domingo, 10 de abril de 2011

Por sobre la Güeya

(Pintura: Alberto Güiraldes)
Resero de mis ensueños...
Decidor: sobre la güeya
tranco a tranco voy por ella
cumpliendo así mi destino
¡Para alumbrarme el camino
yevo en mi frente una estreya!

Voy sin rumbo por la vida...
A veces pienso hasta cuándo
me van a seguir hincando
los cardales con sus chuzas.
Y el chistar de las lechuzas
me siguen arreando... arreando.

No pido ni me doy tregua...
Cuando por sobre la vera
me convida una tranquera
a dentrar... largo un suspiro:
tanteo el candao... la miro
y sigo camino afuera...

Nada busco y nada espero...
Cuando de noche el encanto
de luz, cubre con su manto
las aguas de la laguna,
le pido plata a la luna
compro unos versos... y canto.

No necesito querencia...
Como alones de carancho
busco siempre volar ancho
para darle cara al sol.
Lo mismo que el caracol
yevo en los hombros mi rancho.

No tengo ni doy quereres...
Amor me grita el acento
del monte como un lamento
por las bocas de sus abras.
Yo pienso que son palabras
que a veces murmura el viento.

Tan solo busco ser libre...
Cuando en horas errabundas
me hundo en las güeyas profundas
pienso que muero en mi ley.
No nací para ser güey
prisionero en las coyundas...

A nada le tengo apego...
Cuando el sol hacia el ocaso
tranqueando va paso a paso
me paro, lo miro y sigo.
A veces pienso y me digo
por qué diablo le haré caso.

Yevo a Dios dentro del alma...
Cuando por sobre el camino
la sombra de un peregrino
me cruza... pienso que es él.
Saco agua de algún jagüel,
la bendigo... y me "persino".

Tengo una patria. Mi pampa...
Cuando la aurora su velo
de mil colores al cielo
lo va entoldando de luz:
yo abro mis brazos en cruz,
me arrodiyo... y beso el suelo.

Hago justicia a mi modo...
Cuando por entre ceibales
cruzo, le arranco corales
y se los yevo en la siesta
para que vistan de fiesta
también los pobres sausales.

Voy repartiendo armonías...
A cuesta con mis pesares
voy hilvanando collares
de versos... y en los caminos
les tiro a las garzas trinos
para que embuchen cantares...

Así seguiré mi vida...
Y cuando por la profunda
güeya del destino me hunda,
sabré morir en mi ley...
¡Entonces, sí, seré un buey
vencido por la coyunda!...

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