lunes, 14 de julio de 2008

Mi Ford



Con el escape libre
Para escuchar mejor
el canto del motor,
yo me voy al cerro
montado en mi Ford.
Mi Ford es sencillo
como el clavileño
De Alonso Quijano.
Dócil a mi empeño
Va donde yo quiera
por cuestas y llanos
y alegres florestas.
Por un cuesta abajo
me largo en segunda,
El alma en un vértigo
tremendo, se abisma.
A medida que corro
me inunda un afán
de romperme la crisma.
Y el Ford cruje entero;
Ya parece saltar en pedazos
Y por el volante
me sube a los brazos
Una fragorosa
vibración de acero...

Un pollo suicida
se cruza en mi ruta
Y bajo las ruedas
lo dejo extrachato.
Que no me perturbe
la recta absoluta,
Ni perro ni gato
pues voy sin disputa
Sembrando el julepe
y el asesinato.
El hombre es un bípedo
pesado y sotreta
Que por andar
algo más que la tortuga:
Domó los caballos
y la bicicleta,
Inventó las máquinas
de ponerse en fuga.
Yo no tengo apuro,
negocios ni estancias
Pero quien me vea,
veloz como el viento,
Tragar las distancias,
rugiendo mi Ford
Cree que me protestan
algún documento,
O me ocurre un caso
de fuerza mayor.
¡Oh Ford!, auto cabra,
auto mula, sencillo y liviano
Última palabra
del machinatismo norteamericano.

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