sábado, 17 de septiembre de 2011

Pampa viejo

Recuerdo eras cuero y hueso
y yo en mi afán de muchacho
coroné con tres penachos
la tabla de tu pescuezo.
Te di por nombre "Travieso",
adivinando tus trampas,
rasquetié tu pelo pampa,
corté tu cola al garrón
y te metí pa un galpón
orguyoso de tu estampa.

Mi primer caballo eras,
mi desvelo de gurí,
cuántas veces ni comí
por curarte las bicheras.
Si hasta de unas arpilleras
te hice la manta pal frío
pa cubrirte del rocío
en ese invierno crudón,
y ponía doble ración
si veía el morral vacío.

Aparceros de las huellas
nos hicimos tumbo a tumbo,
y alumbrábamos el rumbo
con un pabilo de estrellas.
Penas, dolores, querellas,
nos trajo los sinsabores
y en risas, cantos y amores
nos deparaba otro fin:
una cinta pa tu clin
y pa mi pecho unas flores.

Y en uno de esos caminos
que sobre tu lomo hiciera,
encontré la compañera
que se empotró a mi destino.
Los años en torbellinos
nos brindaron su albedrío
y hoy siento un lagrimón frío
por esos recuerdos tiernos
y han pasado treinta inviernos
sobre tu lomo y el mío.

Soñoliento en el potrero
tranqueás bichoco y enclenque
o andás rondando el palenque
pa servir de mandadero.
O pa que un mozo pueblero
que llega al campo a pasear
te quiere hacer galopar,
moviendo piernas y brazos
pero vos salís al paso,
sin apuro y sin mosquear.

Cuando me evoco muchacho
dentro a recordar tu estampa
y te veo mi zaino pampa
con aquellos tres penachos.
De nostalgia me emborracho
al verte viejo y sobón;
que te llamen mancarrón
es el final de tus glorias:
tu rosario de memorias
te rezo en mi corazón.




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