martes, 13 de septiembre de 2011

Por despreciao

Había yerra en "La Sofía"...
y entre muchos comedidos
pa no gastarme en cumplidos
también yo cayí ese día.
Más de un criollo se lucía
haciendo andar el trenzao,
fantasiando en un volcao
al balar del terneraje
entre risas del gauchaje
y olor a pelo quemao.

Habían dejao pa el final
treinta potrillos mestizos
que de puro asustadizos
trotiaban entre el corral.
Se fue de hocico en un pial
al salir puertiando un ruano,
y al apretarlo un baquiano
quema la marca certera
pa que así de esa manera
deje de ser orejano.

Quedó un potrillo tostao
como pa sacarle el cuero,
que por cabezón y fiero
ni siquiera fue marcao.
Y como me habían bichao
mis dos alpargatas rotas,
entre risas y chacotas
al despreciarlo otro pión
me lo regaló el patrón
pa que hiciera un par de botas.

Me lo llevé... y al mirarlo
como a un regalo barato
para dir pasando el rato
dentré despacio a domarlo.
Por gusto de caminarlo
un domingo de febrero
entre los gritos de un tero
yendo pa el puesto de Cruz
al "dentrarle" a un avestruz
me entró a gustar pa ligero.

Sobrando y sin exigirlo
a sus patas me confié,
y once carreras gané
sin pegarle un solo chirlo.
Por eso hoy puedo decirlo
que aquí cayó la justicia,
y sin cáir en la malicia
muy contento les señalo
que hasta el patrón del regalo
lo mira y me lo codicia.

De aquellos que se rieron
aura soy yo el que me río,
y a mi abierto desafío
siempre asustaos me juyeron.
Algunos se arrepintieron
por haberlo despreciao,
y a muchos que se han burlao
les digo pa que se asombren:
¡que por la plata que nombren
les corro con mi tostao!