martes, 24 de abril de 2012

En la vanguardia




Como contándole cuitas
y murmurando un reproche
se va acostando la noche
sobre la pampa infinita;
cantando una vidalita
lanza su trino el jilguero,
borrón negro es el boyero
escondido entre la acacia,
¡y luce su última gracia
sobre su nido el hornero!

La pampa ya está dormida
cubierta en su opaca manta,
y la luna se levanta
empolvada y presumida,
ensaya una zambullida
junto a la margen del río;
desperezando su hastío
juguetea en la extensión,
y queda en meditación
como añorando desvíos...

Hora llena de emociones
en donde una voz secreta
le va dictando al poeta
las rimas de sus canciones,
cánticos de tradiciones
que al alma de uno le llega.
Visiones de Santos Vega
vagando por los fogones
¡jineteando redomones
donde puso su fe ciega!

¡Pampa gaucha, voy a hablarte!...
Quiero que esa voz secreta
me dicte como al poeta
estrofas para cantarte;
que sepan ellas hablarte
con vehemencia incontenida,
que sean ellas, nervio, vida,
protesta, caricia, halagos,
¡Y se aquerencien en tus pagos
de entusiasmos estremecidas!...

Han de ir buscando lomas
embriagadas de verdor,
cantando himnos de amor
con arrullos de palomas;
embalsamadas de aromas
dormirán en tu regazo,
se han de estrechar en tus brazos
como en una bendición,
y han de ser conjugación
del verbo de los abrazos!

Han de ser todo ternura,
han de ser luz, armonía,
bandurrias cantando al día
y faro en la noche oscura:
recorrerán tus llanuras
empapadas en canción,
serán cuerdas en tensión,
serán vibraciones, ecos,
¡Allá en los pagos de Areco,
rompiéndose en el Mojón!...

Pero también, imantadas
de coraje y de fierezas
rastrearán en las malezas
al toque de clarinadas,
serán chispas, llamaradas,
serán protestas en acción,
serán muda indignación
contra la ofensa al derecho,
y han de formar muchos pechos
con un mismo corazón...

Y unidas han de seguir
simbolizando las glorias
cantando estrofas de historias
con rumbos al porvenir;
ansiosas de resurgir
nuestras gauchas tradiciones
formarán en las legiones
de la patria emancipada,
¡Para ser la llamarada
de nuestros patrios fogones!...

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