lunes, 30 de junio de 2014

¡Preciosa!




Mucho más que la lindura
de algún rosal florecido,
eres lucero nacido
que brilla en la noche oscura.
No sé si tu preciosura
llama, convida o provoca,
y si Dios, en su ansia loca
de cosas originales,
de perlas y de corales
¡quiso llenarte la boca!

Tienes un modo tan bello
que es lo que más linda te hace,
pues de bondad eres frase
siendo de ternura el sello.
Se te encuentra en todo aquello
en que puedes descollar,
sabes como nadie estar
donde hay las menos coquetas
y por eso entre violetas
¡también se te puede hallar!

No sé si te quiero tanto
o si es que el alma delira,
pero sos la que me inspira
todos los versos que canto;
por eso, cuando levanto
mi canción o me desvelo,
voy como sembrando el suelo
con ilusiones que esparzo
y en mi recuerdo te engarzo
como lucero en el cielo.

Yo te encontré sin buscarte
como una joya extraviada,
y en mí te llevo guardada
para inspirarme y cantarte;
para poder entonarte
un himno como al escudo
y pido, insisto y ayudo
para que Dios te bendiga;
el cariño cuando liga
ajusta muy fuerte el nudo.

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