sábado, 22 de enero de 2011

Mi tropilla


En la estancia "El Ensueño"
fue su encanto y maravilla,
una mentada tropilla
que seleccionó mi empeño.
Fui yo, sin jactancia, el dueño
de esa tropilla que fuera
la mejor que conociera
el pago de mis pasiones
y había allí sin pretensiones
del pelo que usted pidiera.

Tuve un zaino y un lobuno,
un moro y un colorao,
un bayo, un blanco, un tostao,
un overo y un cebruno,
pero mejor que ninguno
aquél bagual pangaré,
que yo mesmo lo amansé
y tan bueno me salió
que el día que se murió
de pena casi lloré.

Tuve un pampa y un tordillo,
un gateao, un rabicano,
un azulejo, un ruano,
un manchao y un doradillo,
entre ellos tuve un rosillo
que rematé en el poblao,
que sin haberlo aprontao
le gané siendo contrario,
al pingo del comesario
que naides le había ganao.

Tuve un overo rosao,
un alazán, un picazo,
que pa cualquier tiro'e lazo
nada mejor he encontrao.
Un malacara bragao,
voluntarioso y seguro,
y pa salir de un apuro
huyéndole al alboroto,
tuve un overo poroto,
un tobiano y un oscuro.

Tuve un tordillo sabino
como pescao pa nadar,
baquianazo pa cruzar
arroyo con remolino.
Como luz en el camino
muchas veces lo apronté,
muchas carreras gané
y el día del baile una moza,
del pago la más hermosa
el bagual le regalé.

¡Ah!, todo ha terminao
en mi enlutada tapera,
no hay ni una garra siquiera,
bozal, riendas ni recao.
Sólo un matungo prestao
suelo andar en ocasiones,
ya ni canto en los fogones,
mis alegrías se fueron:
y mis caballos murieron
igual que mis ilusiones.


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