Como en el campo la flor
de incomparable belleza
a que da naturaleza
su fragancia y su color,
así nace el payador
que a la calandria remeda
porque, cuando le hacen rueda
imita al pájaro aquel,
alzando el canto como él
cuando canta en la arboleda...
Flor que presta amenidad
y del campo su ornamento,
destello del pensamiento
brillando en la oscuridad;
bardo que en la soledad
alza su voz inspirada,
remedo de mucho y nada,
mezcla de acíbar y miel,
genio que busca oropel
para su gloria soñada...
Ritmo que a un tiempo atesora
como en un copioso raudal,
el eco del vendaval
y el trino de ave cantora;
cuerda que ríe y que llora
con la misma vibración,
latido de un corazón
que siente dichas y penas,
conjunto de horas serenas
y de violenta pasión.
Él canta cuánto se encierra
de la Patria en la extensión,
y en amena descripción
las costumbres de su tierra;
el pinta el bosque y la sierra,
el arroyuelo y el río;
las lágrimas del rocío
que seca el viento fugaz
y al guacho diestro y audaz
que monta el potro bravío.
Él sabe, cantado amores,
darle a su voz la ternura
con que el arroyo murmura,
cuando acaricia las flores;
y si cantar los rigores
quiere del bien a que adora,
tiene su voz seductora
que suena como un lamento,
el melancólico acento
de la tórtola que llora.
Él tiene el eco potente
de sonora catarata
cuando su labio relata
las hazañas de un valiente;
él canta con su voz doliente
la ausencia del bien querido;
y hace llegar al oído,
si narra vengado ultraje,
como el rugido salvaje
del león que se siente herido...
Con intuición de poeta
y las alas de su anhelo
remonta a veces su vuelo
a la mansión de un planeta;
él a reglas no sujeta
su inspiración ni su idea.
Él canta lo que desea,
lo que siente, lo que estima...
porque solo, canta y rima
como el pájaro gorjea.
Lleva entre el poncho escondida
la guitarra quejumbrosa
con que se canta a la hermosa
los pesares de la vida;
ese instrumento en que anidan
como esencia de su ser
los recuerdos de su ayer,
su tristeza y su alegría,
el cariño o la falsía
del amigo y la mujer.
El es quien con sus canciones
hace al paisano gozar,
el que consigue animar
la ramada y los fogones;
el alegra las reuniones
en las yerras y carreras,
el que pasa las tranqueras
sin permiso del patrón...
y libre como el halcón
cruza montes y praderas.
El que del gaucho matrero
cuenta la vida pasada,
y la tapera olvidada
donde ocultó el parejero;
las hazañas del guerrero
los pesares de la ausencia,
y la cruz que, en la eminencia,
señala la humilde fosa
del que en la lucha gloriosa
murió por la independencia.
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En el día del payador (23 de julio) un homenaje a los que payan...y a los que les gusta escucharlos.
Saludos del gauchoguacho.
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