viernes, 26 de octubre de 2012

Destino


(Foto de don Jaime Dávalos)

De mínimas heridas lastimado
me voy muriendo a ratos tan ligero,
que me siento lejano y extranjero
del que ayer fuera alegre y confiado.

Tengo un niño en el alma rezagado,
no quiero endurecerme, ay. No lo quiero.
Ni ser mi padre... ni tener sombrero...
sino ser un cantor enamorado.

Quiero permanecer en la tristeza
y en la angustia de andar como los bichos...
perdido por el mundo de la leña.

Llevar como una novia mi pobreza,
y morirme del gusto y del capricho,
de ser un animal que canta y sueña.


1 comentario:

Anónimo dijo...

ESTE DI QUE FUE UN CANTOR...

SAU