martes, 8 de julio de 2008

Milonga para mi gallo.



Anunciador de alboradas
visitas y cerrazones,
su origen de cimarrones
la grita a las pampereadas.
Con las espuelas "trabadas"
luce su estampa machaza.
Y si alguna bataraza
cede a su intento amoroso
saca pecho, y canta airoso
como el gaucho de mi raza.

Muestra la cresta cortada
por picotones en duelo.
Y le cae, como un pañuelo
la golilla colorada.
Siempre alerta la mirada
vigila atento el plantel.
No sea que alguna infiel
le acepte a un pollo un floreo,
y olvide que en su rodeo
no aparte nadie mas que él.

Su relumbroso plumaje
parece un poncho barcino,
que levantó en el camino
por precauciones del viaje.
Nunca mezquina coraje
ni se acoquina por nada,
y al soltar la clarinada
cuando hecha el cuerpo hacia atrás,
¡se parece a un capataz
ordenando a la peonada!

Sabio en cuestiones de amor
sin preferencia en el pelo,
no causa envidias ni celo
y es con todas cumplidor.
Cuando alguna polla flor
viene, mimosa, a su lado,
como criollo enamorado
que de su astucia hace gala,
le tiende el fleco del ala
y ensaya un "escobillado".

Y así, feliz y orgulloso
pasa cantando las horas,
entre tantas ponedoras
que lo adoran como "esposo".
Yo pienso, al verlo dichoso
que ojalá al hombre también,
la misma ciencia le den
para que al fin con fortuna,
pueda arreglarse con una
como mi gallo con cien!

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