domingo, 3 de abril de 2011

Bastiadura

¿Que por qué ando ansina
y a veces sin motivo me entristezco?
Arrimate al palenque
y revisale el lomo al pampa viejo.
¿Ves esa bastiadura?
La tiene de hace tiempo.
De nada le valió la grase'e potro,
el jabón sin pecar ni los ungüentos.
Y sepa usté bien, m'hijo,
que aunque lo dejaron suelto
y pasaran los años sin que nunca
se le pusiera ni por broma el freno,
bastaría que lo ensillaran una vuelta
pa que golviera el pobre a estar lo mesmo.
Y a mí me pasa ansina,
pero la bastiadura que yo tengo,
en lugar de tenerla en las costillas
como ésa que le ves al pampa viejo,
la tengo aquí metida.
¡Muy adentro!
Por eso muchas veces,
sin motivo aparente me entristezco
y me aparto de todos pa que naides
se entere del dolor que hay en mi pecho.
Su madre hace diez años que se ha ido
pa dormir el bendito sueño eterno.
Y yo, pa consolarme y olvidarla,
ni siquiera me arrimo al cementerio.
Pero... ¡qué diablos!
Este rancho está lleno de ricuerdos...
Esa matra que tiene mi recao
la tejieron sus dedos.
Esa cinta que lleva mi guitarra;
esas letras que luce mi pañuelo;
esa retama que plantó en el patio,
me dicen tantas cosas de esos tiempos...
que no puedo curar mi bastiadura
y es por eso que a veces me entristezco...

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