domingo, 27 de agosto de 2017

A mi morocha o "Sos la morocha gentil" ( Estilo)

(Pintura: Molina Campos)


Sos la morocha gentil
de negro pelo trenzao,
la de labios colorados
como pimpollo de abril.
La que ha sido en el pensil
envidia de los colores
la que ha nacido entre flores
y se ha arrullao con la luna,
criolla nacida en la cuna
del alma de mis amores.

Yo te he visto en los juncales
y al mirarme, tus ojazos
lanzaban vivos chispazos
como rayos infernales.
Me dejaste las señales
de no se qué maravilla,
pues en la cercana orilla
al verte cruzar, paloma,
florecieron en la loma
hasta el cardo y la gramilla.

Pero, ¿qué yuyo endiablao
me diste a tomar, morena,
que no adivino la pena
que el pecho me ha trastornao?
Si es el recuerdo sagrao
de tus ojazos tristones
que me ha encajao a tirones
esta pasión que me estruja,
decime quién te hizo bruja
pa’ envenenar corazones.



La puestera (Estilo)


(Pintura: Tito Saubidet)



Hay en la inmensa espesura
de nuestra selva frondosa,
como una perla preciosa
en los abismos del mar,
una morocha que encanta
y con su gracia enamora,
y que ríe cuando llora
porque así aprendió a llorar,
y que ríe cuando llora
porque así aprendió a llorar.

Ella nació en la ranchada
del puestero de la estancia,
pasó feliz su infancia
sin pensar y sin sentir,
hasta que un día alargando
el ruedo de su vestido,
un gaucho muy decidido
comenzó a hacerla sufrir,
un gaucho muy decidido
comenzó a hacerla sufrir.

Cuando a la tarde, a lo lejos,
un jinete se divisa
y en su rostro una sonrisa
deja traslucir de amor
y abandonando la aguja
que surce la muselina
suspira triste la china
y se oprime el corazón,
suspira triste la china
y se oprime el corazón.






El Gaucho Martín Fierro y La Vuelta de Martín Fierro


La guitarra del Martín Fierro



miércoles, 23 de agosto de 2017

El andariego (Estilo)



Al tranco venía escuchando,
el canto del payador
en su guitarra el rumor
que el viento fue dibujando.
Me quede como pensando
en mi destino andariego,
su voz parecía un ruego
pidiéndome que cantara,
que mis canciones dejara
pa'después partir de nuevo.

Traigo conmigo el paisaje
del suelo santafesino,
la quietud de sus caminos
la voz de su paisanaje.
Todos mis recuerdos traje
porque siempre van conmigo,
ellos son fieles testigos
y cuando quiero olvidar
empiezan a rezongar
porque son viejos amigos.

No se qué tiene la huella
que siempre me está llamando,
y siento que me va hablando
si estoy a solas con ella.
A veces miro una estrella
y pienso en una querencia
en los ojos y una ausencia
que quisieron ser palenque,
alzo de nuevo el rebenque
y ya no pienso en aquella.

Si alguien pregunta quién soy,
digan que soy el recuerdo
y que en la noche me pierdo
porque hacia la noche voy
pero ha de ser donde estoy,
si alguien me arrima un amargo,
le suelo dejar de encargo
algún estilo sentido,
y después como al descuido
ensillo y sigo de largo.


La sudestada

(Pintura: Molina Campos)



En las bordonas doradas
de los retamos floridos,
serenata de quejidos
puntea la sudestada.
Un jaguar en retirada
aúlla su alerta inicial,
que recoge el jarillal
donde brincan dos cachorros,
que en la osamenta de un zorro
están jugando "a matar".

Redomoneando el mordisco
del "gaucho" y el "cara negra",
trata un puma con cautela
oyendo con el hocico.
El estero, suelta el grito
infalible del chajá;
lo afina una yarará
en su lengua de saeta
y amplio festón de gambetas
borda un ñandú al fachinal.

Abanicando el vacío,
los funerarios "silbones",
bajan a orlar de crespones
las barrancadas del río.
Un carpincho precavido,
en apurada ablución,
malogra la inspiración
del "martín" que en un peñasco
va deglutiendo a pedazos
las aletas de un salmón.

Minuto de calma honda...
Luego, el clarín de un "charato",*
desde el fortín de un lapacho,
toca a "degüello" a las sombras;
el campo tiende su alfombra
de margaritas moradas
y la fuerte sudestada
atolondrada de brillo,
es recogida a rastrillo
por las últimas lomadas.
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*"Charato", masculino de Charata:  (Ortalis canicollis) es una especie de ave galliforme de la familia Cracidae que habita en el Chaco de Bolivia, Brasil, Paraguay, Uruguay, Argentina, en bosques y sabanas de tipo chaqueño.
Recibe los nombres comunes de chachalaca de Chaco, charata, pava charata, aracuá, arancuá, guacharaca,3​ faisán, pava del monte, hachalaca, o mamacu (término del quichua: solterona, según Vúletin por el alboroto que hace cuando vuela). Charata deriva del quichua; charchay, en quechua, es el niño bullanguero, gritón, y charchaychacay es comportarse mal; y esta ave va en pareja, grita fuertemente cuando vuela y se posa nuevamente, de ahí ese nombre deformado con el tiempo.

Milonga por Waldemar


Payador (Milonga-cifra)




Cuatro puntos cardinales
Cubren la imagen del sol
La tierra reclama un canto
Que se llama payador.

(W. Lagos)

De la península ibérica
a este nuevo continente
surge gallardo exponente,
payador de nuestra América;
una virasón quimérica
bañó su pecho de audacia
y fue por su idiosincracia
en los principios, heroico,
soldado y cantor estoico
que tuvo la democracia.

Con la madre patria España,
llega y luego se proyecta
sobre esta América inquieta
que en virtud de luz nos baña,
enardecido en su azaña
cruzó dejando una estela,
en su acriollada vigüela
por Chile, Perú y Bolivia,
Colombia su canto entibia,
por México y Venezuela.

En la aurora del saber
templó su virtud de paria,
errante en la luminaria
senda del amanecer;
con Brasil templó el ayer
su fuerza de ñandubay,
sus brazos el Paraguay
abrió para recibirlo
y Argentina para unirlo
por siempre con Uruguay.

Con O'Higgins y Santander
un nuevo sol amanece,
con Martín Sucre florece
la patria en su rosicler,
con Lope aclaró el deber
en un mundo de fatiga,
con Hidalgo las intrigas
desaparecen por fin,
con Bolívar y San Martín,
libró su canto y Artigas.





Coplas para mi tiempo


(Foto de don Waldemar Lagos)



Abierto a las inquietudes 
populares de mi pueblo,
me voy abriendo camino
con la pluma entre los dedos;
pregonando una cultura
propicia mi propio sueño
para enaltecer cantando
con amplitud nuestro acervo,
testimonio de un pasado
que legaron mis abuelos.

Tradiciones y costumbres
hablan de historia y de tiempo,
lenguaje de manos limpias 
me acarician en silencio;
un horizonte de luz
ilumina mis proyectos
y propago a viva voz
la virtud de un arte viejo
que cobra vida en la imagen
de un cantor de tiempo nuevo.

No menosprecio el que canta
cosas de tierra adentro,
al contrario, lo valoro
por rememorar lo nuestro
pero mi conquista es otra
en la hora de los pueblos,
yo pretendo iluminar
con un sol en cada verso
aprendiendo y enseñando,
enseñando y aprendiendo.

Vivando en auroras claras
bajo la comba del cielo
me voy midiendo en palabras
como todo forastero,
anticipado el benigno
gesto de los sentimientos
esclarecido en el rumbo
celeste de mis conceptos.

Munido en presencia siempre
de optimismo y de respeto,
florezco en trigales rubios
llenos de paz y progreso;
progreso que me preocupa
tanto como mi pueblo
y lo relaciono en canto
viajando en aras de un sueño
hacia la América toda
con un acendrado anhelo.

Yo pienso, razono y canto
siempre con un fundamento
a través de un mundo andado
sin límites de derecho,
para luego darme nombre,
piel y rostro, siglo adentro,
con proyecciones futuras
unificando criterios
preocupado en el quehacer
de la gente de mi tiempo.



sábado, 19 de agosto de 2017

Pasensia

(Fotos: Daniel Sempe)



¿Que po'hacer repartija'e lo mío
a pedir me quedé?
¡Pasensia!, qué vi haser.
También mulas que cuartean aguateros...
se quedan en la güeya, muertas'e se...

¿Que dispués de haber criao hijos ajenos
m'encuentro d'este modo?
¡Pasensia!, no lo inoro.
Tamién el sol priesta calor a tuitos...
y pa'dormir debe emponcharse solo.

¿Que a la gurisa que alegró mis años
se la yevó un pueblero?
¡Pasensia!, compañero.
Que pa'cantar en casa'e los ricos...
tamién crían pichones los jilgueros.

¿Que aquí en mi rancho guaresí un matrero
muy capás'e venderme si lo apuran?
¡Pasensia!, es mal de cuna.
También la selva escuende a los jaguares...
que en eya mesma han de chairar las uñas.


Serrana



Sí; supe hoy que jamás me has querío;
qu'el fierro 'e tus mañas
me puso en la frente la marca 'e marío...,
pa' usarme 'e pantaya.

Sé también de qu'en yerra de amores
pialaba tu honra un juerte serrano,
y que po' eso en la falda 'e "Los Moyes"...
descansa tu hermano.

Y qu'en l'abra del monte 'e los seibos
duermen dos varones,
con quienes jugaste al juego 'e los selos...
con cartas falderas, ¡que jueron facones!.

Y entuavía pa' ráirte 'e mi gasto,
me pedís, ¡mal hembra!,
que te truja del serro más alto
las flores más blancas, más lindas que tenga.

¿Y desís que tu antojo es pavada
pa' un hombre sin miedo?
Asertastes; me suebran agayas,
y en ves 'e las flores..., ¡mi daga te priendo!


¿Qué queda del ayer?

(Foto: Celina Frers)



-Perdóneme; no cráiba que un pedido,
hecho ansina nomás por puro gusto,
p'acortar la mañana,
l'hiciera tanto daño, tata viejo;
¡malaiga po'el antojo, si, malaiga!
pero hagam'el favor, sequ'esas lágrimas,
no es pa'tanto, ¡canejo!

-Sí, ya pasó, pavadas;
es, qué diantre, no sirvo pa'resero
si hay que rondar el propio sentimiento.
¿Qué queda del ayer me priguntabas?,
y en ves de la rispuesta qu'esperabas
t'he largao un lamento.
Es que, muchacho, 'unque  nos duela, es cierto
que del ayer... ¡ya no nos queda nada!

Talvés he dicho mal; algo nos queda:
unos cuantos ricuerdos,
condenados que marchan pal destierro.
Sin que naides se apiade'e sus tormentos...;
porque hasta'l mesmo ruido de sus pasos
lo ha 'ugao el ¡güeya, güeya! del progreso.

Bien haiga lo que venga, si es que viene
pa'engrandecer la patria;
bien haigan los que pisen este suelo,
si son varones como Dios lo manda:
güenos de brasos y de asiones güenas;
pero naides se sienta con derechos
pa'pisotiar lo di antes, ¡lo qu'es nuestro!,
porque no hay lay denguna,
ni en la tierra ni el sielo...
que ordene degoyar a los agüelos
pa'que puedan vivir mejor los nietos.

¡Y son hijos'e crioyos los que afirman
qu'el pasao ya murió, que hay qu'enterrarlo!
y que el gaucho, figura del momento,
no vale ni la pena recordarlo...,
y esto, a mi ver, es olvidar la madre,
la que nos dió a chupar su mesma sangre...
porque áura no es capás de alimentarnos.

¡Qué queda del ayer!, si hasta me cráigo,
a juersa de vivir tan amargao,
que tuíto se ha cambiao
y qu'el sielo de hoy no es nuestro sielo;
si los ocasos, qu'en un tiempo jueron
listaos de rojo como ponchos pampas...,
se han güelo amariyentos, como enfermos;
ya no hay seibales que l'empriesten juego,
¡se han apagao al golpe de las hachas!

Antes, casao, un hombre y con traint'años,
ganaba el campo pa'pitarse una chala:
¡Se rispetaba a los ancianos mucho!
Hoy, cualesquier mamón sin rastro'e barab,
andequiera te yama, se te cuadra...
y te pide el yesquero pa'su pucho.

Y si hablás con cariño de la patria,
no falta quien te diga entre sonrisas
mesmo
como apiadao'e tu inoransia:
"Patria es ande se come y se trabaja"
"que a dengún mercachifle da ganansia"
"cambiar por patriotismo una camisa".
¡Y qué l'hemos de haser!, si eyos no saben
d'espuela, de chiripá, facón ni vincha...,
ni han sentido el chusaso de una lansa...
ni le han sumido a un redomón la pansa
arrastrando cañones a la sincha!

Y no sólo el cariño por la patria
sino que hasta el rispeto lo han perdido;
y si crusás de algún pueblo las cayes
oirás que a nuestro Hino...
tocan los grajójonos las madres...
pa'entretener sus niños.
Ya ves que del ayer sólo nos queda,
y eso hasta hoy, el nombre de argentinos.
¡Quiera Dios no haiga yerra y contramarquen,
pa'ponernos mañana otro más lindo!

jueves, 17 de agosto de 2017

Maidana


(Foto de Serviliano Maidana, baqueano del general Lavalle)


Jué en una de mi flor. Hasta en los cerros
nacían margaritas coloradas
y quedamos dispersos unos pocos,
con malas armas y ninguna bala.

Entreviero feroz: ¡Vinchas y bolas!
melenas y clineras enredadas,
relámpagos de sables y facones;
divisas rojas y divisas blancas.

Allá sobre la frente del sol bajo,
semejaba una vincha roja franja.
Dejuro había salpicao la orilla
del horizonte azul la sangre gaucha.

Nos traiban derrotaos y de tan cerca,
los gritos nos golpiaban en la espalda,
y nosotros echaos sobre el pescuezo
charquiando los reyunos a rodajas.

Llovía un chaparrón de boliadoras
que acalambraba los matungos maulas;
como trío de yaras cabezonas
se enredaban juriosas a las patas.

Maidana me seguía a un tiro’e lazo
gastándole el resueyo a un criollo pampa,
cuando lo vide cáir, tosiendo sangre
ensartao en las aspas de una lanza.

El caballo cruzó. De puro instinto
lo agarré del cabresto a la pasada,
pa’ llevarle, a lo menos si volvía
la noticia a la viuda y las cacharpas.

Mejor me hubiese güelto sobre el pucho
a vender junto a él, la vida cara
a quebrar el facón contra los sables
pero a morir en ley como Dios manda.

Y lo dejé nomás… Pobre mi amigo…
Amigo de la paz y las patriadas;
amigo de las malas y las güeñas,
y amigo de las güeñas y las malas.

Y espueliando por juera a un duro’e boca
-como adentro el dolor pinchaba mi alma-
me escabullí por fin del chucerío,
como dice el refrán, echao en l’anca.

Se hizo la paz y regresé al ranchito
del que quedo tirao en las quebradas
defendiendo el color de una divisa
vergüenza ponzoñosa de mi raza.

Me acuerdo que me dijo muchas veces
en charlas del fogón o de la carpa:,
“-Si sos amigo y regresas con vida,
cuidame el gurisito si me matan”.

Por eso lo lloré junto con ella.
Igual que un perro le cuidé las casas
y gasté con los suyos los vintenes
que en domas o tropiadas agenciaba.

Y al gurisito, con cariño’e padre,
si se dormía, lo acosté en mi falda
y si lloraba de mimoso que era
le empriesté pa’ juguete mi guitarra.

Pero vino después la “primavera”;
se ajuntaron de a yuntas las bandadas,
y echaron flores, dende los rosales
hasta esos yuyos que a la hacienda matan.

Y un vaho de vida resurgió violento
que en ley pareja la natura implanta,
y ardió el instinto como un juego interno,
que a procrearse las especies manda.

Y ella tenía veintidós abriles…
Eran sus senos como dos torcazas,
tenían sus ojos un mirar profundo,
había en su boca contenidas ansias!

Y, yo me paro, si a degüeyo tocan,
y a veces, antes de copar la banca…
pero si dentran a jugar polleras,
si solo no me paro… no me paran!

Y como me conozco y soy güen gaucho
-antes dejuro, de meter la pata-
junté las pilchas, ensillé mi moro,
y con tristeza le anuncié la marcha.

Pensaba dirme como el hombre limpio,
bien atrás el sombrero, la frente alta!
que potros pa’ montar y chinas lindas,
ni nunca me faltaron ni me faltan.

Le dije: “-Me viá dir por un tiempito,
me han echao en el pago la perrada,
pero cuente lo mesmo con mi ayuda
que, teniendo yo plata, tendrá plata”.

Ñubló sus ojos el cristal del llanto,
bajó la frente de dolor cansada;
como una hermana se abrazó a mi cuello,
y yo la recibí como a una hermana!

Casualidá fatal que ató a mi vida
el ñudo potriador de la desgracia!,
sentí ruido de espuelas, miré afuera;
cuando en la puerta se paró Maidana!...

Nos miró sacudiendo la cabeza.
Tenía en los ojos un mirar de rabia
y se quedó parao como un palenque
sin decirnos siquiera una palabra.

Después, besó al botija que en un banco
como una piedra dormidito estaba
pa’ envolverlo temblando entre los pliegues
rojos y azules de su poncho patria.

Y con él en los brazos montó’e nuevo
y se puso chiquito a la distancia…
Mejor me hubiese güelto aquella tarde
a vender junto a él la vida cara…!!

miércoles, 16 de agosto de 2017

Milonga triste


Un cantor de soledades


(Pinturas: Molina Campos)


La guitarra, lazo abierto,
con seis cuerdas, corta el aire;
dibujando redondeles,
paisaje sobre el paisaje;
no hay ternura más bravía
que la pampa y el coraje
cuando canta por milongas
ese criollo en soledades.

Canta el hombre, piensa el hombre,
no es el grito que lo invade;
no es protesta en su garganta
lo que quiere y lo que vale,
él se funde en la madera
como un niño que se sabe
cobijado hasta la muerte
por la criolla tierra madre.

Habla poco por costumbre,
anda solo porque sabe
de las cosas que le duelen
quienes fueron los culpables
y en el libro de la vida,
aprendió a no lastimarse.
protestando noche y día
es difícil que se salve.

Cuantas veces fueron otros
y le dieron mil cantares
para hacer un cancionero
que le hablara de sus males,
con milongas, con estilos;
rebeldías que él ya sabe
que por más que las entone
en su rancho sigue el hambre.

Hoy lo veo con su niño,
de la mano, por las tardes,
dialogando en el futuro
con el surco y con la sangre
mientras besa la semilla
va pensando que ya sabe:
es mejor morir arando
que vivir, ¡dele quejarse!



No es pa' venta (Milonga)



Haga silencio el que escucha
que ahora que cantar me toca
me he de perfumar la boca
porque mi ciencia no es mucha.
Le pongo el pecho a la lucha
pa'cantar con sentimiento,
he templao esos seis tientos
pa'que sepan que el que canta
no es por su buena garganta
sino por lo que hay adentro.

Yo aprendí desde pichón
que en cuestiones de cantar,
hay cosas que respetar:
madre, patria y tradición;
cualquiera enciende un fogón
pa'calentarse las manos
pero si el hombre es baqueano
para encender esa hoguera
busca leña verdadera
y esa es la verdad, hermano.

Todo el que quiera cantar,
debe pensar porqué canta,
cualquiera su voz levanta
yendo pa' cualquier lugar;
y así empieza a tropezar
por no observar el camino,
a todos nos gusta el vino
pero hay que saber tomar,
perdonen el refranear
parece ser mi destino.

Ninguna jamás podrá
comprarme el canto sentido
porque son versos sentidos
con toda sinceridad;
la huella de la verdad
no la camina cualquiera,
las cosas a su manera
siempre se pueden decir,
mas nadie me ha de prohibir
que yo no cante sonceras.