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martes, 19 de marzo de 2019

El canto surero



¿Qué es “el canto surero”?
Y… asegún mi parecer
es entrenzar el ayer
y el hoy del hombre campero.
Pero también el pueblero
le aporta lo que aprendió,
que junto al que lo vivió
en la chacra o en la estancia,
le ingieren, en consonancia
lo que uno al otro le dió.

En esa interpretación
del pueta que se’splayó
y a lo crioyo describió
en muy rica esposición.
Es la fiel entonación
del hombre de la yanura
que no grita ni se apura
y no le pide a las almas,
de que lo ayuden con palmas
pues tiene su galanura.

Es la milonga campera
cantada sin titubeos
y adornada con floreos
que’s muy regional manera.
Es la rueda fogonera
o es un gaucho recitao,
y es el prolijo encordao
que’laboró un artesano,
pa’ un intérprete paisano
sin ningún cable enchufao.

Es lucir la vestimenta
con criterio y pulcritú
y mostrando su virtú
la dama cuando se sienta.
Es lograr audiencia’tenta
con mensaje bien medido
pa’ que quede un contenido
com’ofrenda’l soberano,
de nuestro canto pampiano
de azul y blanco sentido.

   (12/10/2001)

miércoles, 9 de mayo de 2012

Banquito'e tambero

(Foto: Museo de Arenaza)

De un gajo juerte, un pedazo
alguno lo cortó un día
tras mirar si le servía
pa'lo que apuntaba'l caso.
Un redondel medio escaso
jue'l sombrero que le puso
y enseguida se dispuso
unas lonjas macetiar,
y de áhi los tientos sacar
pa'dejarlo listo al uso.

Otros, un palo eligieron
que'staba más encuadrao
con una tabla "techao"
y hasta un cuerito pusieron.
Rústico nomás lo hicieron
pues no era pa'pituquiar
ni tampoco descansar
de áhi que se hiciera barato,
se era pa'sentarse un rato
al momento de ordeñar.

Ya en el "Tambo" lo dijo Berho
"banco de una pata sola"
que también se ató con piola
si no se'ncontraba un cuero.
Ansí lo usaba el tambero
anudao a la verija
y al terminar era fija
que lo dejaba colgao,
a un poste del alambrao
sin mucha pasión prolija.

Algunos, más lo cuidaban
y lo yevaban un trecho
pa'dejarlo bajo techo
y la pata le lavaban.
Manos gruesas lo agarraban
en los madrugones crudos
y embocando sin embudos
en esos tarros grandotes,
cargaban los varios lotes
en aqueyos carros rudos.

Bien afirmao en el piso
en tierra seca o en el barro,
cerca del balde o del tarro
güena herramienta se hizo.
El renovamiento quiso
que solo un recuerdo juera
pero entre gente tambera
será siempre recordao,
por el servicio prestao
a aqueya gente campera.

(10/01/07)

viernes, 20 de abril de 2012

El carro de carnicero

(Foto de carnicero, Buenos Aires 1888)


El grito'e tu conductor
va'nunciando la yegada
con carne recién carniada
o de la tarde anterior.
Patrón o repartidor
con su blanco delantal,
en un costao la inicial,
un gorrito algo ladiao,
el pañuelito anudao
y una flor en el ojal.

Si está el camino pesao
suele atarle un cadenero
o si acaso'tro tronquero
con balancín de costao.
Bajo el techo arredondiao
yeva las riendas atadas
y las carnes van colgadas
al costao, en las gancheras,
y algo fino en cajoneras
pa'clientas "seleccionadas".

El serrucho en la ranura
de la tabla-mostrador,
el enchapao de rigor
y cuchiya en la cintura.
Chaira de poca espesura
por lo vieja y desgastada,
la balanza descolgada
que la cuelga pa'pesar
(el platiyo es pa'guantar
y el pilón es balanciada).

Y tras haber despachao
lo solían invitar
pa'bajarse pa'matiar
o pa'que'chara un bocao.
Un resueyo valorao
pa'l de arriba y pa'l de abajo
y ya se pierde'n el bajo
rumbo a otro chacarero,
el carro de carnicero
cumpliendo con su trabajo.

(Carro pa transportar carne perteneciente al museo de Miramar)

jueves, 19 de abril de 2012

Manos rurales


Como si juera un aval
viá cantar en estas horas
a manos trabajadoras
de cualquier hombre rural.
Son las que s'echan un pial
sabiendo desempeñarse
y en yerras a programarse
tanto ensartan un capón,
o ensiyan el cimarrón
más lo que ha de presentarse.

Son güenas pa'l revoleo
si hay que salir a boliar
más cuando se ha de amansar
muy tiernas al manoseo.
Rudas cuando el tironeo,
sabedoras de una treta
pa'la mordaza que aquieta
y suaves pa'l cuero'e lujo,
que a unos tientos redujo
tras de darle a la maceta.

No son mancas si hay que hachar
en cualquier invierno crudo
y han hecho el trabajo rudo
con la'huja'e deschalar.
En tiempos de cosechar
muy ligeras al coser
y supieron desprender
pa'hombriar, aqueya maleta,
y a la bolsa, bien completa
en las juntadas de ayer.

A la pala y al pisón,
a la hoz como la'zada
lo mesmo que una orquiyada
no mermaba el apretón.
Supieron de un estirón
hacia cualquier alambrao
y otras veces han cavao
-si en la yanura se acampa-,
esa'stuta estaca pampa
atando el cabresto usao.

Ataron las herramientas
más también las manejaron
y al rancho lo levantaron
en muchas jornadas lentas.
Se'stendieron, muy atentas
al saludo rispetuoso;
eyas hicieron el pozo
pa'l agua de cada día,
y aplaudieron de alegría
algún artista virtuoso.

Defendieron a su dueño
a ponchazos y a facón
-si se cruzaba un matón-
poniendo el mayor empeño.
Habrán firmao algún sueño
de compra o de casamiento
y pa'tajar algún viento
plantaron una'rboleda,
siendo caricias de seda
pa'un gurí en su nacimiento.

Eyas son las que ordeñaron
e izaron una bandera
o bajando en la cuadrera
y en el invierno carniaron.
Despacito emparejaron
el tuse del dominguero
y castraron a potrero
o a campo abierto curaban,
y a su pareja tomaban
en el bailongo campero.

Barajas, bochas y taba
han sabido de sus dedos
sin las misturas o enredos
que'l fuyero utilizaba.
Otras veces musiquiaban
en la viola o verdulera
y en la cocina campera
ande más se suavizaron,
era cuando acariciaron
a su noble compañera.

Un hombre ansí (don Paulo)

(Foto: gentileza Diario El Litoral)

Seguro que'n barco vino
y acaso juera polaco
o tal vez ruso o austriáco
pero al fin, jue un argentino.
En vestimenta, genuino,
chambergo, faja, bombacha
le daban paisana facha
de habitante de'ste suelo,
y de alpargata y pañuelo
e inmejorable su tacha.

Ayí en su rancho vivía
siempre solito nomás
y en paraje que además
yeva nombre de armonía.
En "La Paloma" tenía
el lugar de residencia
y acaso hiciera querencia
por sus lujosos vecinos,
y lograron los destinos
con el tiempo una confluencia.

Poco sabía del mundo,
las radios, no lo turbaron
y los diarios no lograron
que perdiera ni un segundo.
Se'ntregaba, y de projundo
eso sí, pa'una truquiada
pero ya a la madrugada
estaba el hombre parao,
y tras el corto matiao
encaraba la rumbiada.

Siempre tenía'lgo que hacer
si no había que cosechar
nunca leña iba a faltar,
cardos o marlos pa'rder.
La pala, estaba en su "haber"
pa'gastar en la puntiada
pero él hizo de la'zada
el compromiso mayor,
poniendo en eya el fervor
que uno le pone a su amada.

Pero tuvo'tros amores
como la orquiya y maleta
que con la'huja, completa
el rumbo de sus primores.
Y mezclao entre hombriadores
también se lo supo ver
y en el diario'e su quehacer
no mucho más figuraba,
pues la sapiencia no daba
pa'encarar "otro metier".

Él no supo de un arao
ni tampoco de'nsiyar,
cuantimenos de cueriar
o verijiar un volcao.
Pero si jue el dotorao
en su lucha con los yuyos
por propios méritos suyos
pues los campos dieron frutos,
porqu'él volcó sus tributos
en la tierra'e los mangruyos.

miércoles, 18 de abril de 2012

De varios pelos

(Pintura: Pepe Gonzalez Guerrico)

Obligao a renovar
-por el tiempo transcurrido-
los "chuzos" que había tenido
me propuse otros juntar.
Hombre ducho pa'domar
y el cachorro que ayudaba,
poco a poco los juntaba
reseriando en algún viaje,
ansí jue como los traje
y a los otros entablaba.

Madrina "overa-rosada"
con lo que jue una pelea
acostumbrarla a manea
pa'que se quede parada.
Pero una vez enseñada
era una estaca más bien,
potro acoyarao recién
parecía lo inotizaba,
y en pocos días lo soltaba
aquerenciao ya, también.

Primero me conseguí
un "tobiano" vaso blando
que cuando estaba'mansando
casi casi lo vendí.
Ni bien lo enfrené, salí
en un viaje algo cortón,
se bolea el mancarrón
sin motivo y de repente,
pero curó el incidente
y jue crédito'el montón.

A un "barroso" muy nuevito
-que lo tenían a bañao-
compré casi regalao
en la feria de un pueblito.
Lo esperé y ¡qué pinguito!
Ni bien dentró a pelechar,
ya terminao de amansar
me conseguí un "pangaré",
y a ese si le dediqué
mucho cuidao al montar.

Muy tranquiador resultó
saliendo güeno en la rienda
y en el trabajo de hacienda
ningún otro lo igualó.
A pocos días me ofertó
el puestero'el otro lao
un mestizón "colorao"
qu'él no lo pudo amansar,
más lo supe acomodar
sacándolo muy probao.

Un hermoso potro "oscuro"
en la sortija gané
y a poco que lo monté
le divisé gran futuro.
Hasta en la piedra seguro
y aunque'ra'lgo escarciador
me resultó encarador
que ante nada se negaba,
por eso lo reservaba
pa'l entrevero mejor.

Un "overo" bien chorriao
me traje de Baradero,
se lo negocié a un tambero
que muy poco lo había'ndao.
Estaba medio amansao
y al ponerlo a trabajar
medio se quiso aplastar
pero al tiempo reacionó,
y ese sí que me salió
mansito pa'desfilar.

De Puán, un pago surero,
traje de una sola vez
por lo barato, a tres
de un amigo chacarero.
Un "tordiyo" coscojero,
un "azulejo" y un "ruano",
cabayo éste, soberano
por mansejón y dispierto
pa'l trabajo en campo abierto
y con el lazo, baquiano.

Pa'trabajar ya tenía
pero también patacones
y esas grandes ilusiones
que a diez pingos yegaría.
Sin pensarlo mucho, un día
hablando con un muchacho
que los compraba pa'l tacho
apartó un lindo "rosiyo",
y yo agregué un "doradiyo"
rabicano, con penacho.

Un crimen hubiera sido
el no haberlos apartao
por ese gran resultao
que de'yos he conseguido.
Ansí les he describido
esa tropiya de diez,
que al recordar cada vez
yo los chiflo y en montón,
se'ntablan al corazón
y aclaran mi lucidez.

Mi recao

(Pintura: Pepe Gonzalez Guerrico)

Es de soga mi recao,
poco tiene pa'lucir,
pero mucho que decir
las pilchas por separao.
Campero y bien trabajao
en güen cuero es el bozal
y hacen juego por igual
las riendas y cabezadas,
freno de simple barbada,
coscoja tradicional.

Una bajera de lona,
bastante grueso el mandil
que's de lana mil por mil
y de suela la carona.
Una matrita cortona,
bastos de suela, sureros,
correones de grueso cuero
y bien ancha la encimera,
con su gauchita'sidera
trabajada con esmero.

Muy juertes las estriberas,
estribos del sur, de suela,
bien clavadas las tachuelas
semejando una madera.
La cincha, a mi manera
con letras por iniciales
de los dos lao ¡bien iguales!
y manea desprendedora,
de grupa las boliadoras
de dos bolas desiguales.

De seis el lazo trenzao
-medio cortón y senciyo-,
algo negro el cojiniyo
y por debajo aforrao.
Va totalmente tapao
con sobrepuesto'e carpincho,
con el pegual que lo cincho
y ya una vez enfrenao,
agradece'mocionao
mi ensiyao, con un relincho.

De mi facón va colgao
un rebenque cola'e vaca,
de la vaina se destaca
un hermoso ribeteao,
sostenido y apretao
por campero tirador;
y un poncho reparador
que ya tiene sus galopes,
son pilchas de Agustín López,
lo que ordene, servidor!

02/1980

(Pintura: Pepe Gonzalez Guerrico)

El nochero


Mansejón "tungo" nochero
si supieras conversar
¡cuánto tendrías pa'contar!
p'hacer un verso campero.
Hablarías de un aguacero
que'l lomo te taladraba
o de una noche que helaba
y vos sin capa y sin techo,
ni el más mínimo pertrecho
si un ventarrón atacaba.

Perros alerta en ladridos
cuando algo estraño sentían
y también como gemían
en lastimeros auyidos.
Lechuzas con sus chistidos
y buscando de comer,
comadrejas que al tener
la ranchada medio cerca
ejercían su don de terca
dentrando al anochecer.

De algún peludo rondando
y el zorrino con su aroma
que cada tanto se asoma
a su comida buscando.
Un rejucilo anunciando
el trueno que'stremeció
y aquel rayo que cayó
por áhi cerquita nomás,
ponía en la noche, además
un susto que ya pasó.

Tal vez alguna ración
de la parva te habrán dao
por el potrero pelao
de aquel invierno secón.
Es que'n cualquier apurón
debías estar despierto
y en madrugones ¡por cierto!
bien listo pa' la montada
y juntar la cabayada
a campo grande y abierto.

Con alimañas luchar
en las noches humedosas
y en sus voces estruendosas
algo el tero denunciar.
Muy de a ratos dormitar
parao como centinela
y esta décima espinela
que usa el paisano surero,
también dice que "el nochero"
yevó chicos a la escuela.

sábado, 14 de abril de 2012

La bolsa de arpiyera


El día que te inventaron
naides habrá calculao
todo el uso que te han dao
en las cosas que te usaron.
De nuevita aprovecharon
tu tejido resistente
con un yeno permanente
levantao en la ocasión,
o colgada en el galpón
pa'la cosecha siguiente.

Tanto coserte la boca
y tirarte las orejas
te jueron golviendo vieja
aunque no una cosa tioca.
El calador te provoca
una herida que no cose,
y hacían con vos pa'las doce
la bandera de avisar,
a la hora de almorzar
pa'que te vieran con goce...

Yo te usaba en el recao
de carona o sudadera
y hecha cincha chacarera
con un prolijo doblao.
A un bagual recién montao
servís pa'el ojo tapar
y yo te sabía atar
tantas veces a los tientos,
con destintos alimentos
que solían encargar.

Pa'pelar, en la carniada,
o en la melga, de bandera,
y limpiar la volcadera
anterior a la engrasada.
También te he visto doblada
en el asiento'el arao,
en los días que había helao;
y te vide cuando el pión,
hacía de vos un colchón
y hasta lo hubieras tapao...!

De improvisao capuchón
pa'no mojar la moyera
también sirvió la arpiyera
y pa'tapar el recao.
Yo la vi de cortinao
hasta en una jinetiada
-¡pa'l que no paga la entrada!-,
y en un asao pa'l pueblero,
vos juiste mantel campero
bien abierta y bien lavada.

Diste calor a mis pies
en los suecos o en las botas
si las medias'taban rotas,
y te tiraba después...!
Hoy maduro, ya lo ves,
de mi estirpe chacarera,
una décima surera
con desparejos renglones
resalto tus condiciones
vieja bolsa de arpiyera...!

En artesano morral
pa'l'avena de un cuadrero
también tu usó el chacarero
si no había otro material.
Pa'l moquiyo -que'ra un mal-
se te usaba pa'un ahumao
y de lo que he recordao
es una parte nomás,
porque en muchas cosas más
en el campo se te ha usao.

jueves, 12 de abril de 2012

Mi sombrero

(Foto de Agustín Alberto López)

Te dio forma un artesano
aplicando la sapiencia
con su pasmosa paciencia
y caricias de su mano.
Con tu copa de paisano
y tu muy negro color
supiste darme el calor
que precisó mi cabeza,
y del ala, la tibieza
cuando un sol abrasador.

Cuántas veces me he mirao!
ayí en ese mesmo espejo
y aunque cada vez más viejo
con vos me hayaba cambiao.
Es poco lo que te he usao
cuando anduve de pueblero
pero andando de campero
yo nunca te abandoné,
solo a veces te saqué
pa'un saludo placentero.

Siempre juiste bien tratao
y tras de cada jornada
en tu caja redondiada
panza'rriba acomodao...
que ya muy bien cepiyao
mi "Patrona" te guardaba
y algunas veces t'echaba
una bola'e naftalina,
como proteción, ansina,
si algún bicho te acechaba.

Cuando sentao a comer
medio cerca te colgaba
ya que al pronto te'strañaba
y te volvía a poner.
Me ha gustao poderme ver
cuando el sol me ha retratao
y en mi sombra recortao
era en mostrarse primero,
¡la figura'e mi sombrero
pa'l lao derecho ladiao!

La cadena

(Foto de eslabones originales de las cadenas de "La vuelta de Obligado" = Peso: 3.100 gr./ Largo: 23 cm./Ancho: 14 cm./ Espesor: 33 mm.)

Con distintos eslabones
o argoyas en cada punta
te vi en los tiros en yunta
y forrada en ocasiones.
Atada a los balanzones
juiste cuarta del arao
y material apropiao
pa'juntar los dos yuguiyos,
y te usaron en los griyos
a los pies de un castigao.

Pa'tener un perro atao
y pa'cerrar la tranquera
o de vaya, ni que fuera
preservando el otro lao.
De retranca la han usao
en carros, y de manea
y aunque muy crioyo no sea
me sivió de boliadoras,
cuando ideas malhechoras
en sus juegos uno emplea.

Pa'cuartiar a un encajao
o que no mame'l ternero,
la barbada del apero
y en palancas del arao.
Al colgar un alambrao
en un techo se la ve
a más, yo recuerdo que
en los distintos jagüeles,
eya cumplió dos papeles
que al seguir, esplicaré.

Pa'sacar el agua a mano
pa'l consumo de la gente
la interminable vertiente
subía en baldes al yano.
Y el bicho más orejano
también se yegó al jagüel
donde'l pingo manso aquél
y el boyero cumplidor,
yenaban a volcador
y con la cadena fiel...

La vi d'eslabón cuadrao
en herramientas rurales
y ayudó a las tropas liales
en "La Güelta de Obligao".
Pa'estirar un alambrao
se la ve'n un aparato
y en su hechura tiene un trato
especial, la retorcida,
y en tres tiras estendidas
se vió en balanzas de plato.

Rebordiando un monumento
o hermosiando algún yavero,
la retranca del sombrero
y en pulseras del momento.
En un camino barriento
de pantaneras, se ha usao,
pa'un colgante regalao
o pa'l antiguo reló,
pero hoy la declaro yo:
¡la gran novia del candao...!

(Foto: Osvaldo Colman)

El alambre


Ayá en el siglo pasao
Don "Ñuton" te trajo acá
en un barco dende ayá
pa'su primer alambrao.
¿Qué fiero te habrá mirao
entonces... aquél gauchaje?
Si pa'cambiar de paraje
lo obligabas a un rodeo,
y marcaste el confín, creo,
de aquel chúcaro vacaje.

Y aquél ganao cabayar
de interminables manadas
sus libertades castradas
vio en suelo, al retozar.
Y te hiciste rispetar
con tu púa dentradora
si la hacienda pechadora
hizo intento de voltiarte,
pero el poste era una parte
de'sa moda alambradora.

Y ansina vimos mezclao
al púa y al dulce liso
¡y qué peligroso se hizo!
dominar el acerao.
Y que lindo un alambrao
si lo ha hecho uno que sabe,
cada variya que trabe
es un lujo pa'mostrar
y el esigente apreciar
l'habilidá que el cabe.

En las chacras aprecié
en un yuvioso domingo
ver añadir a'lgún gringo
viejas riendas de un charré.
¡Cuántas veces yo te usé!
con un caracú pelao,
y tras corto revoliao
a un pajarito apuntaba
y como nunca acertaba
mascuyaba mi entripao.

La ruedita con el gancho
popular juguete se hizo
y abrazao por el chorizo
juiste la arteria del rancho.
Aquel cable juerte y ancho
jué carril y pa'cuartiar,
y sabíamos usar
si venía el acopiador
como gancho agarrador
del ave, pa'negociar.

Ricuerdo haberte usao
como lápiz sortijero
cuando andaba de campero
en un palito montao.
Te he visto también colgao
de los tirantes del techo
con aquél chorizo hecho
dispués de alguna carniada,
lata y boteya asociada
porlas lauchas en acecho.

Siempre un royo en el recao
de un puestero cumplidor
y un apuro, el arador,
con vos vio solucionao.
Cuando un campo muy hozao
una argoya en el hocico
y si miramos el pico
de'sas torres que manean,
es justo, alambre, que vean
tus virtudes que aquí esplico.

Se te usa pa'dividir
en los muros de tristeza,
yo pienso en cuanta bajeza
te hicieron intervenir.
Pero quisiera decir
-pasando a un campo mejor-
que hay quien pone mucho amor
cuando te tiene'n sus manos,
se destaca entre paisanos
y es el güen alambrador.

Tiempo de Antes


A través de su tranquiar
Sandalio Cuevas, en Puán
se jue formando un imán
pa'quien gustase "probar".
Hombre difícil de arriar
y, aunque güen trabajador
a veces, el mostrador
a su genio lo pialaba,
y si no se disgraciaba
mareaba a su contendor.

Y ansina sin provocar
se vió en varios entreveros
con lejanos forasteros
que lo solían rastriar.
Y jue un continuo rumbiar
gambetiando la partida
buscando el hombre a su vida
la paz de un alero manso,
tratando de dar descanso
a su permanente juida.

Pa'l lao del norte'nfiló
a pagos desconocidos
andando por escondidos
cayejones que'ligió.
Pero el destino pechó
al Sandalio malamente
y lo torció de un repente
pa'l "Almacén El Torito",
ande cumplió el hombre'l rito
de bebedor consecuente.

Y dio la casualidá
que parao en un rincón
'taba Genuario Almirón
mal yevao y sin bondá.
Es que su natalidá
-ayá en el Pago de Alsina-
venía de laya ladina
y su fama de taimao,
lo hayó siempre muy raliao
de tuita gente vecina.

Y jue cruzar las miradas
más punzantes que un facón
soltando al punto Almirón
sus sabidas "invitadas":
-"Ya están dos güeltas pagadas
(al pulpero le gritó)
y acá cuando pago yo
naides entra a recular..."
-"Yo, terminé de tomar"
el Sandalio contestó...

Olfatiando un encontrón
pa'la puerta unos rumbiaron
mientras otros se apostaron
como haciendo cayejón.
El Sandalio, mansejón
no dio indicios de peliar
pèro entró a desenvainar
el Genuario y a su paso,
el poncho enroyó en el brazo
encarando en su tranquiar.

Y ya no hubo más que hacer
entre amago' y reculadas,
esquivadas y atajadas
daban pruebas de un valer.
Parecía retroceder
Cuevas en algún momento
y hasta se lo vio algo lento
cuando una ocasión ¡de fijo!
pudo haberle hecho un barbijo
o dejarlo sin aliento.

Pero el de Alsina insistía
y hasta a veces insultaba
a pesar que reculaba
cuando Sandalio quería.
Al ver éste la porfía
muy dentrada en Almirón
como empujao de un envión
lo apuró con los remedios,
y no encontró el otro, medios
pa'parar tal ventarrón.

Lo iba yevando apurao
varios metros del local
y ya contra un ventanal
sucedió un hecho aislao;
Almirón, muy asustao
con una rapidez ¡flor!
charquiando hasta el propio honor
sacó un chumbo y le apuntó,
y Sandalio le asestó:
-"No lo sabía cazador..."

Con semejante respuesta
quedó helao el Almirón
dejando una sensación
de'vitar otra como esta...
-"Amigo, esto no le resta
-dijo Cuevas- valentía
porque usté, aunque podía
liquidarme de un balazo,
prefirió darme'ste abrazo
que's mi mayor alegría...!

(2/1995)

martes, 6 de diciembre de 2011

Lucho por lo gaucho

(Dibujo: Daniel Boh)
Hoy 6 de Diciembre se celebra el día nacional del GAUCHO...
CELEBRAR ES HACER PRESENTE....
¡¡Feliz Día mi gente!!
..............................................

Tuita la vida he luchao
pa'que al gaucho se lo almire
y que no se lo mal mire
como a un ser mal entrazao.
Si alguna vez ha peliao
en tiempos del chiripá
sin el motivo que dá
un entripao consistente,
era porque jústamente
no tenía escolaridá.

Por áhi indebidamente
lo habrán visto perseguido
y de "mal entretenido"
acusao muy malamente.
Y ansina es errónamente
como una imagen se creó,
y pa'sus votos lo usó
muchas veces el caudiyo,
con un cuentito senciyo
que hábilmente le inventó.

Si de copas se vandió
deberemos de pensar
que no encontró otro lugar
un domingo que salió...
Es que ayí, donde él vivió,
solo había deslación,
y era obligao el rincón
pa'vivir sus alegrías,
yegarse a las pulperías
como buscando riunión.

¿Y quién, en guerras luchó
sin mezquinas ambiciones
y con tantas privaciones
que naides agradeció...?
¡Qué poco se le brindó
a este señor de los yanos...!
mas pa'peliar con hermanos
-que yamaban "el salvaje"
esplotaron su coraje
mandamases inhumanos.

Hoy te veo en jinetiadas,
en desfiles o en fogones,
con muchos menos galones
que en tus épocas pasadas.
Mis luchas están fundadas
que con lo que han estudiao
dejen bien representao
al que forjó la Nación
¡que's esa la tradición
que a mi siempre me ha gustao!

El bañao de "La Yupanqui"

(Pintura: Duilio Pierri)

Nunca supe la extensión
de aquél inmenso bañao
que'staba siempre habitao
de fauna y vegetación.
Es que'n cualquier estación
a pastoreo se alquilaba,
de'sa forma se mezclaba
el cabayar y el vacuno
y hasta se supo de alguno
que orejano, ayí pastaba.

Los rústicos pastizales
de'sos paisajes variaos
se mantenían separaos
de diferentes cardales.
Las lagunas son uncales
cerca de los tembladeros
que con los mimbres costeros
del arroyo "La Cañada",
daban fe de güena'guada
en los transitaos senderos.

Un contorno desigual
con alambraos ya viejones
y en partes, muchos zanjones
al arroyo dan caudal.
Y algo que's fundamental
en el campo con ganao:
ni un montecito plantao,
solo aquel torcido sauce
-como abrevando en el cauce-
y algún talita raliao.


Pasto juerte, cortaderas
y un solo "Agar-Cross" había
y algo distante, tenía
de alambre, unas tres tranqueras;
una sola de madera
-que jué la que más se usó-
contre eya se arrinconó
una tropa pa'l aparte,
en donde mostró su "arte"
más de un paisano que arrió.

Solo había un par de lomadas
que siempre al amanecer
las dos se solían ver
muy densamente pobladas.
Sabandijas en bandadas
picaban los animales
que'n las luchas desiguales
al buscar de amontonarse,
áhi trataban de librarse
de tan incómodos males.

¡Tantas aves, qué primor!
Liebres, peludos, perdices,
vizcachas, nutrias y cuices
como adornando el verdor.
No hubo lugar mejor
que la vida me haiga dao
pa'verme representao
en mis gauchas correrías,
que hoy son las memorias mías
de lo que jue aquél bañao.
(Pintura: Rodolfo Ramos)
(30/10/05)

Mi rebenque de trabajo

(Foto: Daniel Sempé)

¿Cómo no te viá querer...
aunque te haiga jubilao?
Si a la par has trabajao
en el campo y su quehacer...
Vos sos parte de mi ayer
en mis viajes de resero
y si no juiste'l primero
sí el que más me acompañó
por eso hoy te guardo yo
aquí, debajo'el alero.

Tal vez por no ser comprao
es que tanto te venero
ya que tuito hombre campero
sabe hacer un retobao.
Y tras de haberme agenciao
un cuero bien elegido
después de haberlo cosido
en la forma más prolija,
te hice una gaucha manija
acorde a su cometido.

Busqué un palo de membriyo
pa'que'l cabo resistiera
a la prueba más campera
sin salir de lo senciyo.
Y queriendo darte briyo
algo larga preferí
la lonja que te elegí
y con su güen espesor,
p'hacer sentir el rigor
cuando a usarte decidí.

Y no siempre un redomón
tu lonjazo mereció
ya que una vez lo ganó
algún perro cimarrón.
Y a'quel toro querendón
que a una vaca prefería
tras de una ruda porfía
le quedó el lomo marcao
cuando contra el alambrao
lo yevé ande yo quería.

Otra güeta un resabiao
te volqué por su testera
pa'que alguna vez supiera
que la lonja, había empuñao...
Y también algún mamao
me obligó a que lo acostara
pagando ansina algo cara
solo nomás, la intención
de manotiar el facón
sin que yo lo molestara.

Cuando tuve que tusar
algún chuzo cosquiyoso
era cuasi riguroso
que lo debía amordazar.
Tambíen te supe de usar
como "palenque" acostao
-pa'l que'staba acostumbrao-
aunque juera campo abierto,
ni se movía, ¡por cierto...!
de una rienda a vos atao.

Colgando de mi facón
te ponía si desmontaba
y a la lonja la'nudaba
si dentraba a'lgún salón,
pero antes un sacudón
a mis botas, vos le dabas,
y la tierra le sacabas
en los tiempos de sequía,
y entonces ya te ponía
ayí donde descansabas.

Y me ricuerdo aquél día
con mi timidez de humano
en que juí a pedir la mano
de la china que quería;
a dos manos, te tenía
en una siya sentao
y en vos había descargao
la viviencia del momento,
y ese crioyo asentimiento
me lo tenés atestiguao...

(4/1989)
(Foto de Armando Deferrari)

sábado, 5 de noviembre de 2011

De recorrida

(Pintura: Francisco Madero Marenco)
Después de larga matiada
ensiyo siempre el nochero
poniéndole cada apero
con la pausa acostumbrada.
A los tientos, bien atada,
una bolsa de herramientas,
encerao pa’ las tormentas,
alambre, por si han cortao,
y un lazo por mí trenzao
que ya tiene algunas mentas.

Buscando algún abichao
en la hacienda, voy tranquiando,
mientras sigo vigilando
el tiro del alambrao.
Un perro de cada lao
van haciendo de laderos;
el alboroto ‘e los teros
da melodía matinal
y hacen coro musical
con su canto, los horneros.

Lagunas, lomas, uncales,
los talas desparramaos,
unos cardos resecaos,
varias clases de animales;
bordeo los tembladerales
por si alguno empantanó,
y el “Picazo” que avistó
a lo lejos, un caído,
con desconfiao resoplido
a mi orden se le acercó.

Un lindo noviyo holando
de noche’ncontró la muerte,
tal vez... por el trébol juerte
que de apoco va asomando.
Dispacio lo juí cueriando
pa’ sacarlo sin cortar,
porque lo quería guardar
como adorno pa’ la pieza,
o justo abajo ‘e la mesa
pa’ risguardo ‘el pisotiar.

Seguí dispacio tranquiando
y ya con el cuero en ancas
del picazo patas blancas
que soplaba, disconfiando.
Estaba un toro escarbando,
otro balaba enojao
y un tercero prieparao
pa’ trenzarse’n la topada,
y más ayá una yeguada
que’l padriyo ha’montonao.

Al pasar, a un esquinero
lo vi que estaba tumbao,
(al “pión” se lo había ladiao
el correntoso aguacero);
parao al torniquetero
tras de un rato lo dejé,
ansí a mi rancho yegué
con la gran satifación
de cumplir bien la misión
que a diario m’encomendé.
(Pintura: Francisco Madero Marenco)

viernes, 24 de diciembre de 2010

Mi traje pa'l chacaneo


Al sentarme en la catrera
apoyo los pies a gatas
encima'e las alpargatas
y me visto a mi manera.
Un fosforito "Ranchera"
y ya el candil alumbrando
primero, me voy fajando
pa'preservar los riñones,
y tras d'eso los botones
de la camisa abrochando.

La bombacha, de parao
siempre me gusta ensartar
anque'ntre a trastabiyar
y a veces me voy pa'un lao.
Luego de güelta fajao
si es invierno, va un abrigo
o de no, entonces prosigo
las bigotudas calzando,
y con el dedo ayudando
a que dentren, las obligo.

Me lavo y voy a matiar
y cuando estoy por salir
me termino de vestir
antes de irme a ensiyar.
Tras el pañuelo anudar
va la gorra o el sombrero,
y según esté'l potrero
de regao, por el rocío,
o si es que castiga el frío,
calzo mis botas de cuero.

Mi cuchiya bien filosa
-con la chaira, se yevar,
por si toca de cuerear-
y en mi cintura reposa.
Si es mañana tormentosa,
siempre agrego a mi recao
un muy rústico encerao
debajo del cojiniyo,
y completa esto senciyo
un poncho pampa gastao.

viernes, 23 de octubre de 2009

Un canto a la yerbera...


Quiero cantarte yerbera
como se lo hace a una china
ya que vos sos femenina
y el rispeto es mi manera.
Es por décima surera
que'n los renglones rumbeo
y de acuerdo a lo que creo
te volcaste pa'l dulzón
ya que'l mate cimarrón
muy junto a vos, no lo veo.

Yo tampoco te doy uso
por gusto y por tradición
pues en mi rancho un latón
pa'la yerba, se dispuso.
Pero aclaro, que no acuso
a quién sos la compañera
si en mi casa chacarera
vos estabas siempre lista,
junto al mate y a la vista
a un costao de la marlera.

Te vi en rústica madera
a veces, grande y cuadrada
o también la redondiada
más pitucona de ajuera.
Jue normal que se te viera
ande había una mujer
pues acaso, pa'l querer
la china, se dulcifica,
y estando yena eras rica
porque tenías pa'ofrecer...

Ya viniendo a los poblaos
te conocí mas coqueta
con "toques" de moza inquieta
y "formas" por tuitos laos.
Entonces vide esplayaos
los lujos artesanales
ya con otros materiales
y en el centro de una mesa,
no sé que's lo que más "pesa"
si vos, o adorno florales...

Tal vez te parezca raro
que aquí te canta un paisano
pero un sentir campechano
a mi tiempo, le hizo un claro.
Es que yo siempre reparo
en lo que un servicio'frece
y no es preciso que'sprese
que sos parte del folclore,
¡Si hasta has hecho que yo añore
la que de mi madre fuese...!

Hecha con dos calabazas
ya sos un lujo que ufana
al mate, que se te hermana
y hacen más juertes las razas.
Vas a estar en muchas casas
incluso, del esterior
pues hay un crioyo Señor
bien propuesto a hacer escuela,
y es el "matero" Scutella
hoy, tu gaucho soñador..

jueves, 22 de octubre de 2009

Como quisiera mi pingo


Raza crioya, definida,
güena tabla del cogote
pa'distinguirse de un lote,
güen tuse y cabeza ergüida;
cola ancha y estendida
a la altura del garrón,
que sea, bien livianón
especialmente de abajo,
que se adate pa'l trabajo
o... pa'salir de "pintón".

Cada oreja bien formada,
manso, pero tranquiador
y que sea encarador
en cualquier atropeyada,
descontao la güena'lzada
y el andar acompasao,
que haya estao bien tironiao
en la boca, sin pasarlo,
y que yo pueda'garrarlo
con un pañuelo estirao.

Me gustaría de que juera
de pelo tradicional
y los vasos, por igual
tuitos negros, los tuviera.
De una cuarta bien entera
entre medio'e los brazuelos,
que no ande mirando el cielo
y encare las zanjas bravas
que no se fabrique bavas
o vaya enfrentando el suelo.

Que no estrañe la comida
de cualquier tipo que sea,
por si una vez escasea
que sea de laya sufrida.
Que me de´l frente enseguida
cuando lo voy a enfrenar
y no lo vea tutubiar
si está lejos y lo yamo,
que hag'al galope ese tramo
y escuche su relinchar...