sábado, 18 de febrero de 2012

Rastros que acusan

(Pintura: "LLegando al rancho", Horacio Berta)


En un puesto no lejano
en el campo de esta estancia
(Indicando a la distancia
así comenzó el anciano):
Vivía un joven paisano
con la mujer de su amor
De su fama de cantor
más de una hazaña se cuenta
Y tuito el pago lo menta
como diestro rastreador.

Comenta la paisanada
que el desdén de esa mujer,
una ocasión sin querer
lo descubrió en su pisada,
en las huellas su mirada
rastros de botas notó
y convencido que vio
las marcas de una pareja
el hombre como una queja
a su gaucha interrogó:

-"No es que me sienta encelao
ni quiera hacerte un reproche,
pero por la tapia anoche,
Lucía, un hombre ha saltao…”
-“Si por la tapia ha entrao
algún ratero habrá sido”.
-“El hombre ha entrao y ha salido
y nada nos ha robao.
Si los perros no han ladrao
el ratero es conocido".

-"Parece mas bien que fuera
el extraño visitante,
mas que un ratero, el amante
de una mujer que lo espera”.
-“Lengua mala de azotera
con puntitas de alfiler,
eso me hace suponer
de que sospechás de mí”.
-“Hombre, clarito es así,
aquí no hay otra mujer”.

-“¿Cual es la prueba conciente
que justifique tu duda?”
-“Lo grita la lengua muda
de cada rastro patente:
Hay en la tierra evidente
paso a paso una señal;
al otro lado del tapial
se ven pisadas de un flete
Que esperaba a su jinete
oculto en el matorral".

"Como el intruso ha pasado
sobre la tapia al oscuro,
el hombre con el apuro
los adobes ha voltiao,
por donde mrsmo ha saltao
esta la marca visual
desde juntito al tapial
se ven patente las suelas
fe dos botas con espuelas
hasta abajo del zarzal”.

-“Si en toda la rastrillada
tan solo hay pisadas de hombre
¿De que queres que me asombre
si no he visto ni sé nada?”
-“Tengo la prueba clavada
es al ñudo que negués
hay de mujer a la vez
con la de hombre mesturadas:
y están entre esas pisadas
las dos plantas de tus pies".

"Después él se despidió
de nuevo salto el tapial;
montó sobre su bagual
y al tranquito se alejó.
Eso es lo que he visto yo
en el rastro descubierto;
como encuentro en el desierto
las pisadas de una hacienda,
he descubierto mi prenda
que en tu corazón he muerto".

"¿Por qué es que llorás mujer
si eres mas libre que nunca;
yo no soy hombre que trunca
los derechos a otro ser?
Sos muy dueña de querer
a tu elegido varón
pero no tenes razón
de ahogar el amor que grita
que llega al labio y se agita
a impulsos del corazón”

Él con todo sentimiento
fue despacito ensillando,
ella seguía llorando
solita en el aposento.
Le dijo "hasta otro momento"
y al galope se alejó,
en su cerebro llevó
como una espina clavada
la visión de la pisada
que en su rancho descubrió.

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