sábado, 17 de septiembre de 2011

Tiempo feo

(Pintura: Carlos Montefusco)
Aburrido el día dispara
muy lento y muy perezoso,
porque al despertar lluvioso
el sol ni asomó la cara.
Y como nadie lo para
ni nadie le pone freno
sopla el viento a pulmón lleno
doblando al sauzal tranquilo,
y en ancas de un refucilo
va el cañonazo de un trueno.

En la cocina, el puestero,
-con su familia reunido-
paciente y entretenido
está macetiando un cuero.
Su mujer, con mucho esmero,
con paciencia y sin rigores,
al conocer los valores
que transmiten el saber
les está enseñando a leer
a los tres chicos mayores.

Mientras que afuera, a porfía,
sigue fuerte el chaparrón,
adentro, desde el fogón,
se alzan chispas de alegría.
Un sapo que está de espía
se va de puro andariego,
y medio atracao al fuego
donde arde leña de "alcacio"
se va asando despacio
la media res de un borrego.

La gente está presintiendo
y se hace firme en la idea
que si el viento no cambea
le va a seguir sacudiendo.
Pero aunque siga lloviendo
no achica la animación,
porque en cualquier ocasión
para la gente argentina
siempre ha sido la cocina
punto central de reunión.

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