lunes, 28 de marzo de 2016

Quien me quita lo bailado (Chamamé)

(Pintura: Molina Campos)


Dice mi suegra
que iré al infierno cuando me muera,
me las aguanto que voy hacer.
Pero ni el Diablo
le saca el gusto a mi calavera
de haber cantado y haber bailado
este chamamé.

Cuando soy rico
yo pa tenerle miedo a la muerte
tengo la suerte del yacaré.
Vivo del río
juntando siempre pa'la pelada*
si no me lleva la correntada
pa'Santa Fe.

Estribillo:
No es que me guste la diversión
sino que pide mi corazón
caña y bailongo
para sacarse la comezón.
Que en la semana vos lo sabés
la paso a mate y a tereré*
dele aguantarme
para bailarme mi chamamé.

Vení guainita*
le demos gusto a la güesería*
nos sobra el tiempo
para llorar.
Pa'un tape* pobre
no hay más fortuna que la alegría
de chupar caña y darse maña
pa'enamorar.

Tengo la piedra
de imán pa'trairte de donde quiera
y una plumita
de caburé.*
Que sigún dice
doña Rufina, la culandrera*
pa'l mal de amores no hay medecina*
como el payé.*


Vocabulario:

*"pa' la pelada": uso para referirse a la muerte sin nombrarla.

* tereré: Mate de yerba servido frío.

*guainita: en el litoral argentino se le dice así a la "mujercita".

*güesería: por montón de huesos.

*tape: lo usan los guaraníes y pueblos del Guaira para referirse al "petiso". Peón del litoral. Camino: en guaraní.

*caburé: lechucita o búho; ave de unos 16cm de tamaño. En Argentina hay 3 especies. (No confundir con el alilicucu). En nuestra región pampeana puede verse el caburé chico ("Glaucidium brasilianum) Son bastante diurnos pero son mas frecuentes en la noche. Confiados. Responden a la imitación de su voz. (Sin orejas). Cara simulada en la nuca. Cejas blancas. Barba y y gargantas blancas separadas por un collar pardo. Son acosados por otros pájaros. Se alimentan de toda clase de mamíferos, aves, reptiles, peces e insectos.
Poseedor de variadas leyendas se cree que su chistido atrae la mas variada cantidad de pájaros eligiendo luego la pieza de su agrado, la hipnotiza y devora...  con su aleteo estruendoso, ahuyenta a las demás. De ahí es que existe la creencia de quien posee una de sus plumas le ha sido traspasado su poder pa hipnotizar...y atraer la buena fortuna en los negocios, la guerra, el juego y ...las  señoritas!
Otros nombres: Cabureí y el Rey de los Pajaritos...

“Porque el corazón del caburé con ser tan chiquito está lleno de brujerías y de ciencia”, Don Segundo Sombra. (Ricardo Güiraldes).

Apuntes de leyenda sobre el Caburé:

Ambrosetti cuenta que en cuestiones de amor no hay nada más efectivo que el payé (o amuleto) hecho con una mezcla de plumas y sesos de caburé con bermellón. Este talismán era muy usado en las provincias de Misiones y Corrientes, donde un indio Chunupí, le quiso vender uno de estos payé diciéndole que era bueno para conquistar “chinas”.

Los payé eran elaborados por los chamanes a pedido personal de los interesados. Se hacían metiendo en una bolsita llamada guayaca, dos plumas de caburé, una piedrita imán y una pizca de contrayerba, taropé o caápia (Flaveria trinervia). La guayaca se lleva colgada del cuello, tratando de que quede bajo el brazo izquierdo y sin abrirla jamás.


No hay acuerdo sobre cuáles son las mejores plumas para el payé, se dice que son las de abajo del ala izquierda, o bien la séptima remera de dicha ala o bien las plumas del álula. Si el payé es para asuntos amorosos, bastará con colocar dos plumones, pero si se hace para obtener dinero, convendrá poner dos plumas más grandes. De todos modos se aconseja no matar nunca un caburé para sacarle las plumas sino que las más efectivas son las que se le desprenden solas.

Conservar el corazón de un caburé en un frasco con agua bendita otorga grandes poderes: ver a través de las paredes, las ropas y los naipes tapados, y escuchar a grandes distancias las voces de la gente. El que escribe con pluma de caburé obtendrá los favores del o la destinatari@ de la carta. Quien logre mantener un caburé vivo en su rancho gozara de mucha suerte en su vida. Esto no parece difícil ya que según Giai: “Se adapta muy bien a la cautividad, aunque es un tanto apático e indolente y deja de reconocer a sus dueños, abandonando la casa si se lo pone en libertad.”

Según Bertoni el poderoso padjé o  payé consiste en “una mosca (mberú) parásita que habita bajo el plumaje de esta ave, viviendo á su expensa. La famosa mosca (que la he visto en él y en otras muchas aves), es de aspecto algo así como una garrapata con alas, larga 8 mm., muy aplastada y de color pardo claro, sumamente rápida y ágil para ocultarse bajo el plumaje; en fin científicamente no tiene nada de mosca.”

El hombre que posea esta mosca como payé “puede ser dueño absoluto de la voluntad de todas las niñas que quiera, y hasta ellas mismas lo buscan y siguen como los pajarillos hacían con el Kavuré-í.” Pero conseguir ese talismán resulta sumamente dificultoso: “En primer lugar hay que cojer al Kauvré-í vivo, el día viernes, no otro día; luego hay que quitarle la mosca antes que pueda moverse; lo que es bastante difícil, porque además de moverse, ensangrentaría las manos, pues su ferocidad es extraordinaria (...) Hecho esto, se da libertad al ex-dueño del padjé, el cual según dicen, se vuelve estúpido y cobarde después de quitarle la mosca y los pajarillos ya no le hacen caso.”

La mosca se conserva hasta el Jueves Santo y a la noche de ese día hay que llevarla muy adentro del bosque, tanto que no se escuche el canto del gallo. Allí se encienden velas y se pasa toda la noche velando la mosca.

“Cuando llega la media noche empieza á oírse los más extraños ruidos infernales que la imajinación pueda concebir; ya parece que tiembla toda la tierra, ya se oye en torno de sí atronadores rujidos de fieras; cuando más se acerca la madrugada, más redoblan los ruidos. Por último se ven acercar, fieras y animales monstruosos, que dicen son los habitantes del infierno y haciendo ruidos espantosos, llegan en ademan agresivo. Este es el momento crítico y la mayor parte huyen espantados, dejándolo todo; pero el que llegase á imponerse al espanto hasta el alba, hora en que desaparecen todos los habitantes del infierno, tienen un talismán milagroso.”


Si no se puede lograr la mosca hay que contentarse con algunas plumas del ave, especialmente las de la fase rojiza o kavwei-puihtá. Esta superstición debe tener origen en la presencia de moscas parásitas de la familia Hippoboscida en los caburé, por ejemplo la especie Ornithoica (Ornithoica) vicina que parasita numerosas especies de aves sudamericanas.

Los qom del Chaco también fabrican con plumas de tonelec (caburé) un talismán o iyaxaic que les permite la conquista amorosa como posesión de otra persona. Pero si esta posesión lleva al maltrato, el efecto del iyaxaic se invierte y el que lo utilizó se vuelve melancólico, triste y solitario. (Extractado del blog www.historiaszoologicas.blogspot.com.ar ( "Historias Zoológicas" del Dr. Alex Mouchard )

Vidala del Nombrador



(Foto: Gabriel Durdos)



Recitado: 


Yo soy aquél cantorcito, 

yo soy el que siempre he'i sío, 
no me hago ni me deshago
y en éste ser nomás vivo.
-----------------------------------
Vengo del ronco tambor de la luna
en la memoria del puro animal.
Soy una astilla de tierra que vuelve
hacia su oscura raíz mineral.

Soy el que canta detrás de la copla,
y el que en la espuma del río ha'i volver,
paisaje vivo mi canto es el agua
que por la selva sube a florecer.


Solo de Baguala:

Yo soy quien pinta las uvas
y las vuelve a despintar.
Al palo verde lo seco
y al seco lo hago brotar.
-------------------------------------
Nombro la tierra que el trópico abraza
puente de estrellas cintura de luz.
Y al corazón maderero de Salta
subo en bagualas por la noche azul.

Vengo de adentro del hombre dormido
bajo la tierra gredosa y carnal.
Rama de sangre, florezco en el vino,
y el amor bárbaro del carnaval.
--------------------------------------
Apenitas soy arjona*
nombre que no se ha'i perder.
Aunque lo tiren al río
sobre la espuma ha'i volver.


Vocabulario:

*Arjona: es de origen español y significa "de donde proviene el oro".
                                                             ----------------------------------
El apellido Arjona es originario de España, es toponimico,es decir era una formula muy común de formar el apellido, añadiendo al nombre el lugar de nacimiento, de residencia, etc.

Las raíces del nombre del enclave son antiquísimas, en época romana era conocida como Urgavo Alba y tras la conquista musulmana paso a denominarse Qal'at Aryuna.

En Aryuna nació Mohamed ibn Yusuf ibn Nazar, mejor conocido por el nombre de Al-hamar (el rojo) futuro primer Emir del reino de Granada.
Tras la batalla de las Navas de Tolosa finaliza el periodo almohade y surgen los denominados Terceros reinos de Taifas.

La poblacion de Aryuna y su comarca formaban parte de la Taifa de Murcia. En el año 1232 Al-hamar se rebela contra esta y se proclama Sultán de Arjona, naciendo asi la Taifa de Arjona, que habrá de ser el germen del futuro reino nazarí de Granada.

En el año 1244 tras el acoso de las tropas cristianas del rey Fernando III Arjona es conquistada y repoblada.

El caballero Alfonso, natural de Comares es uno de los conquistadores y pobladores de gran fama, siendo el, el que inicia el noble linaje de los Arjona, apellido claramente toponimico al adoptar el nombre del enclave conquistado. He aquí, por tanto, un ejemplo de lo fácilmente que se podía mudar de apellido en razón de los intereses en el siglo XIII.
El Escudo de Armas de los Arjona esta formado por:
cinco puntos de Azur equipolados por cuatro de oro.

Azur(azul)que simboliza el agua, continuidad de la vida, nobleza, belleza, castidad y fidelidad.

El esmalte color oro (amarillo), es el símbolo del sol, origen de la vida, sus características espirituales corresponden a la fe, clemencia, templanza, caridad y justicia.

Dicho esmalte señala a la familia con el mas noble de los metales.

sábado, 26 de marzo de 2016

Simplemente mujer





Yo sé que la luz nunca más,
otra vez del pasado regresa,
y siento en el fondo del alma,
el deslumbramiento genial del amor;
te vuelvo a inventar como eras;
un sueño hecho carne de mi corazón.

Mujer, simplemente mujer,
un poema de carne inocente;
el ser en que vuelvo a la vida,
desde la escondida voluntad de ser;
te amo y desde tus entrañas,
llegaré mañana los sueños a ver.

Tu eres mía y soy tuyo,
para siempre ha de ser;
porque el íntimo orgullo,
es darte el capullo del amanecer;
el cuerpo y el alma te entrego,
por la luz y el fuego de hacerte mujer.

Yo bien sé que no puedo ser,
el príncipe azul que soñabas;
y soy solo el hombre que te ama,
que de tus entrañas vuelve a renacer;
el viento que siembra y te nombra
besando tu sombra de hembra y de mujer.

La madre es un gesto de Dios,
que viene a dejar su ternura
y eres la hermosa creatura,
en donde perdura el eterno amor;
hagamos la raza futura,
que será más pura perdonándonos.

Tú eres mía y soy tuyo....


lunes, 14 de marzo de 2016

Romance para Don Miguel Gutierrez






I

Es vísperas de elecciones
y el pago está como brasa,
que la sangre todavía
se orea en las hondonadas,
y encima del armisticio
quedó el odio haciendo guardia.

Es víspera de elecciones
como juese de batalla:

está encinta de presagios
la brisa de la mañana,
y andan mordiendo barbijos
pa'no desmaniar la rabia
corajes de puro nudo
y espinas, como los talas.

Son los piones ganaderos
templados a sol y escarcha.
Puntales de cielos viejos,
que vienen arriando el alba
con la rosa de los vientos
plural para las rodajas.

Los que abriendo cerrazones
con rumbos de clarinadas,
cuando la tierra encendía
revoluciones tubianas,
brindaban tientos del cuero
pa'dir trenzando la patria.




II

De Rocha a Santa Victoria,
treintaicinco leguas largas,
conduce una diligencia
que partió al rayar el alba,
uno d'esos montoneros
"melladores de guadañas".

Gaucho cimbra: a lo palmera.
Miguel Gutiérrez se llama;
recién le pidió al patrón
relevo pa'la jornada
y el hombre lo destrató
con lenguas de la pior laya.

Al montonero, la sangre
se le juyó de la cara;
los carbones de los ojos
se l'encendieron en brasas;
sus cejas, jueron acentos
sobre un odio sin palabras.

Para arreglar la cuestión,
le andaban sobrando agallas,
pero... algo lo asujetó
por el fiador de la rabia;
subió, se secó la espuma
con el revés de la manga,
y el chasquido de su trenza
despenó la madrugada.

Ahora, entre el balanceo
de la galera, que alarga
sobre páginas de sol
la música de sus llantas,
esa ofensa sin cobrar
le viene charquiando'l alma...

Pero hay mujer; hay cachorros
que le aguaitan la llegada
con piquitos muy abiertos
de pichones de calandria...
¿Cómo güelve sin el pan?
Hay que defender la casa.

...Y a la vez, hay que votar;
él sabe bien que la patria
precisa en la paz, su voto
y en la guerra, su tacuara.
¿Cómo cumple si se va?
... si se queda, cómo paga?

Entonces, pone el ideal
en ristre como una lanza;

y rumbo a Santa Victoria,
treintaicinco leguas largas,
envuelto en nubes de polvo
y en formidable alharaca
de crujido de fierraje;
ruido'e cascos, gritos, tralla,
el montonero Gutiérrez
su recio brazo levanta,
fortalecido a rigores
de lazo, pezuña y guampa.

Medio ciegos de sudor
sus ojos mienten dos rayas;
lleva en la abierta camisa
todo el viento de la marcha;
su pecho con sol, parece
resabio de una coraza,
y su melena flamea
como un airón de moharra.

Clarines que se extinguieron
lo están llevando a la carga;

el riendaje, bordonea
la cifra de su gauchada,
trasmitiendo vibraciones
de una voluntá baguala
que estalla en los poderosos
cuartos de la caballada;
baja en espuma'e coraje
de las duras jetas bravas
y hace juego en los ollares
pa'dir quemando distancias...

Sube el sol; la diligencia
tiende una sombra alargada
qeu galopa por la güeya
como una potranca zaina;
parvas de luz mañanera
vienen trillando las llantas.

Y el sol comienza a bajar
como humillao por l'hazaña;
las mesmas leguas, se arrollan
sintiendo l'atropellada.

La tarde se mama'e vino
sobre mesetas lejanas,
y el montonero Gutiérrez
sigue forzando la marcha!...
Sólo ha parao en las postas
el relumbrón de una daga;
sólo se apoyó en el viento;
sólo se durmió en la tralla.

...La noche, enciende un lucero
pa'mirar por donde avanza;
Santa Victoria está cerca.
Cae la sombra, y la perrada
rompe un fuego de ladridos
junto a las primeras casas...

Sienta el tiro en los garrones
como a bichocos de rastra,
y quebrándose el sombrero
da contra el suelo las patas.

Inicia rumbo al corral
un diálogo de rodajas....
Saca un potro zaino negro;
lo enfrena, lo cincha, salta,
y un asombro de candiles
parpadiando en las ventanas
lo ve perderse a lo lejos
como un trueno que se apaga.

... Toda la noche, los grillos
le abrieron sendas calladas...

Su redomón zaino negro
se entreveró con las ánimas
y entre un chistar de corujas
basuriaba luces malas.

No importa! Sabrá cumplir:
prometió en la escuela gaucha,
cumplir; cuando de cachorro
cantaba el himno'e la patria,
y él quiere alzar bien la frente
pa'mirar su azul y blanca,

Miguel Gutiérrez cumplió;
con el sol a media espalda,
Rocha, la de su fogón,
le alzó un saludo de palmas

y los chajases altísimos
lo recibieron con dianas.
Cumplió como los varones
que tienen sangre en la cara.

Votó y arrancó al galope,
como quien dentra en batalla;
y al clariar el otro día,
por el rumbo de la fama,
Gutiérrez sobre el pescante
como un yiribá se alzaba.

Son ciento cuarenta leguas
que no se pitan en chala;
que hay que tener duro el cuero;
corajudo y güena'l alma,
y hay que andar con un ideal
en ristre, como una lanza.



Pa' los buitres



Vayan mis versos marcando
por los senderos de gloria
este sentido homenaje
a quien flota en mi memoria,
a ese que en muchos momentos
le puso gusto a la historia
sin pensar en consecuencias,
aquel que en los entreveros
por defender una causa
se jugaba por entero.

¡Qué lejos está aquel tiempo
en que el hombre se pintaba
por su palabra y su orgullo.
¡Cuántas veces sucedió
que la maldita injusticia
lo obligó al hombre al delito!
Lo decía José Hernández
al mostrarnos Martín Fierro,
y al recordar a Moreira
se nos presenta clarito:
¡El hombre no nace malo, eh!,
sino que lo hace la lucha
contra la gran sociedad.

¿Quién me puede comparar
la libertad de un galope
o tomarse de un respiro
la fragancia que en el campo
brota después de la noche,
agarrar una guitarra,
terciarla por las espaldas
y pegar un alarido
para sentir el coraje
del que lucha convencido?

Lo tildaban de salvaje
porque el gaucho procedía
llevado por un instinto;
asimismo pretendieron
los hombres de la colonia
anular esa figura,
pero todo lo contrario:
Sirvió para que esos “brutos
que no entendían de modales”
limpiaran a nuestra tierra
del montón de gavilanes.

Yo te quiero recordar
como ejemplo de conducta,
y si cabe la consulta
al hombre con experiencia,
quisiera que me respondas:
¿Es que no existe ideal?
¿Se olvidó ya la gauchada?
¿Ya no hay nada que se haga
sin decir “pa’ mí cuánto hay”?

Por eso es que siento ganas
de revolver en la historia
y traer a la memoria
la entereza de aquel hombre
que luchaba fervoroso,
pero pensando también
que quizá sus descendientes
se sentirían orgullosos
al heredar esta Patria,
esta tierra de esperanza,
de trabajo, frustraciones,
 pero que se hace querer,
esta tierra que hoy nos grita
como Fierro nos dijera:
“Si peleamos entre hermanos
nos devoran los de ajuera”.



Romance de la Vuelta de Obligado


Un jinete sampedrino
venía de los bañados
cuando Juan Pueblo mateaba
bajo los talas del rancho.

-"Güenos días, aparcero..."
-"¿Pa´ande rumbea, paisano?"
-"Dicen que vienen los gringos
por la Güelta de Obligado..."

-"Jué pucha con los ingleses
que riniegan del pasao,
y que áura se dan coraje
con los franchutes del brazo".

-"Colijo que disprecean
los pueblos americanos...
Los mandan no sé qué reyes.."
-"¿Entuavía son esclavos?"

...-"y vienen de las Uropas,
dicen, a cevilizarnos.
Y allá, por Inca-la-perra
hay hombres ansí de guapos
que presumen de caudillos
en el país de los gauchos?
-"Güenos días, aparcero...!"
-"Hasta la güelta, paisano".

Juan Pueblo se quedó solo.
Sintió calor en las manos.
Desató su malacara
de las riendas del arado,
descolgó la lanza vieja
de las cumbreras de palo,
caló la espada mohosa,
los trabucos herrumbrados
y la daga caronera;
recogió tientos y lazos,
enroscó “las tres Marías”
en las jergas del recado,
ciñó chambergo de burro,
vistió su poncho pampeano,
calzó las botas de potro
con delantal aflecado,
cubrió de cualquier manera
las mataduras del zaino
y ajustó sobre la cincha
los estribos de venado.

Después soltó la perrada,
besó los gurises flacos,
montó, le sirvió la china
con el adiós, un amargo,
y calladO, simplemente,
tomó la senda del bajo.

Y mas allá del recodo
-cavilando, cavilando-
filtró palabras calientes
la pelambre de los labios:
-"Dicen que vienen los gringos
por la Güelta de Obligado...!"

II

La mañana de noviembre
bajaba de los poblados.
Noventa bocas de fuego
venían desde el estuario,
y eran cuatro baterías
contra buques artillados
en un heroico suicidio:
“Rosas” y “Brown” en los altos,
“Mansilla” sobre las playas
y “Manuelita” de flanco.

Y como fieros vigías
y a manera de centauros
-centinelas de la Patria-
los jinetes colorados:
rastra, camisa, pañuelo,
gorro de manga ladeado,
mientras pintaba la escena
con azules y con blancos
el morrión de los Patricios
de los airosos penachos.
Al tiro de tres cadenas
el buque “Republicano”
y unas cuantas formaciones
de milicos desarmados.


Noventa bocas de fuego
Venían desde el estuario:
Flameaban entre las drizas
Los gallardetes robados.

Una voz rompió la niebla:
--¡Allí los tenéis, miradlos!
¡Recoged el desafío
de los herejes corsarios!
¡ No dejéis que nos arríen
la bandera de Belgrano
sin otra ley que la fuerza
de cañones y de barcos!
¡Que no pasen, compañeros,
antes muertos que vasallos!

Y los aires repetían
-"Oíd el grito sagrado...!"
Noventa bocas de fuego
y el río quedó sin pájaros.

La lluvia de las granadas
--un huracán desatado—
taló sementeras, montes,
sauces, colinas, sembrados.
Ceibos de lágrimas rojas
Se desfloraban en llanto.

Y en la tierra redimida
doscientos cincuenta bravos
de cara contra los juncos
O de espaldas contra el barro,
Sacrificaron la vida
-“¿antes muertos que vasallos!”-
sin luz, sin rostro, sin nombre,
anónimos, ignorados.

Ángeles negros batían
sus alas entre los álamos.

Y dormidos en las islas
cien marineros quedaron
hundidos como raíces
en la arena de los barcos,
o partidos en las toscas
como si fueran guijarros;
y en los taludes de greda
y en los fondos de los charcos,
sonaban aún los ecos
de los sables desgajados,
de los duelos singulares,
de los bramidos de mando:
“no pasaran, compatriotas”
“a la carga, milicianos”
“escuadrones, al ataque”,
“antes muertos que vasallos...”

Y los aires repetían
-"Oíd el grito sagrado...!"

La brisa litoraleña
limpió los últimos vahos
de la pólvora, del humo,
del incendio de los pastos,
del perfume de la sangre,
del sudor de los soldados.
Y cuando llegó la noche
y el río se fue llevando
como jangadas de muerte
mástiles, jarcias y paños,
arboladuras y amarras,
velámenes desgarrados,
insignias y banderines,
drizas, emblemas y trapos,
Juan Pueblo subió la loma,
se empinó sobre el caballo,
revolió su poncho pampa
sobre la cruz del barranco,
y gritó desde la altura
con toda su voz de macho
cuatro palabras hirvientes:

-"¡VIVA LA PATRIA, BARAJO...!"


Apartando pa'la feria


(Pintura: Rodolfo Ramos)



1
Corre un vientito frescón
y el mensualaje emponchao
con el cabayo ensiyao
espera junto al galpón,
yega, saluda el patrón,
da la orden de montar,
dice: “-Vamo’a parar
el del potrero del bajo
y pa’ no tener trabajo
los perros se han de quedar.
2
Si yevamos la perrada
habiendo tanto chicaje
difícil que se trabaje
con l’hacienda alborotada”.
La gente no dice nada
porque tiene la razón,
nu es la primera ucasión
que sus palabras se acetan,
lo quieren y lo respetan
porque’s campero y gauchón.
3
Dejan el casco tranquiando
contentos de su quehacer
y cerca’el amanecer
se va el cielo coloriando;
ahora van galopiando
sin dejar de conversar,
sujetan, para pasar
por la tranquera del bajo
y pa’empezar el trabajo
se’ntran a desparramar.
4
Al poco rato nomás
se oye a l’hacienda balar
empujada po’el gritar
que la va’rriando de atrás;
el patrón y el capataz
han hecho yunta los dos,
gritan con toda la voz
y al tiempo que se aturdieran
si parece que quisieran
que los escuchase Dios.
5
Ayá un toro retobao
se ganó entre la laguna
y lo sacan, por fortuna
de las guampas, enlazao,
aunque está muy enojao
no tiene nada que hacer,
le queda solo volver
pues además de los lazos
otros dos, a cabayazos,
lo ayudan a comprender.
6
Ya está l’hacienda reunida
junto a un molino grandote
y una vaca, medio al trote,
busca su cría perdida;
al reparo’e la bebida
s’echa un ternero cansao,
otro de lomo bostiao
‘ta parao, pero temblando,
endemientras van cinchando
los que primero han yegao.
7
Cincha el patrón, luego muenta,
también lo hace el capataz,
y aquél, mirando pa’tras,
manda’uno yevar la cuenta:
“-Si yegamos a sesenta
según el papel que traje,
entre seca y machorraje
lo que podamos sacar
no vamos a demorar…
tenés a la feria un viaje”.
8
Lo convida con un: “-Vamos”
enderezando al rodeo
y el capataz dice: “-Creo
que sí, patrón, las sacamos,
si le parece la’echamos
en el rastrojo de mái’,
ayí animales no hay
y pa’ mover bien temprano
mejor tenerlas a mano…”
“-¡Ajá… lo mejor es áhi!”.
9
“-Mirá, Cirilo, áhi tenés
la rabona y la peluda
y la de ajuera, esa aspuda
que quedó de la otra vez”,
“-¡Abrite, Juan! ¡Van las tres!”
dice ahora el capataz,
sujetan, güelven pa’tras
y cortando un ternerito
ya vienen, siempre al tranquito,
arrimando otras dos más.
10
“-¿V’esa del aspa quebrada…?
-le comenta el capataz-,
güeno, esa es así nomás
aunque parezca preñada”
“-Debe estar amachorrada”
suelta el patrón y se caya.
“-¡Sí!, porque tiene esa laya
de fines del mes de octubre
y nunca baja la ubre…”
“-Bien, entonces, que se vaya”.
11
“-¿Y esa…? -pregunta estrañao-
no tiene la señal mía…”
“-¡Ah, nó! esa es de Badía
y se debe haber pasao…”,
“-Avisale al encargao
que tiene una vaca aquí,
mejor anda vos, así
te yegás a lo’e Lazarte
y averiguas, de mi parte,
por las sogas que le di”.
12
S’escucha gritar un tero
cerquita del albardón,
en tanto que aclara un pión:
“-Es Benjamín, el puestero,
como ha ensiyao el overo
capaz que venga a picar…”
“-Cuidao!...”-se le oye gritar
al puestero que yegaba
porque una ternera andaba
con ganas de disparar.
13
Se oye’l chirlo’e la’zotera,
sale que apaga el cabayo
y en menos que canta un gayo
güelve al rodeo la ternera,
sin embargo la mañera
busca encarar otra vez,
“-¡Pero, Jacinto! ¿Qué hacés?
¡Corre muchacho! ¡Atajala!
¡Se te jue…! ¡Güeno, dejala!
la vamo’a sacar después”.
14
Y así siguen apartando
suave, porqu’esa es la cencia,
sin que falta una ocurrencia
pa’ ráirse de vez en cuando;
‘ta el lote remoliniando
‘n’un manchón de pasto puna,
mientras Cirilo Laguna
pregunta: “-¿Ché, cuántas van?”
y contesta pronto Juan:
“-Si no he errao, sesenta y una…”.
15
“-Me parece que no hay más,
suficiente las que están,
y mandá a Jacinto y Juan
que se las yeven nomás”,
así lo hace’l capataz
que también manda’l puestero
diciéndole: “En el potrero
mejor antes de dejarlas
traten de ver de arrimarlas
para el lao del bebedero”.
16
“-¡Cómo nó!, pierda cuidao
que las vamos a arrimar
y le vamos a dejar
la ternera d’este lao…”.
Se mueve el lote apartao
con los tres que van arriando,
y al verlos irse alejando
se güelve’n la direción
que había quedao el patrón
y los piones atajando.

Leyenda de Sebastián Romero


                                                     I

Se amaban de nochecita,
como la estrella y el grillo,
con un agreste  y sencillo
cariño de vidalita.

Ella ablandaba el desvelo
hasta el temblor del rocío,
y él galopaba hacia el frío
desde el alba de un pañuelo...

Dicen que lo había querido
por mentas, desde gurisa;
que le llegó malherido
con poca sangre y sin prisa.

Que ella escondió el parejero;
que ella engañó la partida,
y que le atajó la vida
en los ojales del cuero.

Que con amor milagrero
le untó los tajos felices
y el amor echó raíces
en la sangre del matrero;
y que él le juró altanero:
"Por este puñao de cruces;
vivo o muerto, entre dos luces
volveré; como el lucero!".

                                              II

Venía de nochecita,
desde el alerta de un tero;
la señal, la hacía el lucero
prendiendo una lucecita.

Una vena que palpita
con amor, era el sendero
trayendo un trote chasquero
al corazón de una cita.

Y era su voz apagada;
y el brillo de una testera,
y un zaino negro, que fuera
sombra de noche asombrada.

Ella lo estaba esperando
con besos y con querellas:
"Por vos, vivo agonizando
sobre un rosario d'estrellas!..."

                                             III

Una tarde que venía
lo esperaban al acecho;
cerró la noche en su pecho,
plomo de la policía.

Al poco rato, los cerros
se llenaron de caranchos
y se erizaban los ranchos
al aullido de los perros.

Crepúsculos de mujidos
alzó la hacienda en la brisa,
y el silencio, echó ceniza
sobre un silencio caído...

                                       IV

La muchacha, desdibuja
su silueta en la tranquera.
Clava una angustia en su espera
el chistar de una coruja.

Ruedan negros nubarrones;
el viento se echa en las pajas,
y cruza un cortamortajas
tijereteando crespones.

"Cruz diablo!... bicho agorero!"
Le brota un Avemaría
del fondo de la agüería,
y tiembla por el matrero.

"Amalhaya su altanero
juramento se haga cierto!
Que regrese, vivo o muerto,
cabrestiándole al lucero!!"

Y oye el alerta del tero;
y el corazón se le agita
porque, camino a la cita,
redobla un trote chasquero...

Es él ¡Sebastián Romero!
Brilla en plata brasilera
su chapeao, cual si viniera
goteando estrellas de enero;

raya el zaino parejero
y hace llorar las espuelas,
renacido en las vihuelas
de mi pago ganadero.