miércoles, 20 de abril de 2011

Tus manos



Echao p'atrás y muy "juancho"
iba yo al trote cortón,
del que no tiene patrón
ni quien lo espere en el rancho.

Mi tropilla sin apuro
iba ladereando un cerro,
pa'trás del duro cencerro
por sobre el camino duro.

¡Qué lindo el campo!Tenía
bajo cada piedra un grillo;
el sol en cada espinillo
espuma de oro, cernía.

Limpio el pincel del cardal
en azul tinta teñido,
parecía haber subido
el alto cielo estival.

Y hasta esa planta raída,
pobre de aromas y flores
tenía multicolores,
y daba flores con vida.

El pedregoso camino
por donde llega el linyera
en un fardo de arpiyera
su tragedia y su destino.

Camino de los poetas
de los aludos sombreros,
que limaron los troperos,
los vientos y las carretas.

¡Qué lindo estaba!Tenía
oculto un tambor sonoro
y era como un chorro de oro
que por la tarde corría.

Y en esas regiones bajas,
dilatadas y serenas,
gotiaban mis nazarenas
música por las rodajas.

Era un musical mortero
el cristalino sonido,
monótono y repetido
del cencerro madrinero.

Y por el camino aquél,
en repecho y en bajada
cáiba mi boca endulzada
con unas coplas de miel.

Vos cazabas mariposas
o fingías que cazabas,
y plena en gracia llevabas
tus bellas manos, ¡hermosas!

Me miraste, te miré,
¡tan alegre, tan sencilla!
que dí vuelta la tropilla
y ahi nomás desensillé.

Y viste por sobre el tul
del cicutal sombrillero,
desde mi fogón tropero
alzarse un suspiro azul.

Se fue borrando una huella
de horizontal y vidriez
y el día quedó al saber,
de cada ahujero de estrella.

Cuando se borra el sendero,
una lechuza se asombra,
y une sillones de sombra
con un pespunte agorero.

¡Nunca más te vi!En los llanos
miro en las tardes hermosas,
aletear las mariposas
por ver... si veo... tus manos.

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