domingo, 28 de diciembre de 2008

El trance fiero.



Yo andaba en un redomón
bastante bruto y macaco
cuando lo escuche al "mataco"
que toriaba en un zanjón.
Sali medio al galopón
pa ver lo q habia encontrao
pero me quedé pasmao
cuando distinguí de paso
q era un jabalí machazo
y de cormillo cruzao.

Como nunca fui chambón,
pa voltiar cualquier padrillo
pensé que sería sencillo
partirle en dos el melon
pero me tembló el garrón
cuando se me vino airoso
quise pelar el bufoso
pero el matungo macaco..
se enredó en un alpataco
y al suelo fui tembloroso.

En tremenda mezcolansa
cuando medio me paraba
vi que el caballo sangraba
desde el encuentro y la panza
y al perder las esperanzas
de voltiarlo de un balazo
disparé unos cuantos pasos
pero al mirarme de a pie
volvió a encararme otra vez
como pa hacerme pedazos.

El perro tuito sangrao
desde el ocico al cogote
no le aflojaba al grandote
y parecia duplicao
y si no he sido achurao
por aquel chancho fierazo
fue por el perro amigazo
porque cuando se venía
al cruce se le prendia
sin miedo a los cormillazos..

...

Entre tantas reculadas
y apurones sin ventaja
me había hecho perder la faja
y una alpargata gastada
y fue en una corajiada
mezcla de miedo y cosquilla
que al saltar una jarilla
alcance a pelar el fierro..
y haciéndole honor al perro
se lo prendí en las costillas.

Como quien siente el amargo
dolor en cuerpo desnudo,
pegó un bufido el cerdudo
y se alejó al trote largo,
pero el perro sin embargo
lo siguio firme y parejo
y cuando lo hallé allá lejos
en una playa estirao
se había muerto desangrao
por defenderme el pellejo.

Allí quedó pobrecito
entre tomillos y sampa
por serle fiel y sin trampas
a quien lo crio de chiquito
en cambio el chancho maldito
herido pero se fue
y tristemente pensé
que julepe compañero..
donde casi dejo el cuero
de puro tonto esa vez!

jueves, 6 de noviembre de 2008

Ansina es la madre mía.


Gaucha como una tonada,
linda como un par de espuelas,
graciosa como "vihuela"
de clavijas encintadas,
suave como una mirada
que sólo inspira confianza,
"jagüel" donde el agua mansa
desborda su simpatía.
Ansina es la madre mía!
mi amor, mi fe y mi esperanza.

Güena como el pan bendito,
sentida como un reproche,
sublime como la noche
que abarca hasta el infinito,
alegre como el cielito,
servicial como yesquero,
criollaza como el apero,
entradora como pena,
ansina es mi madre güena
por eso tanto la quiero.

Tata Dios!... tal vez por celo
me la apartó de la güeya,
y hoy mi mama es una estrella
que está brillando en el cielo.
Si grande fue el desconsuelo
que me causó su partida,
yo pienso que dende arriba
ya santita gaucha mía
seguirá siendo la guía
que oriente mi pobre vida.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Guanaco


Relincho que a la mañana
ni bien siente movimiento,
pega el guanaco y al viento
sale cimbrando sus lanas.
El macho hace de campana
puesto como por encargo
aunque al mover sin embargo,
la hembra la punta empuña
de cola corta y pezuña
pero de cogote largo.

Si están con chulengo chico
pa' llevarlo monte adentro
lo empujan con el encuentro
y a veces con el hocico.
Desde la frente al pichico
no es demasiado su tamaño
que dispare no es extraño
si el hombre se les atraca
ya que tiene la guanaca
solo una cría por año.

Cuando hay viento son tan tontos
que hasta de pie se podría,
volearlo a la luz del día
atropellando de pronto.
Y a decirles me remonto,
ya que la ocasión es grata,
cuando llueve se desata
algún temporal muy frío:
meten como pobres críos
la cabeza entre las patas.

De color medio naranja
pero tiene su barbecho;
blanca la panza y el pecho
y sobre el lomo una franja.
No es animal que una zanja
pueda pararlo por suerte.
Todito el campo es su fuerte
y al saltar los alambraos
se que muchos hacendaos
han pagao pa' darle muerte.

Es cierto que come el pasto
que podría comer la vaca
pero es de Dios y no atraco
comparándolo a otros gastos,
no es animal pa los bastos
ni pa' andar con la manea;
si lo ensillan se volea
y si alguno de rebote
lo voleara en el cogote,
¡hay que ver cómo se arquea!.

Hablo de los bagualones,
de la cuadrilla y del macho
y no del guanaco guacho
que crian a biberones.
Amigo allá en mis regiones
en tiempo que chulengueaba
ni bien el sol asomaba
tanta guanacada junta,
desde la falda a la punta,
cada cerro amarilleaba.

Después, tanto lo chumberaron,
con armamento de guerra;
que andan ariscos en mi tierra
los pocos que se salvaron.
Algunos los choricearon
pa' venderlo a las colonias
y pienso con parsimonia
cuando el hombre se calibre
podrán disparar más libres
por la inmensa patagonia.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

De tardecita


Las patas amariyando
ojo largo y bien parao
sobre un poste de alambrao
está un carancho oservando,
ayá va un toro costiando
que anda ganoso 'e peliar,
por áhi se para a escarbar
y como mucho rabea
s'eche tierra y se babea
sin cansarse de balar.

Una hembra de chingolito
se asusta, pega un volido,
y deja olvidao el nido
and'empoya sus güevito';
sopla más juerte el vientito
y entra el molino a tirar,
se ve una vaca rumbiar
p'al lao de un cardal, balando,
porque al hijo vá buscando
para darle de mamar.

Quieren el agua cortar
de ése dormido arroyito
una pata y sus patito'
en su vistoso nadar,
áhi s'escucha el retumbar
(mientras pastea la manada)
cuando alegre la potrada
vá retozando a gambetas
y se oyen las gayaretas
gritar como en carcajadas.

Una paloma afligida
le dispara a un gavilán
y en su vuelo, los dos, van
como cuerpiando a la vida;
ayá va el sol y en su juida
parece que se cayera;
mientras miedosa quisiera
dir punteando una estreyita
yo sigo, de tardecita,
pensando en la que me espera.

viernes, 29 de agosto de 2008

D'este modo


Señores, pa'mi el cantar
es un regalo del cielo
ande se pinta del suelo
lo lindo que hay que pintar,
en él debemos hayar
alegría p'al dolor,
sacarle el miedo al valor,
y cuando se hable de amores
deben cantar los cantores
de lo güeno, lo mejor.

Y al cantar cualquier canción
hay que poner sentimiento
que yegue como un lamento
porque canta el corazón,
que se sienta una emoción
igual que al decir adios,
que agatas se oiga la voz
sólo lo que se precisa,
se canta suave en la Misa
pero siente Tata Dios.

Iguales


YO soy negra oscuridá
soy un triste anochecer,
vos sos el amanecer
y también la claridá;
yo soy mala enfermedá
pero vos sos el dotor,
además sos el valor
y yo soy la cobardía
yo soy una noche fría
vos, un día de calor.

Vos sos la fresca mañana
yo soy una bruta siesta,
vos sos un día de fiesta
yo soy toda la semana,
vos sos la yuvia temprana
que brota el pastito tierno
yo soy helada d'invierno
qu'estropea el guacho suelo,
y prienda vos sos el cielo
pero yo, soy el infierno.

Yo soy un rancho yovido
vos sos un rancho 'e güen techo,
vos sos todo lo derecho
yo soy todo lo torcido,
vos recuerdo, yo el olvido,
vos mañana, yo el ayer,
vos brasa que sabe arder
y yo soy leña mojada,
vos sos mucho, yo soy nada,
iguales...venimo'a ser.

Escuchá hermano


a Juan Cruz

Sé güeno y trabajador
y a nada le mañeriés
quien trabaja, n'olvidés,
es mirado más mejor;
hacéte muy cumplidor
y nunca andés rezongando,
seas pión o estés mandando
tratá bien a los demás,
siempre es mejor capataz
el qu'empezó mensualiando.

Respetá a todos primero
y te van a respetar,
igual que pa' saludar
sacáte boina o sombrero;
séle gaucho al forastero
sin preguntarle quien es,
en tu rancho o donde estés
atendélo 'e lo mejor
tratándose de un favor
siempr'es poco cuanto dés.

Usá de güen fundamento
pa'tayar en discusión
quien tiene güena razón
güeno tiene el pensamiento;
aprendé a cada momento
anque sea duro el tratarlo,
sin que precise mostrarlo
es conocido el capás,
y no te olvidés jamás
que al amigo hay que cuidarlo.

Sé poco afeto a peliar
que mancha el nombre y la mano
pero si te toca, hermano,
no te debés achicar,
nunca tenés que aflojar
más vale seguí tirando,
y aunque te sigas golpiando
mirá de frente a la vida
que nü es carrera perdida
la que vayas sujetando.

Procurá de ser mejor
que aquel que te haiga enseñao,
y poné mucho cuidao
en hacerte oservador;
elejí como a una flor
la que sea tu compañera,
vos queréla, que te quiera,
y verás con alegría
que no la tenés pa' un día
sino...¡pa la vida entera!

Nunca te hagás el altivo
mas vale se escondedor
el sonso vive mejor
que el que se las da de vivo;
sabé ser agradecido
tamién decente y honrao,
pues si en tu güeya has andao
como lista de zorrino
serás tan güen argentino
como es cierto lo qu'he hablao.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Las taperas



Casi al llegar a mi pueblo,
he visto un rancho destruído
que en otro tiempo fue nido
de canciones y de amor;
hoy es tapera doliente,
nada del pasado existe,
sólo el recuerdo bien triste
de cuando tuvo esplendor!

Los jilgueritos cantores
ya no entonan en su alero
el trino alegre y parlero
de su argentina canción,
porque la pobre tapera
que cobijó sus amores,
está sin luz y sin flores,
sin bellezas ni emoción!

El sauce que le dio sombra,
desmantelado, sin hojas...
El viento llora congojas
donde otrora cantó...
Y hasta la ventana misma
del triste rancho vencido
es un símbolo caído
de la criolla que amparó!

El brocal pleno de yuyos,
sin soga, baldes sin nada,
sin una gota la aguada
y el jardín sin una flor...
Blanqueando las osamentas
a la orilla del sendero
y algún chimango agorero
dando vuelta alrededor!

Casi al llegar a Bragado
está este cuadro sombrío
que viene al recuerdo mío
y amarga mi corazón;
porque sin luz ni alegría
ni bellezas ni quimera,
tambien mi vida es tapera
donde no hay más que dolor!

martes, 26 de agosto de 2008

Doña Petronila




M´hijita: vengo azorada
a mi güelta 'e la ciudá,
pues una parece allá
oveja de otra majada;
la mujer va alivianada
de toda clase de ropa,
al estilo de la Uropa
a según decir se siente...
y el vestido...transparente
como el cristal de una copa.

Del modo que van calzadas
algo te lo vi'a contar:
sin medias, pa empezar
botín de puntas cortadas,
uñas de los pies pintadas
y mostrando los talones.
De correas o corriones
los zapatos son compuestos,
siendo más bien unos cestos
llenos de respiraciones.

Aura cualquier muy tranquila
hasta en Florida pasiando,
va los dedos enseñando
porque... dicen que se estila;
pero de m'hija Cerila,
que andaba la vez pasada
con la alpargata gastada
y el dedo grande de ajuera,
se raian, como si hubiera
quedao pa la cachetada.

Hoy todo lo han olvidao;
la mujer cuando vestía,
su rica media lucía
y un lindo pie bien calzao;
eso todito ha cambiao,
solo lo chocante impera,
y si andar dedos ajuera
parecía una disgracia,
hoy es gala, ché Anastasia,
¡y lujo y moda en cualquiera!

Gaucho sol



Lucha el sol en retirada,
de un tajo degüella al cielo
y la sangre que va al suelo
deja una mancha morada.
La noche, en su atropellada,
pone una venda en la herida
mientras el sol, en su huida,
va bajando atrincherao,
pa salir por otro lao
y pegarle una embestida.

La noche hace un alto y calla;
y al creer que el sol va en derrota
tiende su carpa grandota
sobre el campo de batalla.
Forcejeando entre la malla
que forman nubes cenizas,
miles de estrellas pesquisas
aujerean la techumbre,
como si juese una lumbre
que al salir se hiciera trizas.

Cae de chasque al campamento,
vichando por la barranca,
la luna, que es como blanca
bandera de parlamento.
Se abrillanta cuando el viento
despeja la inmensidá
pero el sol que ya no está
pa dar cuartel ni resuello,
vuelve tocando a degüello
y triunfa la claridá.

miércoles, 20 de agosto de 2008

viernes, 15 de agosto de 2008

Explicaciones.


Hoy he vuelto a verte después de tanto tiempo
y al verte así, tal vez, me has fascinao
pues veo que en vos tuito ha cambiao
como cambia de un día al otro el firmamento.
Tu gusto antes bueno, ahora no tanto;
tu cuerpo antes tosco, ahora entablado;
antes roto y miserable tu calzado
ahora largas trenzas llevás puestas...
Pero dejame que te diga prienda mía
que a pesar que te encuentro tan cambiada
seguís siendo la mesma que yo antes conocía
y me seguís pareciendo...: ¡una cagada!

miércoles, 13 de agosto de 2008

Me casé pa discansar.


China si me andás queriendo
como me lo has prometido
hay que pensar en el nido
así que el rancho andá haciendo.
Acá cerca estuve viendo
un lindo monte de acacio
andá cortando despacio
pa'l horcón y el esquinero
pa un corral y un gallinero
aprovechando el espacio.

Comprate alguna lechera,
alguna oveja, algún chancho
y pa adornar bien el rancho
plantate una enredadera.
El flete de las cuadreras
tratá de que esté liviano
vos te levantás temprano
y cuando ordeñas la vaca
me lo trotiás a la estaca
y masajiás pata y mano.

Mientras come la ración
ponete al juego el asao
y si ya me he despertao
me cebás un cimarrón.
Ensillás el mancarrón
que voy a la pulpería;
pa eso del mediodía
preparás un güen puchero
que como tanto te quiero
vendré a hacerte compañía.

Si te vas de tardecita
a la casa de tu mama
me dejás una mucama
que sea joven y bonita
que por ay viene visita
y te pueden criticar
además pa cocinar
y pa limpiar la cocina
porque yo, querida china,
me casé pa discansar.

martes, 12 de agosto de 2008

Chamigo




-Hola, ch´amigo, ¿qué tal?
-Pero muy lindo, ch´amigo.
Es el típico saludo
que usamos los correntinos.
"Ch´amigo" quiere decir:
literalmente "mi amigo"
aunque en rigor de verdad
eso se halle enriquecido
por todo cuanto contiene
de fraterno, de afectivo.


El "ch´amigo es algo más
que lo común de un amigo;
es esa mano que estrecha
con impulso repentino;
es la voz que en ocasiones
nos nace como un estímulo
para dar fuerza al elogio:
-¡Estuviste bien, ch´amigo!
O la advertencia oportuna
cuando en algún trance crítico
alguien se acerca y nos dice
muy formal:-¡Chake, ch´amigo!
cuando brindamos asilo,
diciendo sencillamente:
-¡Esta es tu casa, ch´amigo!
o el reproche que nos brota
cuando exclamamos, heridos
por el filo de una ofensa:
-¡Eso sí que no, ch´amigo!
Hasta en ello, hasta en lo ingrato
la expresión tiene sentido
de cuño tan puro y noble
que le da valor de símbolo,
un símbolo de amistad
muy propio del correntino.


Pero así, cordial y hermoso,
no crea usted que el "ch´amigo"
se lo prodiga a cualquiera.
No señor.Es ese un rito
que se practica tan sólo
cuando está reconocido
el real afecto de aquellos
que se consagran amigos.
Por eso ,sin prevenciones,
confíe en el correntino
cuando,corazón en mano,
se le entrega en un "ch´amigo".

No te rías de un colla.



No te rías de un colla que bajó del cerro,
que dejó sus cabras, sus ovejas tiernas, sus habales yertos;
no te rías de un colla, si lo ves callado,
si lo ves zopenco, si lo ves dormido.

No te rías de un colla, si al cruzar la calle
lo ves correteando igual que una llama, igual que un guanaco,
asustao el runa como asno bien chúcaro,
poncho con sombrero, debajo del brazo.

No sobres al colla, si un día de sol
lo ves abrigado con ropa de lana, transpirando entero;
ten presente, amigo, que él vino del cerro, donde hay mucho frío,
donde el viento helado rajeteó sus manos y partió su callo.

No te rías de un colla, si lo ves comiendo
su mote cocido, su carne de avío,
allá, en una plaza, sobre una vereda, o cerca del río;
menos si lo ves coquiando por su Pachamama.

Él bajó del cerro a vender sus cueros,
a vender su lana, a comprar azúcar, a llevar su harina;
y es tan precavido, que trajo su plata,
y hasta su comida, y no te pide nada.

No te rías de un colla que está en la frontera
pa'l lao de La Quiaca o allá en las alturas del Abra del Zenta;
ten presente, amigo, que él será el primero en parar las patas
cuando alguien se atreva a violar la Patria.

No te burles de un colla, que si vas pa'l cerro,
te abrirá las puertas de su triste casa,
tomarás su chicha, te dará su poncho, y junto a sus guaguas,
comerás un tulpo y a cambio de nada.

No te rías de un colla que busca el silencio,
que en medio de lajas cultiva sus habas
y allá, en las alturas, en donde no hay nada,
¡así sobrevive con su Pachamama!

Tranquera de alambre.


Ya nadie más te arregló
tranquera vieja de alambre,
cuando un mancarrón con hambre
las varillas te pisó.
Una soga te amarró
contra aquél poste machazo,
y un cuatrero apuradazo
la cortó con el cuchillo;
desde entonces un yuguillo
le daba al palo un abrazo.

Por vos la chata cargada
vi salir a rueda muerta.
Cien veces te dejé abierta
y otras tantas mal cerrada.
Y aparto de la manada
de recordaciones viejas
esa vez que con las rejas
del herrero regresé...
por dejarte sin el pie
se salieron las ovejas.

Por vos dentró una mañana
la sembradora nuevita
con la pintura fresquita
cuando la trajo Quintana.
Por vos se jué la alazana
que después volvió con cría...
Por vos dentraba y salía
el panadero en su carro;
y si había mucho barro
por un mes no aparecía.

En tu palo me afirmé
una vez bajo la luna
cando no tuve fortuna
en un baile al que llegué;
y a gatas te desaté
otra noche medio extraña
en que pude darme maña
para abrirte con trabajo,
cuando el matungo me trajo
medio vandiao en la caña.

Cuantas güellas polvorientas
en vos tuvieron final.
Por vos salió aquél mensual
cuando le dieron las cuentas.
Por vos las yeguas sedientas
dentraban en los veranos
y aquél comprador de granos
que pa' dentrar te ladiaba...
al dirse no te cerraba
pa' no estropiarse las manos.

Por vos pa' las elecciones
dentraban con los retratos
de todos los candidatos
pa' conversar con los piones...
y haciéndose los gauchones
se venían de alpargatas...
las que no por ser baratas
sirven pa' disimular;
es difícil contrariar
la costumbre de las patas.

Con la cara satisfecha,
por vos dentró el chacarero,
con aquél auto primero
cuando pegó esa cosecha.
Parecías más estrecha
cuando salía una tropa;
y mi añoranza galopa
por un día de chaparrón
cuando te abría algún pión
que había llegao hecho sopa.

Por vos los enamoraos
con esperanza pasaron.
Por vos en el sulki entraron
los novios recién casaos.
A mercachifles cargaos
le diste entrada y salida
y en la última partida
con un perro de cortejo
por vos salió el vasco viejo
cuando se jué de la vida.

Llegó el progreso ladino,
y vos, que a nadie atajaste,
también dentrar lo dejaste
tranquerita del camino.
Una de madera vino
que con cadenas se aferra,
y con un candao se cierra;
lo que no pasó con vos,
en los tiempos en que Dios
andaba sobre la tierra.

Hoy te hago esta humilde rima
tranquera como un consuelo;
yo que te dejé en el suelo
y te pasé por encima.
Ya que el recuerdo me arrima
con el tordillo cansao,
frente a vos me he desmontao,
porque en el alma te llevo,
y quise abrirte de nuevo
para entrar en el pasao.



Alpillera


Hoy yo te canto alpillera
que serviste pa' todo uso.
¿Qué fue lo que no se puso
en una bolsa cualquiera?
Aunque viniste de ajuera
para embolsar los cereales,
tus servicios fueron tales
que hoy decirte necesito
que ocupás un lugarcito
en las cosas nacionales.

Recorriste todo el mapa
y juistes en este país,
cincha y maleta pa'l maíz
y en la sacada de papa.
Pa'l apero juiste tapa
y se te usó pa'l candil,
juiste bajera y mandil
y pa' llevar una res,
te he visto más de una vez
tendida sobre un cuadril.

Juiste hermana del mendigo,
su limosna en vos ponía
y, si la noche era fría,
vos le serviste de abrigo.
El linyera fue tu amigo
porque sin vos no era nada
y al salir de la ranchada
con vos el mono cuadró,
de vagallera te usó,
de colchón y de frazada.

Vos limpiaste la parrilla,
diste güelta el asador
y tapastes el motor
de la vieja cortitrilla.
Se te puso de almohadilla
pa'l pecho de un animal.
Vos serviste de morral
y en las quintas, de espantajos
y para muchos trabajos
te usaron de delantal.

Te ponían sober el asiento
a veces en el arao,
y bajo el carro parao
juiste reparo pa'l viento;
por ahí en un campamento
te usaron de servilleta.
Pa´l monte juiste carpeta,
pa' los dados silenciosa
y nunca se usó otra cosa
pa' ir a buscar la galleta.

Con vos tapaban el chancho
mientras que se lo pelaba,
y colgada se te usaba
como puerta en algún rancho.
Apagastes en el ancho
pajonal la quemazón.
Vos serviste de tapón
pa'l hormiguero de un vaso,
de media y de cielorraso
y pa' forrar un jamón.

A veces te utilizaron
como vaina pa'l cuchillo
y, a falta de cojinillo
pa' andar en pelo te usaron;
con gallinas te ocuparon
aquellos que las vendían
y adentro tuyo metían
hasta el pavo más grandote
y pa' que saque el cogote
un aujerito te hacían.

Juiste camita pa'l perro
arrolladito y temblando
y te manotearon cuando
estaba caliente un fierro.
También afirmo y no le erro
que una piedra en la pelea,
si entre una bolsa se emplea
es terrible porque engaña
y esquilando en la campaña
te usaban como manea.

Dándole tiempo a que cobre
se tenían suerte un domingo
juiste la tapa de un pingo
de algún carrerista pobre.
El changa te puso sobre
la espalda después del pique
y pa' que naides critique
en la mayor humildá'
salvaste la intimidá'
con hechura de tabique.

El alambrador te tuvo
pa'llevar las herramientas
y en cosechadoras lentas
juiste sombrilla que anduvo.
Vos le limpiastes el tubo
a las lámparas de ayer,
y pa' llamarlo a comer
al arador con su yunta
de una alta caña en la punta
siempre te sabían poner.

Al cielo te remontaste
de un barrilete en la cola
y en la punta de una piola
la carne al pozo bajaste.
Pa´la labor te prestaste
de punto cruz en la escuela.
Te pusieron de entretela
pa'l saco de algún pueblero
y hasta te usó el guitarrero
pa' funda de una vigüela.

Pa' hacer fuego a la mañana
siempre te usaron de mecha
y en el tiempo de cosecha
pa' forrar la damajuana.
Juiste lienzo pa' la lana
y pa' una rueda remojo.
Vos le tapastes el ojo
al chúcaro más sin yel
y servistes de mantel
pa' comer en el rastrojo.

Se jueron los pugilistas
por el tablón del olvido
y vos tampoco has querido
vivir sin esos artistas.
Aquellos malabaristas
que te llamaban "la baya"...
A veces pienso: ¡amalaya!
volviera a ver por un rato,
ninque sea en un barato,
personajes de esa laya.

Hoy todo el mundo te añora,
bolsa de los caminantes;
tanto el que quiere lo de antes
o el que quiere lo de ahora.
Porque juistes bienhechora
y en esto no hay desacuerdo
aunque ya con trancos lerdos
he llegao a este lugar
y aquí me puse a vaciar
la bolsa de unos recuerdos.

Estación de vía muerta.

(Foto donde aparece don Luis Domingo Berho y detrás, la Estación del Faro que inspirara estos versos suyos)


Estación vieja y deshecha
que fuiste una romería,
cuando era todo alegría
pa los tiempos de cosecha.
Hoy parece que te pecha
el mancarrón del olvido,
quién sabe por dónde han ido
bolseros y capataces,
hombres fuertes y capaces
que pa siempre se han perdido.

Ya no se ve ni un linyera
pal lao del embarcadero,
ni una estiba con letrero
de una firma cerealera.
Ya por tu enorme tranquera
no dentra ninguna chata,
el carrero no desata
su famosa caballada,
ni descarga en la planchada
las bolsas por la culata.

Ya no hay muchachas bonitas
paseando por el andén,
que iban a esperar el tren
en las lindas tardecitas.
Contra tus vías limpitas
no se estrella el sol radiante,
y en esa quietud constante
de las ruinas que allí quedan,
ya ni se mueve la rueda
de tu molino gigante.

El cambista no camina
con la blusa azul aquella,
ni la máquina resuella
con su aliento de neblina;
ya no están en la oficina
ni el jefe ni el auxiliar,
ya no se oye repicar
el telégrafo tampoco,
y los gorriones, de a poco,
han terminao por copar.

Tu señal está tranquila,
tus galpones carcomidos;
en esos rieles dormidos
ya no hay vagones en fila.
No se ve ninguna pila
sobre tu playa desierta;
tu campana no despierta
y es su badajo oxidao...
¡un lagrimón olvidao
llorando una vía muerta!

lunes, 11 de agosto de 2008

Ensillando




El sol que se ha despertao
me manda una luz al cruce
al verme arreglarle el tuse
a un flete oscuro tapao.
Es que pa dir al poblao
saldré temprano del puesto,
y como es lindo el pretexto
en semejante ocasión
con mi emprendao pobretón
viá ensillar echando el resto.

En él no hay mucho valor
porque el dueño es un resero,
pero a prolijo y campero
puede arrimarse al mejor.
Cada prenda con mi amor
les voy a dir detallando,
pa que vayan observando
pilcha por pilcha en su aspecto,
o le saquen un defecto
mientras que voy ensillando.

Primero la sudadera
le asiento con gran cuidao
bien justo de cada lao
para que no haga "bandera".
Al ponerse esa bajera
siempre precauciones tomo,
porque el hombre muestra aplomo
y hasta su ciencia resalta
cuando al pingo no le falta
ni un solo pelo del lomo.

Pongo un mandil colorao
y otro azul, de buena lana,
pa' que la gente paisana
no vaya creerme un dejao.
Ser prolijo y delicao
no es nada muy trabajoso,
y suele ser ventajoso
ya que ande llegue a parar
siempre lo han de ponderar
al criollo que es cuidadoso.

La carona nunca olvido
por servicial y crioya
que parejita se apoya
realzando el racao florido.
Todo gaucho presumido
con ella el pilchaje entona,
porque un recao sin carona
es verano sin chicharra,
o parece una guitarra
que le falta la bordona.

Con la mayor sencillez
pero realzando su estampa
le pongo una matra pampa
cuidando cada doblés.
Y así convertido en juez
que no perdona un descuido,
aunque he galopiao tupido
con mi oscuro en ocasiones,
de la cruz y los riñones
nunca lo vi dolorido.

Pongo los bastos, y veo
que cada tapa de plata
es señal que los delata
como prenda de paseo.
Al ponerlos me floreo
y cuando los emparejo
entre el brillo y el reflejo
me hacen ver de tal manera
como si el sol se viniera
a mirarse en un espejo.

De anca 'e potro la encimera
que un viejo me ha trabajao,
de un bagual bayo tiznao
quebrao en la vizcachera.
Es fuertona su asidera
y machazos sus corriones,
pa que aguanten los tirones
porque el criollo siempre adujo
que hasta en las pilchas de lujo
hay que tener precauciones.

Cincha muy bien trabajada
de cuero crudo elegido,
hecha por un entendido
pareja y bien macetiada.
Viene a copar la parada
con apuros de apretar,
pero yo siempre al cinchar
cualquier detalle contemplo,
como siguiendo el ejemplo
del que me enseñó a ensillar.

De cerca, ó de medio lejos,
mirando en forma segura
verán a la misma altura
los dos estribos parejos.
La luna les dio reflejos
una noche al contemplarlos,
y aunque a menudo se usarlos
en fiestas de tradición
de tan guachitos que son
me da pena de pisarlos.

Haciendo grupa al recao
brillosas y tentadoras
le pongo las boleadoras
en su lugar obligao.
Son como un certificao
del tiempo que han recorrido,
y desafiando al olvido
hoy brillan airosamente,
cual si el pasao, al presente,
le echara una falta envido.

Un lazo bien trabajao
mostrando su trenza blanca
le acomodo sobre el anca
prolijamente arrollao.
En su trabajo esmerao,
vistoso y de resistencia
en todo el tiro evidencia
de la presilla a la argolla,
un sello a la mano criolla
de lujo, de arte y de ciencia.

Como adorno superior
después le pongo el pretal
porque pa mi es habitual
salir como un gaucho flor.
Prenda de lujo mayor
siempre mi atención reclama,
y entre el brillo que derrama
de su patrón, con derecho,
justo en el medio del pecho
va luciendo un monograma.

Recortao a la medida
va un cuero negro gauchón,
blandito como un colchón
de lana corta y tupida.
El sobrepuesto enseguida
pongo con cierat cautela,
donde el carpincho revela
su suavidad y sus matices
y un cinfín de cicatrices
que parecen de viruela.

Doy una vuelta al cinchón
y vuelvo a dalre otra más
pa que no digan jamás
que está ensillando un chambón.
Debe empezar de pichón
quien se quiera destacar,
y en el diario trajinar
algo nuevo hay que aprender,
porque dicen que el saber
no ocupa ningún lugar.

El rebenque está conmigo
y si ustedes no lo han visto
está siempre a mano y listo
como si fuera un amigo.
Ha sido y es el testigo
en cada ocasión que ensillo,
y mandón como un caudillo
que de su fuerza alardea
colgado, se balancea,
desde el cabo del cuchillo.

Formando un solo conjunto,
rienda, cabezada y freno,
como en el día del estreno
relumbran de contrapunto.
Mientras enfreno, repunto
la manada de mis versos,
y haciendo algunos esfuerzos
entre chiflido y chiflido
los traigo desde el olvido
aunque se encuentren dispersos.

Bozal bien cáido al hocico
dando al sol sus resplandores,
sumando sus pasadores
como trescientos y pico.
Y así como les explico
al seguir con mi tarea
el cabresto juguetea,
mientras yo en la cogotera
con los botones pa afuera
le prendo bien la manea.

Ponerle un recao a un flete
parece cosa sencilla,
pero no cualquiera ensilla
que ensillar no es un juguete.
Al que no sabe y se mete
ya renegando lo siento,
pues nadie dirá que miento
las molestias que ocasiona
si la mosca está bravona
o si sopla fuerte el viento.

Pa que opine cada cual
a su antojo y sin apuro
dejo ensillao a mi oscuro
rienda arriba en el corral.
Y como a carta cabal
soy criollo de campo afuera,
rogarle a Dios yo quisiera
pa que el recao y mi pingo
no anden en manos de gringo
el día que yo me muera.

jueves, 31 de julio de 2008

Tiento sobao


¿Que quién jue el curioso
Que me dio este perro?
Naides; estos bichos, como el hombre zonzo
Cuando los halagan se dan ellos mesmos.

Jue en un mes de agosto de no se que invierno,
Muy pocos dias antes de morir el flaco
Mi cabayo overo.

Que cayo a mi rancho
Maltratado y rengo
Y clavo en las mías sus pupilas tristes
Sus pupilas yenas de sombra y misterio

¿Que de donde vendría?
¡Vaya uno a saberlo!...
¡Puede que viniese como yo del pago
De los desengaños y de los recuerdos!...

Le tire una achura
Y, aunque estaba hambriento
Sin hacerle caso me miro de un modo
Casi si dijera “ no vengo por eso”

Aunque sea zonzera,
Pensé yo por dentro:
¡Quien sabe estos bichos no sufren de amores,
Y como al cristiano, los matan los celos!...

Y viendo en tropiya
Venir mis recuerdos,
Le hice unas caricias, y, dende esa tarde,
Pa los dos alcanza mi pan y mi techo

Mientras tomo mate
S´echa cerca´el juego,
Y cuando al dormirse siento que soyoza
Como si al pasado lo volviese el sueño

Se enciende en la trenza
De mis pensamientos
Este tiento suave de tanto sobarlo:
“Mujeres y perras… tuitas son lo mesmo…”

viernes, 25 de julio de 2008

El parque en la luna


Me dije "un parque en la luna!!"
cuando leí: 'Luna Park'.
Yo quería ser astrónomo
y me metí a'veriguar.
Le dije: "¿Puedo pasar?"
-"Si abona", dijo el señor.
-"¿Cuándo van a cosechar?"
-"¿De qué cosecha está hablando?"
-"Si uste me habla de 'abonar'
seguro va a cosechar!!!".

-"Bueno amigo, métase"...
-"Yo quiero ver las estrellas".
-"Si pelea en una de ellas
seguro que las va a ver".
-"¿Qué pelea pregunté?"
-¿Vive atrasao el señor?,
es un estadio de Box...".
-"Bueno a mí no me tutee,
si yo no le digo 'Ché',
usted no me diga 'Vos'".


Y ahí nomás yo me metí
y agarré por el pasillo...
-"Boxeador deconocido",
dijo uno al verme a mí.
-"Ahí está su camarín,
ya me lo van a llamar
mientras se empieza a probar,
agarre ese 'robdechambre'...
Le dije: "Si tengo hambre,
a naides le va a importar".

Dos tipos todo de blanco
me empezaron a amasar.
Después me querían calzar
unas botas petiteras.
Les dije: "yo soy de ajuera
y si es que voy a pelear,
dejenmé ansí nomás
que pa'mi las alpargatas
es lo mejor pa' las patas
y también para lidiar"

En eso ya me sacaron
y me llevaron pa un corral
pero antes de llegar
otros dos tipos me atajan:
Arias y Longo se llaman
y de: "Entre las sogas" escuché;
"trenzas de tres", yo pensé!
-"¿En qué estilo se destaca?"
y le dije: "Si no tengo faja
con cinto y con tereré".

Me dijeron: "Suerte amigo"
y ya me subí al corral.
Me senté un banco igual
de esos pa ordeñar las vacas.
-"Si el de aquél rincón lo ataca",
me dijo uno al oído
-"cuídese porque es muy juido
y téngalo bien presente".
Me zampó algo en la boca:
me dijo: "pa cuidar los dientes".

En eso sonó un timbrazo,
me gritaron: "¡La campana!"
yo le dije: "Pa' tu hermana!"
queriéndole improvisar
y ya pa finalizar,
me sacaron el banquito
y me quedé sentadito
en el rincón donde estaba
y un señor ya me contaba
hasta ocho despacito...

-"Había si'o flojo el paisano",
me dijo como cargando,
-"ya se anda desparramando
sin que me lo hayan tocao".
Ahí me puse colorao:
-"Peleo aquí y ande cuadre,
lo que pasa, ché compadre,
con estos globos en mano
estoy más desorientao
que Adán en día e la madre.

Y ya me le fuí al humo
desparramando tortazos.
Me recibió un derechazo
de un tipo vestido igual,
que aquél protector bucal
me lo tragué sin cereza
-"¡¡Saque la mano!!!", gritaron
y yo acaté con certeza:
saqué la mano pa' atrás
y casi quedé sin cabeza.

No se cómo aguanté
tantas trompadas seguidas
por eso juré en mi vida
subiría a ese corral.
Y si yo voy al Luna Park
entro con mucho cuidado
me quedo bien alejado
para ver como otros dos mozos
se quedan todos morbosos
y yo tranquilo y sentado.

Tuve una vida bichoca.


(Homenaje a la abuela "Tana", gran recitadora de la familia).

Tuve una vida bichoca
por boraciar por demás
fui estudiante enloquecido,
otra vez fui capataz.
Mas con mi cuerpo enmohecido
y de granos bataraz,
vengo juntando experiencias
para con ellas payar
cosas que en mi querencia
naides jue capaz de hablar.

Primero les via a decir
lo que en mi pago ocurrió:
mi madre que se parió,
cuatro machos de verdad.
Cuenta que mi papá,
después de estos charabones
desistió en sus intensiones
de una pequeña tener,
mas con esas peticiones
rezó a Dios y jue mujer.

Pedro Alberto fue el mayor
para que si alguna vez
fuera de su parecer
intentar un sucesor
llevara como su abuelo,
hombre de gran corazón
el nombre Pedro, primero
como pasara hasta hoy,
y luego que su apellido
fuera el consabido Hardoy.

Mas si por esas pasara
que el primero no dejase
de él ninguna decendencia,
ya sea por deficiencia
o por meterse de monje,
resulta que a su otro hijo
Fernando Pedro llamó,
para que si se casara
el nombre Pedro incertara
a cualquier hijo varón.

Por esas dudas nomás
cuando nació su tercero
le metió Martín primero,
y Pedro le sucedió.
Dejó de ser orejano
para pasarse a llamar
Martín Pedro un heredero
que no tratase e frenar
esta sucesión de 'pedros'
que jue avanzando voraz.

Pero en el cuarto embarazo
mi madre desenvainó
un muchachito flaco,
fuerte como un león,
de que por la tradición
que se aplicó en sus hermanos
Luis Pedro el viejo llamó
a su pequeño pichón
y ya quedaban los cuatro
con ese nombre varón.

Y después de cuatro cardos
que nacieron pa'l deber,
resulta que fue a nacer
la regalona del grupo.
Era una rosa de lujo
de nombre Isabel María,
era una nueva vida
que de a poco germinó
y así les dimos las gracias:
a Jesucrito y a Dios.

La visita del marciano


Matiando yo en mi cocina
abrigau junto al fogón,
mi china en un rincón
desplumaba una gayina.
Derrepente se ilumina
todo el rancho alrededor;
yo que soy buen tirador
me calzé y atropeyaba,
cuando vi que aterrizaba
un gran plato volador.

Se bajó un flaco elegante
me dijo: "no quiero guerra,
vengo a conocer la tierra
y sus gauchos habitantes".
Lo hice pasar pa'adelante
por hay se me hizo entender:
"Tu señora quiero ver...
quiero tener relaciones",
¡Fíjense las intenciones:
meterse con mi mujer!.

Su melena era ondulada
y su cuero cascarudo
yo creo que andaba desnudo,
sus coyunturas sonaban.
Las aspitas bien arquiadas
y era medio jorobau,
siempre lo tenía a mi lau
queriéndome conquistar:
"a mí me vas agarrar,
por más que sea adelantau".

Lo invitamos a cenar
y se quedó complacido;
de tan lejos había venido,
no lo podíamos yenar.
Lo hubieran visto mascar
con esos dientes grandotes,
se chupaba los bigotes
con la grase que chorriaba,
las gayetas que pasaba
enteras por el gañote.

Después se quiso acostar
le estaba atacando el sueño
muy contento y muy risueño
a mi cama se fue a echar.
De un salto lo hice parar
manotiando mi cuchilla,
se la puse en las costiyas
y le grité al poderoso>:
-"no te la des de gracioso
y acostate en tu casiya".

Hay se me puso a yorar
y se empezó a retorcer.
Me dijo: -"No puedo creer
que me vayas a despreciar,
igual me voy a arreglar
tengo muy buena intención.
Siempre habrá un buen corazón
que me sepa comprender.
Yo duermo con mi mujer
y vos te vas al galpón"...

-"Mirá marciano avivau!",
le grité con voz bien fuerte
"jugarte la vida o muerte
de acá salís achurao".
Casi me caigo sentau
en el medio de la cocina
cuando una voz suave y fina
me dijo como a un hermano:
-"Yo no soy ningún marciano,
soy 'marciana femenina'.

Hay mi vida campechana
me vengo avivar recién...
¡Qué lindo en luna de miel
disparar con la marciana!.
Pero se hace la macana...
yo no dejo a mi mujer,
primero tengo que ver
la marciana en su planeta
si me cuelga la gayeta
¿cómo se hace pa'volver?

Tú sos la china campera


Tú sos la china campera
Que alegra la tierra mía
Sos la dicha de mis días
Sos la criolla verdadera
Sos de mi rancho cumbrera
Alero de mi galpón
Y también sos el horcón
Que sostiene la enramada
Y sos la flor colorada
Del ceibo del cañadón

Sos la fresca madrugada
El alerta del chajá
Cinta de mi chiripá
y mi golilla bordada
bota de potro sobada
cinturón de mi culero
sos mi poncho dominguero
sos trenza de mi arriador
rastra de mi tirador
barbijo de mi sombrero

Sos el gancho de mi apero
bocao de mi redomón
Sos chaira de mi facón
Cuando carneo con cuero
Manija de mi talero
Puntera de mi carona
Rodaja de mi llorona
De mi rebenque sotera
De mi guitarra campera
Sos la prima y la bordona

Tú sos el grito del tero
Que viene desde el bañao
Y sos el mango lustrado
De mi facón caronero
Sos el collar de mi arriero
Caldera de mi fogón
Y sos el clavel punzó
De la vincha de mi frente
Y también sos la corriente
Del arroyo juguetón.

Sos el frondoso sauzal
Que con el viento se mece
Sos el rosal que florece
Con el sol primaveral
Sos el verde totoral
En el estero tendido
Sabia que cuida su nido
Desde que el sol se levanta
Sos la aurorita que canta
En el ceibo florecido

Por fin sos china querida
El rumbo de mi destino
Sos el sol en el camino
Del trayecto de mi días
Tú Sos la dicha dormida
Alivio de mi dolor
Sos consuelo de mi amor
Sos la noche, sos el día
Sos la pena y la alegría
Del alma de este cantor.

jueves, 24 de julio de 2008

La tropilla de mi sangre


De mis andanzas de croto
tengo mucho que contar
y les puedo asegurar
que he caminado a lo potro.
Dificulto que halla otro
con una destino tan fiero
por eso señores quiero
que conozcan sin sonrojo
a una tropilla de piojos
que invade mi cuerpo entero.

Tengo un piojo panza blanca
por el lao de las costillas
y tengo un piojo testerilla
mesmo en el medio del anca.
Ocasiones que ando en tranca
se me da por hacer rodeo
y ´ansina es que los veo
a toditos rejuntados:
la pucha que me han picao
mis piojos que tanto quiero.

Aquerenciao bajo el brazo
tengo un piojo tobianito
que me pica despacito
porque está bichoco y flaco.
tengo un pangaré que es zarco,
tengo un piojo cenisiento,
me pica en este momento
y no lo puedo aguantar
¡juay pucha! piojo piojoso
ya me las vas a pagar.

Y cerquita de la costilla
tengo una yunta de ruanos
estos piojos son hermanos
y vienen de buena cría...
Se me pegaron un día
que estube en un calabozo,
con ellos ando orgulloso
porque pican suavemente
dificulto que halla gente
con piojos tan cariñosos.

Y detrás de la rodilla
tengo un lobuno tisnao
y un overito rosao
que es todo una maravilla.
Bien pegao a la costilla
tengo un piojo qu'es azulejo:
es de todos el mas viejo
piojo de mucho picar,
cuando lo voy a matar
me da lástima y lo dejo.

De color indefinido
tengo piojos a granel
andan todos en tropel
de la nuca hasta el ombligo
a veces ando aflijido
porque son como un enjambre
y yo que soy de poca sangre
pá poderlos mantener,
que grande es mi padecer
cuando los veo con hambre.

Cencerro



Cencerro al verte colgao
como motivo de adorno,
veo un tiempo sin retorno
en tu silencio entablao.
Por el progreso enjaulao,
pájaro de los caminos,
al no escuchar más tus trinos
se me hace al paso que vamos
que cuanto más avanzamos
somos menos Argentinos.

Ayí tu bronce pulido
nuestro pasao se refleja
que tranco a tranco se aleja
reseriao por el olvido.
Mas si por áhi un tañido
se te'scapa de repente,
los recuerdos dando el frente
rodean tu trayetoria
y entra'agarrar mi memoria
trayendolós al presente.

Te veo cuando resero
con yuvia, soles o escarcha
ir siempre abriendo la marcha
con tu sonido rumbero.
No hubo pago forastero
ni quedó "güeya" orejana
y en esas noches que gana
el desvelo sueños idos,
por un cielo de mugidos
me traías la mañana.

Fuistes pa'mis redomones
corral de alambre segura
luna clara en noche oscura
y sol en las cerrazones
a veces fueron tus sones
como el alerta de un tero,
cuando algún piyo cuatrero
quiso arriarme la tropiya
o del pajal a la oriya
salió algún zorro mañero.

No se si por ofendido
o por matar la rutina
al cambiarte de madrina
también cambiabas sonido.
Lo mismo, eras conocido
al rumbiar pa'la querencia,
aumentando tu estridencia
eras en la güeya larga:
un clarín tocando a carga
contra malones de ausencia.

Hoy tu existencia es ocaso
de una jornada cumplida
tu vida, como mi vida
se van yendo paso a paso...
Y cuando el silencio al raso
ayá en la yanura acampa
al gaucho, historia y estampa
lo siento morir, ¡barajo!
al no latir tu badajo
en el pecho de la pampa.

miércoles, 23 de julio de 2008

A veces una tapera


Y me quedé en la tranquera
como mirando..., mirando...
A veces una tapera
encierra mucho paisano...
...............................

Hice volver la memoria
a los años que pasaron
y me dibujé en los ojos
lo que antes juera este rancho.
Con sus paredes de quincho
todas pintadas de blanco,
un caminito 'e ladrillos,
florcitas en los costados;
el horno de boca grande
y las glicinas trepando...

¿Qué se hizo de aquella higuera
que le daba sombra al patio?
¿Dónde estarán las masetas
con malvones colorados?

De allí juimos a la escuela
en aquél petiso bayo
que aunque era medio mañero
nunca dejó de llevarnos.
El que arisqueaba al pasar,
la escarcha de algún pantano
por más que mi hermano en ancas
lo apurara taloneando.

El yuyo, el pajonal
y también algunos cardos,
han cubierto allá en el suelo
el jardín, formando un cuadro.
Y se ha borrado la estrella
justo en el medio del patio
de botellas enterradas,
de cerveza marca:"Chancho"...

No está el aljibe a roldana
con su brocal y los tachos
donde tanto me asomara
pa mirar el agua abajo
y la veleta que había
en la cumbrera girando
que un día puso el agüelo
pa' cuando el viento haga un cambio...

Ya no veo ni siquiera
el alambre del costado
donde colgaba los cueros
de liebre, bien estaquiados...
Hasta que pasara el turco
pa' darlos a cualquier pago.
No está el camino al molino
entre los yuyos marcado,
ni la bomba del chiquero,
ni aquél cachorrito blanco...

Me acuerdo de aquella vez
que me pelié con el Juancho
por el nidito de hornero
que en la troja había quedado.
¿Y pa qué? ¡Y pa qué si igual que al nido
que quedara abandonado,
le vino a pasar lo mismo
con los años, a este rancho.

¡Qué linda era la vida,
esa que estoy recordando:
andar siempre a media rienda
todos los rumbos del campo...
Atracar a la lechera,
juntar juego, así con marlo
o encontrar algún nidal
medio perdido, entre el pasto...
Tumbar alguna perdiz
al tirarle un alambrazo
o rumbear pa la laguna
antes de entrar el verano
y juntar algunos huevos
de gayaretas y patos...
O echar agua en una cueva
que el peludo hizo escarbando...
Buscar los huevos de tero
o dar de mamar al guacho...
¡Qué linda era aquella vida!
¿Pa' qué diablo habrá pasado?
..............................
Y me quedé en la tranquera
como mirando...mirando...
A veces una tapera:
encierra mucho paisano.

¿Dónde andará mi p...erro?



Recuerdo en una ocasión
en la estancia 'e los Quevedo,
mientras bailaba una cueca
no va y se me escapa un p...erro.

Parecía bien mansito
y resultó tan feroz,
salió como una estampida...
se jué sin decirme adiós.

Lo corrí por todo el pago
y no lo pude alcanzar:
¿Qué vientos lo abrán llevao?
mi p...erro, ¿dónde andará?

A veces, a veces en mi tristeza
recordándolo me quedo
y se me hace que anda cerca
y hasta siento olor a p...erro.

Por eso, por eso cuando en la güeya,
voy galopeando en mi potro,
le pido al cielo que nunca
¡se me vuelva a escapar otro!

Santos Vega: IV. La muerte del Payador


Bajo el ombú corpulento,
de las tórtolas amado,
porque su nido han labrado
allí al amparo del viento;
en el amplísimo asiento
que la raíz desparrama.
Donde en las siestas la llama
de nuestro sol no se allega,
dormido esta Santos Vega,
aquel de la larga fama.

En los ramajes vecinos
ha colgado, silenciosa,
la guitarra melodiosa
de los cantos argentinos.
Al pasar, los campesinos
ante Vega, se detienen;
en silencio se convienen
a guardarle allí dormido;
y hacen señas no hagan ruido
los que están a los que vienen.

El más viejo se adelanta
del grupo inmóvil, y llega
a palpar a Santos Vega.
moviendo apenas la planta,
Una morocha que encanta
por su aire suelto y travieso,
causa eléctrico embeleso
porque, gentil y bizarra,
se aproxima a la guitarra
y en las cuerdas pone un beso.

Turba entonces el sagrado
silencio que a Vega cerca,
un jinete que se acerca
a la carrera lanzado;
retumba el desierto hollado
por el casco volador;
y aunque el grupo, en su estupor,
contenerlo pretendía,
llega, salta, lo desvía
y sacude al payador.

No bien el rostro sombrío
de aquel hombre mudos vieron,
horrorizados sintieron
temblar las carnes de frío.
Miro en torno con bravío
y desenvuelto ademán,
y dijo: "Entre los que están
no tengo ningún amigo,
pero, al fin para testigo,
lo mismo es Pedro que Juan".

Alzó Vega la frente,
y le contempló un instante,
enseñando en el semblante
cierto hastío indiferente.
"Por fin, dijo fríamente
el recién llegado, estamos
juntos los dos, y encontramos
la ocasión, que éstos provocan,
de saber cómo se chocan
las canciones que cantamos".

Así diciendo, enseñó
una guitarra en sus manos,
y en los raigones cercanos
preludiando se sentó.
Vega entonces sonrió,
y al volverse al instrumento,
la morocha hasta su asiento
ya su guitarra traía,
con un gesto que decía:

"La he besado hace un momento".
Juan Sin Ropa (se llamaba
Juan Sin Ropa el forastero)
comenzó por un ligero
dulce acorde que encantaba.
Y con voz que modulaba
blandamente los sonidos,
cantos tristes nunca oídos,
cantó cielos no escuchados,
que llevaban, derramados,
la embriaguez a los sentidos.

Santos Vega oyó suspenso
al cantor; y toda inquieta,
sintió su alma de poeta
como un aleteo inmenso.
Luego, en un preludio intenso,
hirió las cuerdas sonoras,
y cantó de las auroras
y las tardes pampeanas,
endechas americanas
más dulces que aquellas horas.

Al dar Vega fin al canto,
ya una triste noche oscura
desplegaba en la llanura
las tinieblas de su manto.
Juan Sin Ropa se alzó en tanto,
bajo el árbol se empinó,
un verde gajo tocó,
y tembló la muchedumbre,
porque echando roja lumbre,
aquel gajo se inflamó.

Chispearon sus miradas,
y torciendo el talle esbelto,
fue a sentarse, medio envuelto
por las rojas llamaradas.
¡Oh, qué voces levantadas
las que entonces se escucharon!
¡Cuántos ecos despertaron
en la Pampa misteriosa
a esa música grandiosa
que los vientos se llevaron.

Era aquélla esa canción
que en el alma sólo vibra,
modulada en cada fibra
secreta del corazón;
el orgullo, la ambición,
los más íntimos anhelos,
los desmayos y los vuelos
del espíritu genial,
que va, en pos del ideal,
como el cóndor a los cielos.

Era el grito poderoso
del progreso, dado al viento;
el solemne llamamiento
al combate más glorioso.
Era, en medio del reposo
de la Pampa ayer dormida,
la visión ennoblecida
del trabajo, antes no honrado;
la promesa del arado
que abre cauces a la vida.

Como en mágico espejismo,
al compás de ese concierto,
mil ciudades el desierto
levantaba de sí mismo.
Y a la par que en el abismo
una edad se desmorona,
al conjuro, en la ancha zona
derramábase la Europa.
Que sin duda Juan Sin Ropa
era la ciencia en persona.

Oyó Vega embebecido
aquel himno prodigioso,
e inclinando el rostro hermoso,
dijo:"Sé que me has vencido".
El semblante humedecido
por nobles gotas de llanto,
volvió a la joven su encanto,
y en los ojos de su amada
clavó una larga mirada,
y entonó su postrer canto:

"Adiós luz del alma mía,
adiós, flor de mis llanuras,
manantial de las dulzuras
que mi espíritu bebía;
adiós, mi única alegría,
dulce afán de mi existir;
Santos Vega se va a hundir
en lo inmenso de esos llanos...
¡Lo han vencido! ¡Llegó, hermanos,
el momento de morir!"

Aún sus lágrimas cayeron
en la guitarra, copiosas,
y las cuerdas temblorosas
a cada gota gimieron;
pero súbito cundieron
del gajo ardiente las llamas,
y trocado entre las ramas
en serpiente, Juan Sin Ropa
arrojó de la alta copa
brillante lluvia de escamas.

Ni aun cenizas en el suelo
de Santos Vega quedaron,
y los años dispersaron
los testigos de aquel duelo;
pero un viejo y noble abuelo,
así el cuento terminó:
"Y si cantando murió
aquel que vivió cantando,
fue, decía suspirando,
porque el diablo lo venció".

Santos Vega: I. El alma del payador





Cuando la tarde se inclina
sollozando al occidente,
corre una sombra doliente
sobre la pampa argentina.
Y cuando el sol ilumina
con luz brillante y serena
del ancho campo la escena,
la melancólica sombra
huye besando su alfombra
con el afán de la pena.

Cuentan los criollos del suelo
que, en tibia noche de luna,
en solitaria laguna
para la sombra su vuelo;
que allí se ensancha, y un velo
va sobre el agua formando,
mientras se goza escuchando
por singular beneficio,
el incesante bullicio
que hacen las olas rodando.

Dicen que, en noche nublada,
si su guitarra algún mozo
en el crucero del pozo
deja de intento colgada,
llega la sombra callada
y, al envolverla en su manto,
suena el preludio de un canto
entre las cuerdas dormidas,
cuerdas que vibran heridas
como por gotas de llanto.

Cuentan que en noche de aquellas
en que la Pampa se abisma
en la extensión de sí misma
sin su corona de estrellas,
sobre las lomas más bellas,
donde hay más trébol risueño,
luce una antorcha sin dueño
entre una niebla indecisa,
para que temple la brisa
las blandas alas del sueño.

Mas, si trocado el desmayo
en tempestad de su seno,
estalla el cóncavo trueno,
que es la palabra del rayo,
hiere al ombú de soslayo
rojiza sierpe de llamas,
que, calcinando sus ramas,
serpea, corre y asciende,
y en la alta copa desprende
brillante lluvia de escamas.

Cuando, en las siestas de estío,
las brillazones remedan
vastos oleajes que ruedan
sobre fantástico río,
mudo, abismado y sombrío,
baja un jinete la falda
tinta de bella esmeralda,
llega a las márgenes solas...
¡y hunde su potro en las olas,
con la guitarra a la espalda!

Si entonces cruza a lo lejos,
galopando sobre el llano
solitario, algún paisano,
viendo al otro en los reflejos
de aquel abismo de espejos,
siente indecibles quebrantos,
y, alzando en vez de sus cantos
una oración de ternura,
al persignarse murmura:
"-¡El alma del viejo Santos!"

Yo, que en la tierra he nacido
donde ese genio ha cantado,
y el pampero he respirado
que al payador ha nutrido,
beso este suelo querido
que a mis caricias se entrega,
mientras de orgullo me anega
la convicción de que es mía
¡la patria de Echeverría,
la tierra de Santos Vega!




El Payador


Como en el campo la flor
de incomparable belleza
a que da naturaleza
su fragancia y su color,
así nace el payador
que a la calandria remeda
porque, cuando le hacen rueda
imita al pájaro aquel,
alzando el canto como él
cuando canta en la arboleda...

Flor que presta amenidad
y del campo su ornamento,
destello del pensamiento
brillando en la oscuridad;
bardo que en la soledad
alza su voz inspirada,
remedo de mucho y nada,
mezcla de acíbar y miel,
genio que busca oropel
para su gloria soñada...

Ritmo que a un tiempo atesora
como en un copioso raudal,
el eco del vendaval
y el trino de ave cantora;
cuerda que ríe y que llora
con la misma vibración,
latido de un corazón
que siente dichas y penas,
conjunto de horas serenas
y de violenta pasión.

Él canta cuánto se encierra
de la Patria en la extensión,
y en amena descripción
las costumbres de su tierra;
el pinta el bosque y la sierra,
el arroyuelo y el río;
las lágrimas del rocío
que seca el viento fugaz
y al guacho diestro y audaz
que monta el potro bravío.

Él sabe, cantado amores,
darle a su voz la ternura
con que el arroyo murmura,
cuando acaricia las flores;
y si cantar los rigores
quiere del bien a que adora,
tiene su voz seductora
que suena como un lamento,
el melancólico acento
de la tórtola que llora.

Él tiene el eco potente
de sonora catarata
cuando su labio relata
las hazañas de un valiente;
él canta con su voz doliente
la ausencia del bien querido;
y hace llegar al oído,
si narra vengado ultraje,
como el rugido salvaje
del león que se siente herido...

Con intuición de poeta
y las alas de su anhelo
remonta a veces su vuelo
a la mansión de un planeta;
él a reglas no sujeta
su inspiración ni su idea.
Él canta lo que desea,
lo que siente, lo que estima...
porque solo, canta y rima
como el pájaro gorjea.

Lleva entre el poncho escondida
la guitarra quejumbrosa
con que se canta a la hermosa
los pesares de la vida;
ese instrumento en que anidan
como esencia de su ser
los recuerdos de su ayer,
su tristeza y su alegría,
el cariño o la falsía
del amigo y la mujer.

El es quien con sus canciones
hace al paisano gozar,
el que consigue animar
la ramada y los fogones;
el alegra las reuniones
en las yerras y carreras,
el que pasa las tranqueras
sin permiso del patrón...
y libre como el halcón
cruza montes y praderas.

El que del gaucho matrero
cuenta la vida pasada,
y la tapera olvidada
donde ocultó el parejero;
las hazañas del guerrero
los pesares de la ausencia,
y la cruz que, en la eminencia,
señala la humilde fosa
del que en la lucha gloriosa
murió por la independencia.
.............................................
En el día del payador (23 de julio) un homenaje a los que payan...y a los que les gusta escucharlos.
Saludos del gauchoguacho.

Estribo

(Foto: Eduardo Amorim)
Solo, al verte jubilao,
estás sin tu compañera
que jue siempre la estribera
viviendo a vos abrazao.
En la vitrina o colgao
-según grado de importancia-
en un museo o la estancia
te ha guardado algún paisano,
porque sumó al artesano
que se supo dar prestancia.

¡Qué lujos se dio el platero
filigranando a buril!
ya de frente o de perfil
dende'l tiempo del brasero,
En suela, el talabartero,
se lució en las iniciales
¡y qué trabajos manuales!
cuando de aspa se te hizo
cosas que yo sintetizo:
en joyas artesanales.

De fierro y algún metal
creaciones en el primero
a veces, de aquél herrero
dando vida'l material.
Pero el indio jue genial
porque con poco se ideó
lo que luego el gaucho usó
como juera el de pichico,
simple, livianito y chico
y "pampa" se lo yamó.

Con cuero doblao también
estribando ansí con eso
que hizo el trabajo del güeso
a dos dedos y muy bien.
De cajón, que no se ven,
de madera y bien labraos
los "tromp 'e chancho" yamaos,
por último los pateros,
que'n la mano de sogueros
terminaban retobaos.

¡Y qué hermosa tu función!
que's ayudar a subir
y al apiarse, permitir
evitarse un revolcón.
Además ¡qué sensación!
de estar sereno y altivo
cuando montao, yo percibo
que de verme'n un apuro,
ayí me siento seguro
usando bien el estribo.

Al no poderte alcanzar
en un tronco o alambrao
atracan al ensiyao
muchas veces pa' montar;
pero hay quien te suele usar
como número tercero
y te guarda bajo el cuero
pa' que naides vea la treta,
escondiendo tu silueta
porque no sos del apero....

A mí me gusta estribar
cuasi, cuasi con la punta,
y bien pareja la yunta
cuando termino 'e cinchar.
Y ya pronto pa' montar
es ayí cuando recibo
ese beso sugestivo
que a diario me da mi "amada"
tras la última chupada
del amargo del estribo.

El asador.


La pucha si vos sabrás
del tema de carcular...!
y a lo mejor estudiar
pudiste, hasta ayí nomás...
Muy pocas veces errás
en la leña a consumir
y hasta podés deducir
según como sople el viento,
si más ligero o más lento
y a qué hora podrá salir.

Si grande o chico cortao,
menudencia o embutido,
no te ve desprevenido
ni tampoco "el emplumao".
Lo mesmo si va ensartao
o si cuadra, hasta con cuero...
su condición de matero
no le impide vigilar,
pues nada se va a quemar
ante un ojo tan certero.

Si te habrás quemao las cejas
con los grados de calor...!
y el aplauso al asador
se vio empañao por dos quejas...
¡Malhaya!costumbre vieja...
de alguno desubicao
que a tuito le'ncuentra el lao
negativo de la cosa.
¡Y ni un pétalo de rosa
pa'l que tanto ha trabajao!

Del humo que habrás tragao
ni recordarlo, mejor
y es en vos como un sabor
ese perfume impregnao.
¡Cuánto tendrás renegao
con la leña humedecida...!
Y tu pala, ennegrecida
se ha gastao de tanto andar,
junto al palo e maniobrar
entre la brasa encendida.

Ansí es amigo asador...
otros yevan los laureles,
saben mucho de papeles
pero poco de calor.
Yo que soy tu almirador
dejo un saludo genuino
con éste, mi humilde trino
y mi aplauso resonante
es pa'decirte: ¡Adelante...
gran asador argentino!

Don Goyo buscavida.


China me andás provocando
como mamao al pulpero
y haciendo arder el yesquero
que está mis ansias quemando.
De más ya te vas confiando
y el día menos pensao
lo vas a encontrar cambiao
al que por zonzo has tenido:
toro manso, embrabecido
no rispeta el alambrado.

Has escaseao el percal
con que aura ya casi nada,
andás de lujo ensillada
cortándote en el pegual.
Livianita y liberal
sos de la antojo, la chuza,
y no te falta una excusa
si no es un descuido al menos
pa' que te espíe el relleno
que te hace punta en la blusa.

A veces como olvidada
de que estoy sentao enfrente,
en forma casi imprudente
tenés la pierna cruzada.
Y si encontrás mi mirada
que tu mirada no esquiva
la risa entonces se aviva
entre tus labios carnosos
y aunque algo bajás los ojos
la pierna subís pa arriba.

El otro día al pasar,
casi oscuro, pa'l arroyo
me dijiste:-"venga Goyo,
así me enseña a nadar"...
Yo te dejaba pasar
como una broma cualquiera
pero entonces, salamera,
dijiste con intención:
-"No desperdiciés chambón,
que el churrasco es de ternera".

¡Pucha digo!, yo no se
ni cómo quedé parao
de alegre y abatatao
cuando tal cosa escuché.
Pero ni bien reaccióné,
y juí a pegarte un abrazo
vos saliste como hachazo
gritando entre carcajadas:
-"¡¡No hagás partidas erradas,
que con tu chuzo no hay caso"!!.

Pero aura tené cuidao
que ande menos lo pensés,
va cair la taba al revés
perdiendo lo que has gano.
Lo que de mí te has burlao
vas a pagar con usura,
te vi'a cobrar tu diablura
sin que tengas más arreglo
que convidarte pa'l pueblo
y hablar los dos con el cura.


Vivir lo nuestro




Así como lo oye prienda,
dicen que el país esta pobre,
que hay que administrar el cobre,
y estirar el patacón,
primera vez que los criollos,
andan tasando el centavo,
y perdigando el conchabo,
para ganarse el jornal.

He léido en una gaceta,
de que en el extranjero hay guerra,
y el murmullo de la yerra,
obra en nuestro patacón,
penetra en los aposentos,
escarba en el fondo del alma,
y nos sale del corazón.

Las cosas suben y suben,
todo vale con exceso,
lo que no vale es el peso,
esta en mengua su valor,
con lo que antes se compraba,
el mejor par de alpargatas,
hoy redoblando la plata,
no se compra ni la peor.

Hoy vale cualquier zaraza,
lo que antes valía la seda,
pues con el papel moneda,
compra la mitad de aquel,
sube el metro, sube el kilo,
la yerba, el pan, el fideo,
peso que entra al menudeo,
es pasto del mercader.

Hacen como el boticario,
que compra yuyaje criollo,
sauce, malva, raíz de pollo,
barba de choclo y cedrón,
el compra montón por bolsa,
pero lo vende a romana,
cobra por una tisana,
lo que le costó el montón.

Hay que aminorar el lujo,
y desgringar la moda,
desarrancar con la poda,
todo lo gringo importado,
sentir el gaucho en el alma,
"Argentina" la voz llena,
que por dentro y que por fuera,
se viva argentinizado.

El gaucho


1.
Quisiera haber vivido mucho tiempo antes,
en nuestra hora prima,
en nuestro día madre,
sólo para conocerte,
gaucho que cantabas con toda la sangre,
con todos los pájaros libres en la boca,
como ya no canta nadie,
nadie en el mundo,
nadie, nadie.

Quisiera haber vivido
en tu primer instante,
antes de la entrega de la pampa,
antes del encierro de los árboles.
Haber vivido en el alto mediodía
de tu lance.
Haber corrido tu mañana,
desandado tu tarde,
ambulado tu ocaso tras la voz
del caracol del mate.

Río blando de boca,
para orillar, errante,
y un puñal en el cielo,
hecho de estrellas,
cada noche, al echarme.

Un puñal, una cruz,
donde pensar en alguien.

Quisiera haber vivido
en tu día grande,
el del rastreo de la libertad,
la selva por delante.
Mía tu doma;
mío tu duelo salvaje;
mío tu oído en la tierra;
míos tus ojos en las altas aves.

Haber tenido tu pulso
para la sed, para el hambre.
En la boca sin miedo,
ante el desierto,
tu grito penetrante.

Quisiera haber estado en todas las pulperías
junto a la guitarra amante
- voz, cintura y entrega
de mujer entrañable-;
en todas las pulperías,
sólo para esperarte;
sólo para abrirte cancha;
sólo para gritar ¡qué cante!
sólo para oírte cantar;
sólo para verte ir, libre, a cualquier parte:
la luna en tus virolas;
en tu cuchillo el sol que nace;
en tu pañuelo al cuello, enjugada,
la sangre.

Mía tu luz en la cara;
mía tu esgrima en el aire;
mío tu numen;
mío tu arte.

Antes del encierro de la aguada,
donde, entre junco y ave,
alguna vez te proyectó el ocaso,
montado y con amante.

Antes del alambre con uñas,
desgarrador de carnes.
Yo no tendría ahora
este dolor cobarde.
Dormiríamos juntos,
bajo la tierra madre.

2.
¡Gaucho!
Gaucho que estás en todas partes,
en la tierra, en los árboles,
en toda pisada de caballo,
en todo vuelo de ave...
¡Gaucho de la Cruz del Sur,
sobre la pampa grande!

Las piernas entre ramas,
los ojos anhelantes,
desmontados andamos
de tu coraje,
sin cuchillo, sin lazo,
por amarillas calles.
Viento ladrón de libertad y honra
metido en los trigales.

¿Dónde la voz que diga "¡Por aquí!
en nuestra amarga tarde;
dónde la voz de valeroso rumbo
que nos enanque
y el ala del sombrero
otra vez nos levante?
Fuerza que se ha alejado de nosotros,
por la mañana, ¡hágase!

Vénganos otra vez,
¡Oh gaucho!, tu coraje.
Vénganos tu conciencia del deber.
Vénganos tu arranque.
Tu cuchillo de fuego.
Tu altivez. Tu donaire.
Tu canto de jilguero.
Tu baile.
Tu corazón de niño.
Tu ángel.
¡Vénganos sobre el campo,
por el aire!

1943