viernes, 16 de septiembre de 2011

¿Y mañana?

Al projundo silencio del ocaso
y en el fondo mesmito del misterio
ha de cair esta vida, q'en su vaso
no encontró pa'sus penas refrigerio.

Jinetié la potrada de trabajos
diferentes, pa'ver si conseguía
lograr en mis continuos altibajos
la visión que a mi alma consumía!

Castigué juertemente en la contienda
luché con mi criollaza fe sincera
y si rodé mil veces, que no ofenda
naides vino a mirar por lo q'era!!

Ni hermanos ni parientes, han corrido
a tenderme su mano generosa;
¿qué se puede esperar del que ha nacido
pa'soñar solamente en una cosa?...

Eyos son muy güenazos, p'al consejo
sensibles al dolor, ¡con estribiyos!...
porque si hay q'ayudar, todo su espejo
lo empañan si le tocan los bolsiyos!

Colijo que al llegar esa partida...
estarán asustaos, y esa cosa
que les hizo ser malos en la vida
no le honrará su miserable fosa!!

Y este pobre aporriao de la vida
sin palmas, sin laureles y sin suerte
dejará pa'su última caída
estos versos que escapan a la muerte.

Es ansina nomás lo que presiento
ya no temo caer en la pelea
pa'ustedes le rigalo el pensamiento
d'este gaucho candil que parpadea.

Y al entrar en el seno del ocaso
habrá un gran intervalo de misterio
me alcanzará el Señor su blanco vao
pa'beber cristalino refrigerio.

Que mi cuerpo sufrido se disgregue
en comunión bajo la tierra santa
y mi sabia gauchesca se congregue
en viento y sol y perjumada planta.

Y dispués otra vez, a lo primero
pa'los más, noche eterna en esas güeyas
y po'el gaucho cantor, dirá el lucero:
"¡¡A esta cruz la custodian mil estreyas!!!!"

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