miércoles, 30 de mayo de 2012

Carta a mi amigo


Carta a mi amigo Andrés Eduardo Gromas

De los meses el menor
ya de su fin en el borde,
en el campo e Errecaborde
año del Libertador.
Después de poner Señor
pongo Andrés Eduardo Gromas
que aunque no estoy para bromas
el humor no pierdo al ñudo
te mando aquí mi saludo
perdoná puntos y comas.

Hace ya cerca de un mes
que sacando papa estoy
y pa la ciudá no voy
ni me escapo dos por tres,
por eso te escribo Andrés
con el fin de relatarte
u más o menos contarte
lo que aquí va sucedido
porque hasta aura no he podido
ni llegar a saludarte.

Hemos hecho una contrata
y aunque es nada más que un pucho
si uno se deja estar mucho
el asunto se dilata,
y el que quiera ganar plata
cuando por tanto trabaja,
como pronto el sol se baja,
no se ha de quedar dormido
y andar a tranco tendido
si quiere sacar ventaja.

Damos madrugones tales
que hay que prender el farol
y cuando aparece el sol
pòr las puertas orientales
ya a esa hora a los animales
se les ha asentao el pelo
y ya ha comenzado el duelo
del maquinista y nosotros
que ata chuzos como potros
con las colas por el suelo.

Aunque a veces se descansa
un rato pa resoyar,
si nos dejamos estar
la máquina nos alcanza.
Si rinde, poco se avanza
con las maletas cargadas
y los otros camaradas
pronto encima se nos vienen;
si vieras cómo me tienen
las hormigas coloradas.

Aunque hace tiempo que me ando
en campamentos y carpas
a dormir en las cacharpas
ya me estoy acostumbrando,
es lindo de vez en cuando
vivir un tiempo a potrero.
Resulta que cocinero
no se pudo conseguir,
y a veces me toca dir
a hacer de comer primero.

En la carpa en donde acampo,
enciendo un fuego infernal
y un puchero colosal
hago en llegando del campo.
Todo junto allí le zampo:
la carne, el agua y la papa;
después le pongo la tapa
y está hecho en cinco minutos,
en estos trabajos brutos
todo se hace de una etapa.

Y ya después que almorzamos
entre bromas y chacotas
nos esperan las gaviotas
y pa la melga agarramos.
La cincha nos colocamos
y empezamos enseguida;
suavizongo de movida
damos algunas güeltitas,
juntando algunas papitas
pa ir trabajando la comida.

Después que el sol se ha dentrao
en un horzonte que arde
cuando agoniza la tarde,
y la jornada'a acabao,
si alguno viene cansao
niinguno se muestra flojo
nos brilla el blando del ojo
que es la única parte clara
pues traimos negra la cara
con la tierra del rastrojo.

Mientras la noche carnea
la vaca del horizonte
noto en el cercano monte
que ya ni un ave gorjea.
Lejos un perro torea
y contemplo a la oración
peyiscar un mancarrón,
sobre un palo una lechuza,
explorando la extensión.

Pa la cena hacemos guiso
cuando no se hace estofao,
ahí lo hacemos apurao
entre todos, de improviso,
y en un banquito
me siento mientras mataeo
y enconteces ya está hecho el fideo.

"A comer" grita un paisano,
y, como ninguno arrolla,
ya enderezamos pa l'olla
con los platos en la mano.
Ya busca algún veterano
de las doce alguna presa
u para ajuera enderieza
quien primero se ha servido.
YO ya soy un convencido
que el esuelo es la mejor mesa.

De vez en cuando un churrasco
se hace pa diferenciar
y pal garguero mojar
no suele faltar el frasco,
al que nadie le tiene asco,
porque empieza el "sirvase"
"No, primero tome usté
y güenos, el trabajo obliga
vos sabés que la fatiga
es hermana de la sed.

Ya nos va quedando poco,
la lucha ha sido continua.
Entre el abrojo y la quinua
me han tenido medio loco.
Y te diré que tampoco
ando bien de una paleta
es que tirar la maleta
no es comida pero enyena
aunque es una changa güena
una campaña completa.

Es ley pal que nace pobre
tener que agachar el lomo.
De otra manera no hay como
siendo honrao, ganar un cobre
no es porque el tiempo me sobre
que he destapao el tintero.
¿Es que a cáido un aguacero
que trabajar nos impide.
Y con esto se despido
de vos, tu amigo

Luis Berho.

No hay comentarios: