lunes, 7 de julio de 2008

Riña


Yo tuve de aficionao
un lindo gayo cenizo,
que aunque'ra medio petiso
salió a la lanza aplicao.
Por chacota al emplumao
con un giro lo probé,
y don, acreditemé
que lo que digo es cierto:
el giro pintó... pa muerto
y con mi gayo me alzé.

Lo empecé a fricar tupido
y menudiarle raciones,
a mocharle los puyones
y alivianarle el volido.
Me dio mano un entendido
el que me dijo: "el gayito
tiene los machos bajitos
y que va a chuciar es fija;
don Yerba, no se me aflija
que es guapo el animalito".

Con un naranjo importao
jué la primera topada;
curiosa la paisanada
se réia de mi cruzao.
Salió jariando asustao
el cenizo hasta el tendido,
y corsario el del envido
le dentró en dos ocasiones
y me alzó de los tablones
pa curiosiar de encogido.

Se jugaba con usura
contra mi pobre cenizo.
"¡Les faltan, pa ser chorizos,
señores, las ataduras!"
y al decir, fijé postura:
¡"Cien a diez voy a mi poyo!"
y al gritar ¡Pago! los crioyos
se alzó fuerte del montón:
"¡Pa un guiso con pimentón
demeló si cái al oyo!...

Y áhi nomás jué la de a peso
y un echar mano apurao.
¡Me hubiera visto, cuñao
con mi gayo del pescuezo!
Apareció un Esmi-Güeso
y al ñato le vi los plomos;
¡no me eche agua a ese pomo!
grité empujando el puntazo,
mientras un lindo guachaso
me hacía sestiar sobre el lomo.

Cuando desperté enturbiao
lo que más efeto m'hizo,
jué el plumaje del cenizo
cerquita desparramao.
-Compañero... ¿qué ha pasao?
(pedí esplicación a un viejo),
-Jué tabla don, el cotejo,
me consoló el de las canas.
-¡Qué tabla, si jué con ganas
con una güacha, y al cejo!

No pude dormir, sintiendo
cacariar a mi cenizo.
Lo veía en arroz y en guiso
todita la noche hirviendo.
Áhi me lo estaban comiendo
como pa'cerme sufrir;
nunca más volví a reñir
ni a calentarme por gayos,
y en las patas del cabayo
despuntó mi porvenir.

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