martes, 7 de junio de 2011

Siesta

La chicharra, con prestancia,
lanza en horas de la siesta,
los acordes de su "orquesta"
en el patio de la estancia.
El sol en tal circunstancia
sigue "apretando" muy fiero,
y en el campo todo entero
parece que el suelo arde
al calor de media tarde
de un bravo día de enero.

Bajo la sombra mejor
cada peón tiende el recao,
buscando el que ha madrugao
un sueño reparador.
El mangangá zumbador
con su figura cargosa
rezonga en forma enojosa
todo el patio dominando,
dando vueltas y observando
como una china curiosa.

Se ven blanquiar esquiladas
las ovejas del plantel,
unas que van pa el jagüel
y otras en la sombra, echadas.
La mosca brava, en bandadas,
cargando se engolosina
y si el rigor no mezquina
cuando a la tropilla azota,
suelta el cencerro su nota
al mosquiar de la madrina.

En el cielo despejao
-celeste telón de fondo-
el astro rey, muy orondo,
parece haberse agrandao.
El pastito chamuscao,
impotente, entristecido,
se dobla sin un gemido
como si fuera un anhelo
pedirle perdón al suelo
por entregarse vencido.

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