domingo, 1 de abril de 2012

Dos hermanos y un destino


Dice un refrán muy gastau
que sigue andando en la huella
"hay quien nace con estrella
y está el que nace estrellau".
A tal punto me he inspirau
viendo dos hermanos andar
por eso quiero contar
la historia que así barajo
uno nació pa'l trabajo
el otro, pa dominguear.

Nacieron el mismo día
sin ser de la misma madre,
son hijos de un mismo padre
de una manada que había.
De potrillo se advertía
que no iban a ser igual:
el picaso, liberal;
el tostau, medio aburrido
pensando como al descuido,
en su destino fatal.

Después que los palenquearon
en forma pasiva y quieta
al tostau, una silleta
con retranca le encajaron.
Al otro le acomodaron
un recadito pobrón,
porque era sana intención
sacarlo bueno endeveras
pa'que en las fiestas camperas,
pueda lucirlo el patrón.

El picaso dominguero
de morral y bien tapau,
mientras que el pobre tostau
tenía echo trizas el cuero.
Lo usaron de cadenero
en varas de un carretón
y en mas de una ocasión
en una volanta vieja
llegó trotando sin quejas
al baile de la estación.

Y en el momento preciso
que ya empezaba aflojar,
lo pudieron negociar
pal remate e'yeguarizo.
Tal vez el dueño no quiso
ver el final de quien fuera
parejito en la mancera
o en la lanza del vagón
que nunca aflojó un tirón
ni se le ahogó en la pechera.

Triste realidad cuñau
que se vive paso a paso,
quedó muy solo el picaso
cuando se le fue el tostau.
Con rumbo para el poblau
dejándonos su secuela,
como cuerdas de vigüela
cuando no sirven caracho,
cayó el tostau en un tacho,
pa'bocha de mortadela.

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