Cencerro al verte colgao
como motivo de adorno,
veo un tiempo sin retorno
en tu silencio entablao.
Por el progreso enjaulao,
pájaro de los caminos,
al no escuchar más tus trinos
se me hace al paso que vamos
que cuanto más avanzamos
somos menos Argentinos.
Ayí tu bronce pulido
nuestro pasao se refleja
que tranco a tranco se aleja
reseriao por el olvido.
Mas si por áhi un tañido
se te'scapa de repente,
los recuerdos dando el frente
rodean tu trayetoria
y entra'agarrar mi memoria
trayendolós al presente.
Te veo cuando resero
con yuvia, soles o escarcha
ir siempre abriendo la marcha
con tu sonido rumbero.
No hubo pago forastero
ni quedó "güeya" orejana
y en esas noches que gana
el desvelo sueños idos,
por un cielo de mugidos
me traías la mañana.
Fuistes pa'mis redomones
corral de alambre segura
luna clara en noche oscura
y sol en las cerrazones
a veces fueron tus sones
como el alerta de un tero,
cuando algún piyo cuatrero
quiso arriarme la tropiya
o del pajal a la oriya
salió algún zorro mañero.
No se si por ofendido
o por matar la rutina
al cambiarte de madrina
también cambiabas sonido.
Lo mismo, eras conocido
al rumbiar pa'la querencia,
aumentando tu estridencia
eras en la güeya larga:
un clarín tocando a carga
contra malones de ausencia.
Hoy tu existencia es ocaso
de una jornada cumplida
tu vida, como mi vida
se van yendo paso a paso...
Y cuando el silencio al raso
ayá en la yanura acampa
al gaucho, historia y estampa
lo siento morir, ¡barajo!
al no latir tu badajo
en el pecho de la pampa.
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