viernes, 31 de diciembre de 2010

Campo

(Pintura: Carlos Montefusco)
¡Campo mío!... ¡campo flor
de fecundos gramiyales,
y de azulados cardales
del rancho en su derredor!...
Campo del trébol de olor
y bermejas margaritas
vengo a traerte las citas
de tu glorioso pasado,
en el rescoldo avivado
por las brasas de mis cuitas...

¡Vengo a traerte el ayer
con frangancia de retama,
que lejos se desparrama
en brisas de amanecer!...
Vuelvo de nuevo a traer
murmullo de tu arroyuelo,
las frescuras de tu suelo
en la luciente alborada
y la brava disparada
de las tropillas de un pelo...

¡Vuelvo, pues, con la belleza
de los despuntes del día
del sol de la lejanía
que le besó con tibieza!...
Quiero otra vez la fiereza
de los altos pajonales,
de los tupidos pastizales,
abrigo de los caranchos
y las toldas de tus ranchos
de los bravos totorales.

¡Traigo de nuevo el deseo
y la iracunda bravura
que flota por tu llanura,
de la hacienda en el rodeo!...
¡Quiero otra vez el torneo
donde hacía gala el gauchaje,
su campechano coraje,
el pial en los fuertes brazos
y la armada de los Pazos
en manos del reseraje!

¡Traigo de nuevo el rumor
de las tardes estivales,
los cascos de los baguales,
galopando en tu verdor!...
el grito del domador
ganando el corral afuera,
y en la cocina campera
el encendido fogón,
donde se dora el capón
adobado con salmuera!...

¡Quiero otra vez en la pampa
el caldén de altiva copa
y en el camino la tropa
que junto al reparo, acampa!...
¡El perfil, la regia estampa
del vigoroso resero,
el fértil nido de hornero
en una horqueta de tala,
y como antes la luz mala
viboreando en el sendero!...

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