Caso raro me ha pasao
el otro día, amigazo,
con el tremendo fracaso
que me pegué de porfiao.
Ansina, me vi obligao
a dar rienda, como flojo;
entuavía tengo enojos
por ese invento genial,
que quise hacer otro igual
y no cumplí mis antojos.
Al verla me pareció
sencilla sin discutir,
la máquina de escribir
que bastante me agradó.
Un vaquiano comenzó
sus teclas a manotiar,
y sin mucho trabajar
un papelito enroscao,
lo dejaba "escribidiao"
clarito y sin borroniar.
En el momento pensé
que el inventor no era "mago"
y, al regresar a mis pagos,
me dije: "una mesma haré".
Pero ¡canejo! así fue
que aquel fracaso sufrí,
porque en cuantito volví
con afán y con esmero,
a aquel invento pueblero
hacerlo me decidí.
Con pedazos de latones
una caja fabriqué,
y adentro le acomodé
lapiceras a montones.
Le fui poniendo "botones"
con los que teclas formaba,
en los cabos que asomaban
pa'afuera por ahujeritos,
y adelante un papelito
enroscao le acomodaba.
Cuando dejé preparao
todos estos elementos,
imaginé que el invento
se daba por terminao.
Le puse tinta apurao
deseoso de comenzar,
y ansina, sin esperar,
los "botones" apreté,
pero tan fuerte golpié
que en mis faldas vino a dar.
Maldecí la suerte mía
por darme tan malas cuentas,
y viendo la vestimenta
que llena'e tinta tenía.
Es por eso que entuavía
quéllo me hace rabiar,
más por tener que aflojar
y que a pesar de insistir,
la máquina de escribir
no la pude hacer andar.
(Foto: "Máquina de escribir Blickensderfer nº 5")
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