jueves, 25 de julio de 2013

Estancia "La Nicolasa"



Estancia "La Nicolasa"
que contra el río se asoma,
blanca como una paloma
con su población machaza.
Hay un recuerdo que abraza
entre sauces y jarillas,
por eso sin maravilla
de lejos un verso le estampo,
cuarenta leguas de campo
y más de veinte tropillas.

El 14 en la florida,
el 16 y otros lotes,
los cruzábamos al trote
en distintas recorridas.
Rastros de lionas paridas,
de jabalises y gatos;
mas como mensual barato,
tal vez por ser muchachito
me llamaban "cuñadito"
pero me daban buen trato.

Ahí aprendí por fortuna
lo que es enlazar con rollo,
y cómo trabaja un criollo
entre la hacienda vacuna.
Sin bretes ni manga alguna,
entre un rodeo machazo
donde se soban los lazos
y se descosquilla el pingo,
por eso el que es medio gringo
capaz que muere a porrazos.

Y en tiempos de las esquilas,
igual que para los baños,
el madrugar no era extraño
pues el capataz vigila.
Y cómo formando fila
entre grito y carcajada,
salíamos de madrugada
bajo la luz del lucero,
con tropillas y carguero
a juntar la caponada.

En esas mismas campañas
lo he visto y lo he practicao,
echar un pial de volcao
igual que enlazar con maña.
Claro que no era una hazaña
allá para ningún peón,
cuando mandaba el patrón
por los campos trabajando,
cruzar el río nadando
a la par del mancarrón.

Pero llegando el domingo
que llaman "pa descansar",
y también para lavar
cada pilcha que distingo,
después de tusar al pingo,
alguno que le gustaba
empezaba con la taba
al costado del galpón,
y a escondidas del patrón
cada peso retozaba.

Viejo Río Colorao,
testigo de lo que canto,
pero ya ha pasado tanto
que alguno estarán finao.
"Los campos se han alambrao",
me decía el viejo Bartolo,
y triste como un chingolo,
cuando lo encuentro me cuenta:
"donde antes éramos cuartenta
ahura cuida un hombre solo".

Estancia "La Nicolasa"
un poco madre de muchos,
donde encendí el primer pucho
junto a Marcelino Lassa.
¡Qué lástima no se enlaza,
ni el tiempo ni la distancia!,
sino sobre aquella estancia
con cuántos podría verme...
donde para siempre duerme
un pedazo de mi infancia.





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