domingo, 19 de diciembre de 2010

Adios al resero


En la llanura surera
Le sacó el bozal a un ruano,
Y quedó con una mano
Tanteando la tabaquera.
Con la otra formó visera
Pa observar el callejón,
Y al ver pasar un camión
Con vacas pa´l matadero,
En la cara del resero
Trastrabilló un lagrimón.

Afloraron en su mente
Las horas malas de marchas,
Desollando las escarchas
O bebiendo aire caliente.
Oyó la voz de la gente
Que le iba cortando el paso,
Para ofrecerle un abrazo
En la puerta del corral,
Cuando sin errar un pial
Jugueteaba con el lazo.

La tropilla de asustada,
Por el toque de bocina,
Se apretó con la madrina
Pa volverse a la manada.
Entre las pajas tirada
Quedó la “trebe de fierro”,
Y cerca de ella el cencerro
Se atrincheró boca abajo
Para callar al badajo
Que le tocaba destierro.

Los tientos de la encimera
Se arrugaron de resecos,
El poncho encerao sin flecos
Le dió paso a las goteras,
El sudor de las bajeras
Se salitró en la carona;
Y en la maleta de lona
Que supo ser pa´ los vicios,
Al terminar los servicios
Se oxidaron las lloronas.

Con ese camión jaulero
Y el avance del progreso,
Se consolidó el receso
Permanente del resero.
Ya nunca más el lucero
Le podrá oír el silbido,
Porque en el tiempo se ha ido
Dios sabe pa´ que región;
Ggalopando un redomón
Que le ha prestado el olvido!

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