viernes, 13 de abril de 2012

Campiando (Relato)

(Dibujo: Tito Saubidet)

1
Voy trenzando una esperanza
en el largor de un chiflido
porque’l tiempo trascurrido
es pasao, que ya no avanza.
Mesmo que punta de lanza
voy picando pa’delante,
mi “zaino” marcha campante
muy ajeno a mi quimera
de golver a lo que juera
el rancho que viví enante’.
2
Voy andando por la güeya
costiando unos cañadones
que son por demás fierones
cuando la yuvia atropeya;
¡áhi sí, que hay que echar la peya
pa’ bandiar pa’l otro lao!
De los tiempos en qu’he andao
cuando muchachito chico
en mis ricuerdos ubico
locuras qu’he realizao.
3
Tupidos montes de talas
con un escozor de’spinas
al que un borde ‘e cina-cinas
le amariyenta sus galas.
Refugio de las bagualas
manadas, muy cimarronas,
o de la hacienda bravona
que se corta del rodeo
y amparo también, yo creo,
del que “el fierro” envalentona.
4
Suele pasar que’l crestiano
cuando su vida entreteje
risulta demás hereje
con su esistir de paisano:
enfrenta el peligro ufano
de lo feo hace lindura;
lo duro es una blandura
y hasta un tajo es un rajuño,
caricia es el abre puño
y flor, una matadura.
5
Hoy, a’queyos tiempos idos
en que sasoné m’infancia
los miro de la distancia
con los ojos sorprendidos,
y si bien como años juidos
los míos, se han disparao,
lo voy campiando al pasao
desmarañando un entuerto:
ya que no ví al Tata muerto
quiero ver ande ha quedao.
6
¡Áhi está! De acá diviso
aquel montecito chato
ande estaba, de hacía rato,
el rancho que ver prieciso.
Siento en el pecho el aviso
de un trotón que se desata,
la lengua, el chiflido me ata
y quedo como suspenso…
¡Velay vida…! si lo pienso
no sé si yamarte ingrata…
7
Está todo como enantes:
el rancho, el pozo ‘e brocal,
el palenque y el corral
y el montecito acechante.
Mas algo lo hace distante
y ha de ser porque ya vi
correr a más de un gurí
y alguna ropa tendida,
y es que tiene’l rancho vida
y no es la que yo viví.
8
Dispacio, me arrimé al tranco.
Jue aldaba el “¡Ave María!”,
y un atigrao me gruñía
avisando no era manco.
Por la puerta, vi que’l banco
dejaba un paisano flaco,
humeaba un negro tabaco
cuando dijo que me apiara,
yo le respondí, Juan Lara;
y él dijo, Ulalio Machaco.
9
Le’spliqué de mi visita;
que’l viaje había sido largo,
y era cumplir un encargo
de mi concencia, esa cita;
que sosegada esa cuita
que me trajo de’sprofeso,
más liviano, sin el peso
que mi entrecejo fruncía,
con “el viejo” en paz, sabía
que’ra un suspiro el regreso.
10
Me dijo que’ra puestero
y que’sos campos fiscales
los compró un tal Cañizales,
o juez o politiquero;
y que ya va un año entero
que con su familia está;
que’s una temeridá
el río con su bravura
y qu’él, una sepultura
nunca ha visto por acá.
11
Le conté que al pie de un tala
pa’nde’l monte se termina
y al lao de una vieja cina,
mi hermano, le dio a la pala,
y ayí con camperas gala’
dejó al hombre sepultao
tal cual él lo había ordenao
pa’ cuando su hora yegara
de que cerquita quedara
del lugar que se había criao.
12
Enyegao al sitio santo
me descubrí… latió el pecho,
algo contrito y maltrecho
le narré de mi quebranto:
que habiéndome alejao tanto
tarde me vine a enterar
y que aura quería pagar
esa deuda, y con rispeto
le tráiba el rezo de un nieto
al que no podrá besar.
13
Me santigué, y a mi frente
en cuanti alcé la mirada
vi que había una cruz grabada
en el tala, mesmamente.
“Hermano -pensé, sonriente-
ni el detaye se te’scapa…”
Ya más tranquilo, y de yapa
por Ulalio acompañao
golvimos, aunque cayao
que hay un silencio que atrapa.
14
Que hiciera noche’n su casa
me ofertó el hombre campero.
Tras cenar, bajo el alero
tendí cama y mi cachasa.
Dormí en paz -y a veces pasa-
¡como potriyito al sol!,
y antes qu’éste a su farol
le diera la luz del día,
recogí las pilchas mías
que ando… como el caracol…
15
Dispués del almuerzo chico
que acomodamos con mate,
traje’l “zaino” y “Prieparate
-le dije- o mejor te’splico?”
Ya me refregó el hocico
como olisquiando el sobaco,
las pilcha’el recao le atraco
y lo cincho con prudencia
que golviendo a la querencia
sé que’n su tranco me hamaco.
16
Ya sin peso en la concencia
me despedí de’sa gente
que’n trato tan aparente
cuartiaron mi diligencia.
Ese rancho, sin ausencia,
me’stuvo como esperando,
yo me acerqué barruntando
por no estar… cuando debí…
Y pa’ mi pago golví
tal como vine… campiando…


(15/03/2012)

(Dibujo: Eleodoro Marenco)

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