lunes, 8 de octubre de 2012

Bravía...



I
Hinca su rayo en la loma
y viste de verde al monte
el sol, que en el horizonte
su cara rojiza asoma;
la aurora es una paloma
en oro y malva vestida
que en el espacio atrevida
su raudo vuelo levanta,
y es la pampa una garganta
que entona un himno a la vida.

II
La sombra entre los sauzales
se encoge al ver la mañana,
mientras la perdiz desgrana
su silbo entre los cardales;
peinando a los pastizales
la fresca brisa murmura
un cantar, que en la llanura
va a perderse entre las zarzas,
y una pareja de garzas
va abanicando la altura!

III
Rompe la dulce y tranquila
paz que se extiende en la pampa,
el relieve de una estampa
que a lo lejos se perfila;
siguiendo "güeyas" enfila
hasta dar con la ladera;
junto a una vieja tapera
que el pastizal le hace alfombra,
sirve de marco una sombra
que se inquieta en una espera.

IV
Van a dirimir la suerte
de a quien le toca un querer.
-Caprichos de una mujer
los pone frente a la muerte-
Es un rencor sordo y fuerte
lo que en sus pechos se anida;
es ancha y profunda herida
la que les marcó un desprecio,
...y la sentencia es el precio
de pagarla con la vida.

V
Se enfrentan!... Fuerte los brazos
se estiran en las visteadas;
lucen giros las cuerpeadas
al esquivar los puntazos.
Miden distancias... los pasos
se afirman en los talones.
-No hay ventaja en las acciones-
Mientras que al chocar los fierros
hacen sones de cencerros
los filos de los facones.

VI
En una acción decidida
los tajos van anhelante
en procura del instante
de dar fin a la partida,
buscando ansiosa la herida
los brazos firmes, ligeros,
paran los golpes certeros
sin fatiga y sin desmayo,
...mientras el sol con sus rayos
va chairando los aceros...

VII
Forman la guardia cerrada
el poncho en los antebrazos
que tajean los hachazos
de una lucha encarnizada;
la mano como imantada
se aferra a la empuñadura;
es un mimbre  la cintura
al ensayar la gambeta,
...Y hasta la muerte se inquieta
de tanta y tanta bravura...

VIII
Va recta la puñalada
que llega firme y precisa
a bordar en la camisa
una inicial colorada.
Cae la guardia... crispada
la mano torpe y vencida
pretende achicar la herida
conque lo marcó la suerte,
porque siente que la muerte
le va llevando la vida.

IX
Ni un blasfemar, ni un gemido
sobre el terreno se escucha
y deja un saldo la lucha:
-un vencedor y un vencido-
procura en vano el herido
no dar tregua a su congoja;
hay un temblar en la hoja
que ha meyado el desconsuelo,
mientras se cuaja en el suelo
la sangre en una flor roja...

X
La mano que ha decidido
a su favor la contienda
es la que pone una venda
sobre el pecho del herido:
-Alza en brazos al caído,
lo enanca en su parejero-
Por el angosto sendero
se pierde en el fachinal,
para ofrecer al rival
amparo bajo su alero.

2 comentarios:

Conunpieenelestribo dijo...

Una pregunta, quien lo escribiö? se lo pueda hallar cantado en tiempo de milonga? gracias

Marita dijo...

Una pregunta, quien lo escribiö? se lo pueda hallar cantado en tiempo de milonga? gracias