clavel colorao,
más grande que un corazón,
llegó el paisano Ramón
a un baile que jue invitao.
-"¡Salvaje!" gritó un malvao,
con quien Ramón ni se hablara
y para colmo lanzara
una carcajada hiriente,
que al oir eso la gente
como un chiste festejara.

Quedó Ramón tan cortao
sin saber a que atinar
al sentirse provocar
apenita habrá dentrao...
-"¡Claro que soy colorao!
aquí dentro y ande quiera,
y ahora paisano quisiera
si aguanta el que me provoca
que me repita esa boca
lo de salvaje ahí ajuera".

Se hizo un silencio profundo
después de la carcajadas,
se cruzaron las miradas
la tragedia presintiendo.
Tras Ramón salió corriendo
el gaucho provocador;
dicen que era peleador,
un artista pa’ el cuchillo,
en cambio Ramón sencillo
buen mozo y trabajador

Todos al verlo salir
dijeron casi a una voz
-"¡Pobre Ramón! ¡Santo Dios!
¡En que mano va a morir!".
El temor se hizo sentir
en toda su intensidad
porque Ramón en verdad
era la misma modestia,
en cambio Juan una bestia
salvaje hasta la crueldad.

Listo ya los corazones
sin buscarse se encontraron,
ya las bocas se apagaron
pero hablaron los facones...
Lanzan tajos a montones,
puñaladas a granel,
Ramón se muestra más cruel
pues resulta el más valiente
y se abalanza nuevamente
dispuesto acabar con él.

El duelo se torna cruel
terrible y desconsertante
tanto que ni el mismo Dante
pintaría un infierno igual.
Pero lo más fantasmal
de aquella lucha de liones
es que parecía visiones
al largarse puñaladas
por las chispas que largaban
el chocar de los facones.

La noche estaba clarita
como mandadita a hacer,
¡Qué clara se podia ver
aquella lucha inaudita!.
Juan le tira, Ramón quita,
más Ramón vuelve a tirar,
diciendo: -" Vas a pagar
con sangre tus carcajadas
y se lanzan puñaladas,
con las ansias de matar.

La lucha es bien parecida
pero de pronto se nota
que a Juan la sangre le brota
a torrente de una herida.
Tiene la frente partida
de un hachazo colozal
mas sigue peleando igual
como un tigre enfurecido
para después caer vencido
de otro puntazo mortal.

Alza Ramón nuevamente
Su brazo de triunfador
pero un grito aterrador
lo detiene de repente...
-"¡Basta!" le grita la gente
y Ramón tira el facón,
se inclina de corazón
pa’estrecharlo entre sus brazos
pero se oyen dos balazos
que parten de la reunión.

Su cuerpo se estremeció
junto con los estampidos
y entre profundos quejidos
dió dos pasos y cayó.
-"¡Cobardes!¡Maulas!", gritó
"porqué no tiran de frente"...
Y se paró nuevamente
con valor extraordinario
pa’caer sobre el contrario
y morir como un valiente.

Nunca se pudo saber
quién jue el que mató a Ramón,
jue tanta la conjución
que nadie pudo entender.
Se hablaba de una mujer
a quien Ramón despreció
y ante una virgen juró
matarlo ella misma un día...
Todo eso se decía
pero no se comprobó.



lunes, 17 de enero de 2011

Defensa del gaucho


En este trovar sencillo
lo que es gaucho te diré,
borrando la mala fe
del que lo volvió un cuchillo,
un haragán, sólo un pillo,
bueno para el alancear
o bueyes desjarretar
en las furiosas corambres,
con los hijos muertos de hambre
y él guitarrita y trovar.

Y el pobre en su condición
de servicial y parejo,
sin sospechar el manejo
del mandamás o el patrón,
primereaba en la función
de las revueltas civiles,
achurándose de a miles,
vecinos vueltos contrarios,
con el polvo por sudario,
con una cruz de fusiles.

Y creyendo, así, servir
la patria, sus claros trillos,
fue un oficio el del cuchillo
y una razón: la de herir;
no supo nunca mentir,
fue por amistad y arrojo,
un empecinado abrojo
de la loca caballada,
con la muerte y la Patriada,
como una venda en los ojos.

Y después, cuando volvió,
treinta años tengo de ausencia
y, entre el yuyal, la querencia
casi no reconoció,
ni siquiera desmontó,
clavó la lanza en el suelo
y semidesnudo, en pelo,
galopó hacia la tormenta.
El que su dolor no sienta,
no nació bajo este cielo.

Alguno fue a preguntar
al Juez de Paz o al cacique,
los encontró de palique,
con suertes para firmar,
y comenzó a desconfiar
que en aquel reparto, nada,
ni una mísera tajada
iba a quedar a su nombre,
porque él no era un prohombre
con apellido y espada.

Y peleó y se emborrachó,
como el gaucho Martín Fierro,
vuelto león topó a los perros,
sin querer los matrereó
y en algún abra dejó
su perseguida pisada,
fue leyenda condenada,
cuento de espanto y de robo
y el que lo empujó a ser lobo,
comía la borregada.

Quiero que me entiendas bien,
ésta es la historia sencilla
del gaucho, de su Mansilla,
por tanta gente de bien,
y, si me entendiste, ven
sin lágrima, sin lamento,
te pido el recogimiento
de un instante, para oírlo
en ese canto de mirlo,
en esa lección del viento.

domingo, 16 de enero de 2011

Y... el "Zorro" perdió el invicto


Domingo siete de octubre...
mil novecientos noventa,
un cielo de agua y tormenta
a toda la Pampa cubre...
El paisanaje descubre,
q'hay un fiestón soberano,
allí estuve yo paisano
con mis versos en desbande,
pa'ver la hazaña más grande,
de un gran jinete pampeano...

Llegó "el Zorro", un reservau...
terror, pa'muchos jinetes,
porque en verdad, ciento siete,
de su lomo había bajau...
luciendo muy buen "estau"
imponente... soberano...
abra pensau el "baquiano",
acostumbrau a bajar...
-este me puede durar-,
como un suspiro en la mano...

Pero allí, estaba Alfredito
Ramos, jinete tamaño...
que al "Perejil" veinte años,
q'en clinas andaba invicto...
lo anduvo a telero y grito,
inamovible en la cruz,
y Dios le acercaba luz,
cuando le hincó nazarena...
al "Silencio" de Anzorena,
y al "Rubio" de Santa Cruz...

Y por la lluvia caída,
se temía por el jinete...
-no sea cosa que lo aprete,
en una de esas benidas-,
sabiendo q'en la salida,
se alza muy fiero el bagual,
y, en día de temporal,
y con el suelo barroso...
capaz que por muy "goloso"
se cayera el animal...

Llegó el "clásico" paseo,
cuando el animal traían...
y la gente lo aplaudía
como a ningún otro, creo,
después de breve vareo
en el palenque quedó...
Alfredo, lo contempló...
pensando con gesto adusto,
-te voy a meter un susto...
como nadie te metió-,

y... allí, estaba el pingo "malo"...
de meritoria valía,
demostrando que sabía,
ser educao en el palo...
y sobre del campo ralo
que con mi vista recorro,
oigo que se hace un ahorro,
de voces, porque se callan...
presintiendo la batalla
de Alfredo Ramos y el "Zorro".

La suerte que le deseamos,
yo en versos, la trasmitía,
y a cada rato decía:...
-¡"Vamos, Alfredito, vamos"!...
y escuchaba, Alfredo Ramos,
mis versos desde el mangrullo...
y el pueblo, pa'l q'es orgullo,
le aumentaba su coraje...
-si hasta los pumas salvajes
bramaban adentro suyo...

Pasaroti - el propietario-,
del "Zorro", paisanamente...
le acariciaba la frente,
al bagaul extraordinario,
mucha suerte, al adversario...
como gaucho, le desea,
y el hombre q'en su tarea,
oficia de "largador"...
le desprendió el "atador",
y comenzó la pelea...

Al prenderlo en los "pigüelos"
de que lo ande me esperanzo...
y dio el bruto un abalanzo,
como pa'morder el cielo...
se zambulle en un revuelo
doctau de una fuerza loca,
y allí, con el hombre choca,
al alzarse en un "botazo"...
y le pegó un cabezaso,
que le hizo sangrar la boca...

Pero el hombre no aflojaba...
-fue histórico ese domingo-,
más bellaqueaba ese pingo,
más el hombre se afirmaba,
en las riendas lo buscaba
desesperado -quizaz-,
le "martillaba" al compaz
de su brutal maestría...
pero Alfredo, presentía,
que no lo bajaba más.

Once segundos, llevaban...
peleando a brazo partido,
y el público conmovido,
sus voces multiplicaban...
-"¡Vamos, Alfredo!", gritaban,
y yo me quedé sin voz...
traz un abalanzo atroz,
del hasta entonces invicto,
que se dio vuelta enterito...
cayendo al suelo los dos...

Tan fuerte el golpe se oyó,
al caer pesadamente...
que pensó toda la gente,
"A'lfredo, lo reventó",
hay, quien dijo, -"lo quebró"-,
sobre la cancha barrosa.
Quien más quien menos, solloza,
cosas raras de este mundo,
de q'en un solo segundo,
se piensen miles de cosas...

Y se paró el "Zorro" cruel...
con aturdida fiereza,
pa'llevarse la sorpresa,
que Alfredo, estaba sobr'él...
ya ciñiéndose el laurel,
de temerario y capaz...
pero el bruto montaraz,
por su instinto de villano...
alzó tres veces las manos,
pero ya no quería más...

Y se detuvo ahí nomás,
el bellaquear de aquél potro...
si el dueño fuera algún otro
se lo asustaba de atraz...
pero no, muy eficaz,
así, como le detallo,
atropelló como un rayo,
como el pampero arremete,
para sacar al jinete
y sentarlo en su caballo.

La emoción...-un solo idioma-,
todos querían, tocarlo,
felicitarlo... abrazarlo...
dentro del campo de doma,
La Pampa le dio el diploma,
a su audacia y valentía,
Alfredo ya no reía...
rompió en un llanto ejemplar...
-¡Qué lindo, q'es ver llorar,
si se llora de alegría...

Y, me bajé del mangrullo,
sin palabras... sin aliento...
pa'trenzar mi sentimiento,
con todo el coraje suyo,
y en un varonil arrullo,
dije, -"qué grande que sos"-
y al darle gracias a Dios
por todo lo que abía echo...
lloramos pecho con pecho,
un rato largo los dos...

Y sobre el tiempo regresa...
la frase esculpida en bronce,
que hay que recordar entonces
del viejo, Julio Cabezas
que opinó, con la certeza...
de su cencia campecina
esta verdad cristalina,
que retumba como un grito...
"no hay pingo que muera invicto...
en nuestra Patria Argentina".

Y "el Toto" Ramos, q'es tío
de Alfredo, en medio del quebranto,
pretendía evitar q'el llanto,
lo desborde como un río...
y al estar al lado mío
del jinete, la mama...
dijo "el Toto" - calcula-
en un gracioso contraste...
-"pavada e cría te echaste,
"Maruca" vieja nomás"...

El público espectador...
aplaudía conmovido,
a un honorable vencido
y al gallardo vencedor...
q'envuelto en llanto y sudor
más allá de la disputa,
logró la gloria absoluta,
q'es para el gaucho grandeza...
hacer triunfar la destreza,
por sobre la fuerza bruta...

Salió, el sol por un momento,
antes de ir a esconderse,
tal vez para no perderse
tamaño acontecimiento,
Alfredo Ramos, contento,
con todo el mundo se besa...
al sol le agarró pereza,
y, como ya no llovía...
el arco iris salía,
dando marco a su grandeza...


Aunque le paresca cuento (Relato)


Yo nací en suelo pampeano,
a la Pampa, por trabajo,
la'nduve, de arriba a'bajo
en invierno y en verano,
supe oficiar de "vaquiano"
en más de una cacería,
de hay que tengo la vaquía
de, conocer, que le conste,
"fachinal", médano, monte,
y toda su geografía...

En la estancia "El Pangaré",
lindante a "La Overa Guacha"
q'está saliendo de "Acha",
como quien va pa' "Quehue"
varios años trabajé
en ese establecimiento,
el tiempo con paso lento,
l'echa luz, a mi memoria,
y allí sucedió esta historia,
que ya nomás se las cuento...
Por orden del estanciero,
fui a rejuntar la majada
que encerré en una ensenada
donde aparté, cien corderos...
Los llevé hasta otro potrero,
trabajando sin cachaza,
y cuando la noche abraza
al campo, con cierta bruma,
me dentró en el lote un puma,
como "pancho por su casa".

El puma que abía bajau,
sigiloso y oportuno,
casi, no me deja ni uno,
de los cien que abía apartau...
Muy astuto, el condenau,
que tanto daño causara,
eso hizo que me enojara
y ante tal "carnicería"...
pa'mis adentros decía,
-ésta te va'costar cara-.
Y les solté a los demás...
palabras, q'el odio suma,
hasta que no encuentre al puma,
al puesto, no vuelvo más
y, así sin mirar atraz,
para el monte enderecé...
lógicamente, que alzé,
la cantimplora, un ponchillo...
el revólver, el cuchillo,
y un solo perro, "el Painé"...

Cuando la dicha, me alcanza,
de cortarle el rastro al "león"
sentí un enorme alegrón,
abrigando la esperanza
que semejante "matanza"
no fuera a quedar impune,
y en lo q'el suelo reúne
vi con la vista azorada...
q'eran aquellas pisadas
más "grandes" que las comunes...

El tiempo que lo "rastrié",
me dio su fruto, canejo...
-éste no debe estar lejos
en silencio, medité-,
de los ojos de "Painé"
se desprendió un chisperío,
pero, yo le aplaqué el brío,
porq'es de esos perros leales,
si no lo "chumbo" no sale
ni a la rastra de al lau mío.

Y en "cuantito" el "fachinal"
entreabrió, su entraña obscura,
y se "ralió" la espesura
por mandato natural...
pude verlo, al animal
sobre de un "caldén" caído,
bien a lo largo tendido,
el sol, cayéndole a pleno...
de puro agotau y lleno,
completamente dormido...

A juzgar por su figura
por lo cabezudo y gruezo,
por el tamaño y el peso
no era normal su estructura...
como quien no le da usura
al ansia que se despertara
la distancia calculé...
y entré a chumbarle a Painé,
para que me lo empacara...

¡Qué salto pegó el salvaje!
y se encrespó como un cerro
cuando vio venir al perro
entre el ruido del ramaje,
y sin que nada me ataje
me le fui al humo ahí nomás,
y al ver bien al montaraz
me resultó impresionante...
bien fornido de adelante,
y medio achatau de atraz.

Sobre su cuero "gateau"...
le resaltaban algunas,
manchas redondas "lobunas"
que le vide a cada lau...
"Painé" estaba reatorau
porque no tenía respiro,
"zafó" con un par de giros
y antes de que me lo "aprese"...
le gatillé cinco veces,
y no me salió ni un tiro.

Como luz "pelé" el cuchillo
el perro le atajó el paso,
pero recibió un zarpaso
que lo tiró echo un ovillo...
su mirada cobró un brillo
sanguinario y asesino,
yo pensaba q'el felino
libre del perro huiría...
¡qué gran error, virgen mía!,
con qué angurria se me vino.

Yo agazapau lo esperaba,
el poncho arrollau al brazo
que de aguantarle zarpasos
echo jirones quedaba...`
él "gruñía" yo "putiaba",
los dos con mala intención,
como contraposición
se me venía echo un ovillo,
y mostraba los colmillos...
yo le enseñaba el facón.

Al facón lo respetaba
y yo pensé que aquel pillo,
ya habría probau el cuchillo
en otra trenzada brava,
cada vez más me "apuraba"
y yo a bajarlo me aferro...
de punta le mandé el "fierro"
hasta q'al fin lo prendí,
una, le encajé por mí,
y como diez por el perro...

Y en cuanto cayó vencido
por Dios que me persigné
y me fui a ver a "Painé"
que exaló un débil quejido,
estaba muy mal herido
por bravo, leal y corsario,
-lo que te hizo el sanguinario
yo te lo voy a curar-,
aunque tenga que estudiar...
pa'doctor veterinario.

Descansé un rato y me alzé
con el cuero de la fiera,
que posiblemente era,
"cruzau" con yaguareté,
despacio al perro cargué
q'en verdad estaba echo escombro
llegué al "puesto" ante el asombro
con un cansancio machazo,
el perro herido en los brazos,
y el cuero del puma al hombro...

Y ésta es la historia total...
que los mantuvo en suspenzo,
si todo tiene comienzo,
también tiene su final...
si cree q'es o no real
eso depende de usted,
fue en la estancia "El Pangaré"
lindante a "La Overa Guacha"
que está saliendo de "Acha"...
como quien va pa'"Quehue"...

El pangaré


(Pintura: Salinas)

En un pingo pangaré,
flete guapo coscojero,
buen herraje, lindo apero,
en dirección a Pigüe,
va el paisano Cruz Montiel,
orillando una cañada,
con camisa bien planchada,
un clavel rojo retinto,
puñal de plata en el cinto
y bota fuerte lustrada.

Voy en busca de un lucero
a quien le ha tendido el ala
y llevo el clavel por gala
en la cinta del sombrero...
Yo soy un criollo altanero
cuando de mi honor se trata
el valor se desbarata
ante el mas mínimo antojo
y el puñal de aquellos ojos
con que mi prenda me mata.

La prenda se sonrió y luego
dijo en tono campechano:
-"pa' vos... un mate en la mano...
ya tengo el agua en el fuego",
-"a esto vengo y no lo niego
porque nunca se mentir",
-"lo que ahura se va a sentir
que la yerba no sea buena"...
-"eso no me causa pena
la pena es tenerme que ir".

Y sin hacer mas descargo
Juan Cruz Montiel con su china
se fueron a la cocina
a tomar un mate amargo,
un mate como de encargo
porque a solas lo tomaron...
lo que después se juraron,
lo que allí se prometieron,
y lo que después dijeron,
eso... a nadie le contaron.

Lo cierto es que Cruz Montiel
como era un criollo jinete,
monto de un salto en su flete
y despacito se fue...
y cuando ya el pangaré
al galope se tendía,
de cuando en cuando volvía
la cara para mirar
si llegaba a contemplar
a su amada todavía.


jueves, 13 de enero de 2011

El adiós de un payador

(Dibujo: Rodolfo Ramos)
De un viejo ceibo colgaba
y escondida entre sus flores
trágica virgen de amores
con corona ensangrentada,
como náufraga olvidada
al desierto y al dolor,
que el pampero bramador
al pasar besa y desgarra;
está la vieja guitarra
que fuera del payador.

Y su dueño, aquél trovero,
viejo de frente cobriza,
de a poco se hace ceniza
lo mismo que un trasfoguero.
Tendido sobre el apero
y con el poncho tapao,
junto al fogón apagao
dejó el mate y la caldera,
y anda el pingo en la pradera
con el maneador cortao.

Fue una tarde de verano,
cuando el sol ya se ponía
que se vio en la lejanía
la figura del anciano.
Atravesando los llanos
desensilló en un ceibal;
y aquel viejo sin igual,
de barba blanca y melena,
traía en el pecho la pena
del payador oriental.

Venía enfermo de tristeza
atravesando caminos,
y era un manantial de trinos
aquella blanca cabeza.
De su pecho la grandeza
vibró en su voz con afán,
rugiendo sus versos cantaba,
porque en décimas lloraba
por las cosas que se van.

Y esa tarde, al acampar,
después que el sol se ocultó,
el viejo cantor sintió
su corazón palpitar.
Quiso ponerse a cantar,
pero quedó enmudecido
mirando el campo carpido
por la reja del arao;
y dijo, "me han derrotao;
ya pa siempre me han vencido".

Y dijo, "patria: me muero;
me va matando el progreso;
te dejo, tierra, mis huesos
entre el poncho y el apero.
Guitarra: cuánto te quiero",
dijo, y besó la encordada.
"Y hoy te dejo abandonada
porque la muerte me amarra.
Te voy a dejar, guitarra,
entre los ceibos colgada".

Al fin colgó de una rama
la guitarra en mudecida;
al pingo ató de la brida;
con el recao hizo cama;
de guayabo y de retama
encendió la última hoguera;
se puso una cabecera
de flores blancas y rojas,
y sepultó entre sus hojas
su plateada cabellera.

Cuando abandoné el recao


Cuando abandoné el recao
lo hice con tanta tristeza
que derrumbé mi cabeza
sobre los cueros doblaos.
Allí quedó mi pasao
entre sus garras prendido,
y yo triste y abatido
solo, a pie, como un andante,
emprendí desde ese instante
el camino del olvido.

Al mirarlo abandonao,
en silenciosa quietud,
recordé mi juventud
dejada sobre el recao.
Como si estuviera atao
a mi sangre o a mi piel.
Pero hoy, insensible y cruel,
lo tengo que abandonar,
que por temor a charquear
no quiero morir sobre él.

En mi vida de mensual,
de domador o tropero,
si habré ensillao caborteros
pa poder ganarme un real!
Con él y con un bagaual
yo era de la tierra el dueño,
y hoy, que no tengo el empeño
que el espíritu reclama,
no me sirve ni pa cama
porque ya me quita el sueño.

Y lo entregué con mis manos
con la pena y la amargura
de quien da a la sepultura
el cuerpo de un pobre hermano.
He llegado a ser anciano,
ya la osamenta me pesa
y no quiero la tristeza
de que un día, sin batalla,
cualquier manso se me vaya
con mi orgullosa pobreza.

Cuando pal último vuelo
ate una noche al palenque,
sin espuelas ni rebenque,
la voy a saltar "de en pelo".
Será mi único consuelo;
y por eso es el motivo
que él no se quede cautivo
de mi derrota en la prueba,
hoy que la vida me lleva
como colgao del estribo.

(En colaboración con Chiquito Benavente)

miércoles, 12 de enero de 2011

La espuela de jinetear

(Fotos: Eduardo Amorim)
La espuela, un bagual azusa
cuando se las calza un hombre,
y tiene distintos nombres
que comúnmente se usan...
Hay quienes la llaman "chuzas"
a lo largo y a lo ancho,
y desde la estancia al rancho
se le da un nombre que encaja,
unos le llaman "rodajas",
y otros le dicen los "ganchos".

Yo ablo de la sencilla
espuela de los que montan...
siempre lista, siempre pronta
pa'"rayar" pecho o costilla,
a la que se nombra "horquilla"
y todo se relaciona,
el lenguaje de la zona
te da nombres paralelos...
"los fierros" o "los pihulos",
"las picudas" o "lloronas".

Quería nombrarte espuela
porque prendida a un garrón...
vos sos de la tradición,
la hija, la madre y la abuela,
con vos el valor nivela
la del "basto" y "la clinera",
te dicen "las chimangueras",
"los criques" como "las púas",
y allá en la tierra "charrúa"
te llaman "las carancheras"...

Al herir una "paleta"
con el dolor que amalgama...
comúnmente se te llama,
"los grillos" o "las rosetas",
frente a vos, cualquier "sotreta"
se "agranda" ante tus rigores...
y muchos "animadores",
para darle más valor...
le dicen al montador
- alzalo en "los tenedores"-.

Con qué valor te calzaron,
jinetes con mucho oficio,
y en el "garrón" de un novicio,
vi que tus púas temblaron,
los poetas que te cantaron
te dieron su admiración,
porque amarrada a un talón
vas a seguir siendo espuela...
la hija, la madre y la abuela,
de la gaucho tradición...

Puntal de Patria


Noble caballo argentino
símbolo fiel del gauchaje
q'en honor a tu pelaje
cruzaste cualquier camino,
con justeza de designo
el puntal de nuestra historia
por portar tanta victoria,
por tu estampa, por tu aliento,
se te debe un monumento
en los campos de la gloria.

Yo te quiero tanto pingo,
que hago más de una protesta
cuando en un día de fiesta
se te sienta al lomo un gringo,
desde lejos lo distingo
que cualquier "chuzo" lo apura
y te hace tal basteadura
al andar de cincha floja
que te deja la cruz roja
por la bestial "matadura".

Hay que ser gringo caracho
compredor o vendedores...
que olvidau de tus favores
te "negocean" para el "tacho",
ahí te achatan el penacho
de la forma más ingrata
que tu carne venga en la lata
eso sí que no lo acepto,
porq'es faltarle el respeto
a un soldau de cuatro patas.

Me parece que aun escucho
q'el Martín Fierro me grita..
"siempre un gaucho necesita
un pingo pa'fiarle un pucho".
A vos se te debe mucho,
y la gloria te amadrina
yo v'ia colgar de la clina
esta frase como aureola...
"a potro, a lanza y a bola
se hizo la Patria Argentina".

La credencial del jinete

Pa'ser jinete cabal...
es necesario templarse
no es solamente sentarse
sobre el lomo del bagual...

El que a practicar se mete
el deporte de la raza...
las peripecias que pasa,
por ser de oficio jinete.

Desde chiquito al campero,
ya la madre le protesta...
por jinetear a la siesta,
los potrillos y terneros.

Ya de muchacho crecido...
va'una fiesta por si "muenta"
y nadie lo tiene en cuenta,
por ser un desconocido...

Si por "caidor" algún flete
nadie lo quiere ensillar...
ahí lo llaman pa'montar,
ya que quiere ser jinete...

Y es esa, la parte dura
que empieza a ponerlo a prueba,
ya que por gaucho se lleva,
la primera quebradura.

Lo llevan en ambulancia,
más luego lo enyeiaían,
y el patrón al otro día,
lo despide de la estancia.

Y se aguanta cabisbajo,
¡porque a quien se va quejar...
pa'peor no puede montar,
estropeau y sin trabajo...

Cuando es gaucho el tropillero,
sabe ceder un bagual
para una monta especial,
que le aga algún compañero.

Y después muy diligente...
de a caballo el compañero,
junta dentro de un sombrero
los pesos que da la gente.

Pasa el tiempo al tanco vivo,
la herida ya está curada...
de vuelta a la jineteada,
bolso, rebenque y estribos.

La comición determina,
q'el jinete aga su gasto,
y para montar con bastos
tiene que hacerle a la clina.

De nuevo sale maltrecho
pero aguanta el "cimbronazo"
pronto va'dar el zarpaso...
el tigre que hay en su pecho.

Un día, andubo un bagual...
bellaco, muy respetado,
y allí dispuso el jurado,
que entre en su primer "final".

De a poco entra a ser figura,
y toda la paisanada,
lo vé en cada jineteada
ya con la monta segura.

Como a otra final entró
a su espíritu lo eleva
luciendo una pilcha nueva,
que por el premio compró.

Y reniega en abundancia,
con una pena muy honda...
cuando le toca hacer ronda
el día domingo en la estancia.

Como montando disfruta...
pa'una fiesta sin desgano,
se lo vé desde temprano,
haciendo "dedo" en la ruta.

Y pasan horas enteras...
y nadie a llevarlo intenta
sobre su bolso se sienta,
en una paciente espera...

Hay quien lo llevaría atento,
pero esa inquietud, le castra,
el miedo que con la rastra,
pueda romperle el asiento...

Pero concreta el deseo,
porque al fin alguien lo alzó,
y justo a tiempo llegó,
para entrar en el sorteo,

y se dentra a preocupar...
porque vio en los atadores...
varios bellacos "caidores"
que no los quieren sacar...

Y; ablan entre montadores,
q'en la monta les va el cuero...
y no es gaucho el tropillero
que traiga pingos "caidores".

Y otros detalles se ven...
q'en nada los reconforta,
las encimeras muy cortas,
y riendas cortas también...

Otra vez a jineteau,
limpiamente un bravo potro,
pero el premio fue pa'otro,
q'era amigo del jurau...

Las consecuencias afronta,
y se le llega a explicar...
que deje de jorobar
que otra vez no tiene monta.

Si en la fiesta hay poca gente...
es difícil la cobranza..
los pesos que dan no alcanzan,
ni para un escarbadiente

por eso señalo yo...
sin rebusque, ni acomodo,
males que conocen todos
pero que nadie cantó...

Y gritaré a lo campero
para q'el pueblo interprete...
cuando se nombra al "jinete"
hay que sacarse el sombrero.