viernes, 21 de enero de 2011

Breve historia de un piropo

(Foto: Ronai Rocha)Salí, como salgo a veces,
por el pueblo a caminar,
pues la calle, como el mar,
suele darme buenos peces.
Mi red cosecha con creces
cuanto en mi bote acomodo.
Procediendo de igual modo
frente a los distintos climas,
el ser pescador de rimas
me cuesta empaparme todo.

De pronto te divisé
y el pecho me percutió
cual olla de pororó
cuando mete pereré.
No sé ni en que calle fué,
se me borró tal detalle,
porque mirando tu talle
tan amnésico pa un hombre,
me olvidé hasta de mi nombre
cuantimás el de la calle.

Viéndote venir, Simona,
pensé un saludo bien lindo,
de los que, obsequioso, brindo
no siempre a toda persona.
Te dije "adiós, vaquillona",
con voz de toro cebú;
pero sospecho que tú
no me oíste, sin embargo,
porque pasaste de largo
sin responderme ni "mu".

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