martes, 18 de enero de 2011

Por el clavel de Ramón

(Pintura: Castagnino)Con un clavel colorao,
más grande que un corazón,
llegó el paisano Ramón
a un baile que jue invitao.
-"¡Salvaje!" gritó un malvao,
con quien Ramón ni se hablara
y para colmo lanzara
una carcajada hiriente,
que al oir eso la gente
como un chiste festejara.

Quedó Ramón tan cortao
sin saber a que atinar
al sentirse provocar
apenita habrá dentrao...
-"¡Claro que soy colorao!
aquí dentro y ande quiera,
y ahora paisano quisiera
si aguanta el que me provoca
que me repita esa boca
lo de salvaje ahí ajuera".

Se hizo un silencio profundo
después de la carcajadas,
se cruzaron las miradas
la tragedia presintiendo.
Tras Ramón salió corriendo
el gaucho provocador;
dicen que era peleador,
un artista pa’ el cuchillo,
en cambio Ramón sencillo
buen mozo y trabajador

Todos al verlo salir
dijeron casi a una voz
-"¡Pobre Ramón! ¡Santo Dios!
¡En que mano va a morir!".
El temor se hizo sentir
en toda su intensidad
porque Ramón en verdad
era la misma modestia,
en cambio Juan una bestia
salvaje hasta la crueldad.

Listo ya los corazones
sin buscarse se encontraron,
ya las bocas se apagaron
pero hablaron los facones...
Lanzan tajos a montones,
puñaladas a granel,
Ramón se muestra más cruel
pues resulta el más valiente
y se abalanza nuevamente
dispuesto acabar con él.

El duelo se torna cruel
terrible y desconsertante
tanto que ni el mismo Dante
pintaría un infierno igual.
Pero lo más fantasmal
de aquella lucha de liones
es que parecía visiones
al largarse puñaladas
por las chispas que largaban
el chocar de los facones.

La noche estaba clarita
como mandadita a hacer,
¡Qué clara se podia ver
aquella lucha inaudita!.
Juan le tira, Ramón quita,
más Ramón vuelve a tirar,
diciendo: -" Vas a pagar
con sangre tus carcajadas
y se lanzan puñaladas,
con las ansias de matar.

La lucha es bien parecida
pero de pronto se nota
que a Juan la sangre le brota
a torrente de una herida.
Tiene la frente partida
de un hachazo colozal
mas sigue peleando igual
como un tigre enfurecido
para después caer vencido
de otro puntazo mortal.

Alza Ramón nuevamente
Su brazo de triunfador
pero un grito aterrador
lo detiene de repente...
-"¡Basta!" le grita la gente
y Ramón tira el facón,
se inclina de corazón
pa’estrecharlo entre sus brazos
pero se oyen dos balazos
que parten de la reunión.

Su cuerpo se estremeció
junto con los estampidos
y entre profundos quejidos
dió dos pasos y cayó.
-"¡Cobardes!¡Maulas!", gritó
"porqué no tiran de frente"...
Y se paró nuevamente
con valor extraordinario
pa’caer sobre el contrario
y morir como un valiente.

Nunca se pudo saber
quién jue el que mató a Ramón,
jue tanta la conjución
que nadie pudo entender.
Se hablaba de una mujer
a quien Ramón despreció
y ante una virgen juró
matarlo ella misma un día...
Todo eso se decía
pero no se comprobó.



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