martes, 8 de mayo de 2012

Entre galgos y milongas



Hoy desensilla mi canto
en su fogón, aparcero,
saludando a los galgueros:
los de la libre en el campo.
Mi décima le estampo
poniéndole el corazón
para usted que con pasión
vive esperando con ganas,
que llegue el fin de semana
para ir a tirarle el garrón.

Es deporte y es pasión
el hombre junto a su perro,
lo mismo que Cruz y Fierro
evocan la tradición.
Ir al campo una adicción
siempre que Dios lo disponga;
aunque la mujer rezonga,
se enoja pa que no vaya
¡vos mantenete en la raya!:
perros, liebres y milongas.

Tengo de Ochoa el permiso
para entrar por la otra puerta.
Me la iba a dejar abierta
pero mi tío no quiso.
Y por si fuera preciso,
llevó una palita chica
mientras viajamos me explica
cuántas veces le pasó:
que alguna liebre encuevó
y con qué lo certifica.

De que hay perros voladores
se escucha por todos lados
pero en invierno se ha dado
y no me va a corregir
he visto a muchos sufrir
con una bronca machaza.
Son cuzcos de buena raza
pero de boca cocida,
las orejudas con vida
y uno triste pa las casas.

Y "que se le fué por poco
porque le salió pa'trás
que a éste no lo traigo más
porque es un perro re loco".
"Que la Chicha corrió poco,
pa qué le di de comer"...;
dejáte de padecer
no empecés como los gringos
la revancha es el domingo
y otra tendrás que correr.

Que te corro, me corrés...,
que sos un viejo cuzquero;
que corre bien el overo...
cuántos cuzcos que tenés...
Qué folklore dígame
¿no es lindo ser un campero?
aunque sufra un año entero
lo voy a felicitar:
aunque no pueda agarrar
¡qué orgulloso es ser galguero!

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