lunes, 6 de junio de 2011

El tirador

(Foto: Martín Pedro Hardoy)

Prenda tan gaucha que ha sido
y hoy casi nadie recuerda,
no es difícil que se pierda
como un héroe en el olvido.
En él fue más sostenido
el facón que el chiripá;
y mi recuerdo se va
a confundirse y lo enredas
al brillar con tus monedas
en tiempos lejanos ya.

Talvez las cosió una china,
orgullosa de tu adorno,
mientras al calor del horno
se hacían tortas de harina.
La regalona gallina,
por aquél brillo tentada,
en su falda acomodada
picando con mucho empeño
no le quitó ni una al dueño
porque era muy vigilada.

Las rastras eran platales
que coronaban la prenda
con la marca de la hacienda
o en oro las iniciales.
En sus bolsicos los riales,
como una hacienda revuelta:
mas ya la apuesta resuelta,
se decía en son de chanza:
"Poniendo estaba la ganza"-
¡Y había que darlo vuelta!

No faltó quien, al calor
del juego que al alma traba,
a las vueltas de la taba
lo arriesgó con su valor,
y se alejó con dolor
cuando así se lo ganaran,
y su suerte comentaran
sufriendo el rudo bochorno
¡De perder el gaucho adorno
que tanto le codiciaran!

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