lunes, 2 de junio de 2014

El Estilo



Como una vieja tranquera
galvanizada de adioses
toda enmohecida de ausencias
que vuelve a abrirse
una tarde aceitada de regresos,

se abrió la guitarra gaucha
como una ventana al cielo
cuando del fondo mismo de las edades
haciendo pie en el ancestro
se le asomaron las albricias
de un mundo nuevo
y así nació
el estilo.

Como otra guitarra
con bordonas de sangre
vibrando entre sus manos
acordara su temple a sus ardores
pulsó el gaucho ahora a una mujer

y descubrió el amor...

No el amor que bramara en su instinto
sino el amor que sube de la entraña
y se hace humedad en los ojos
silencio en las bocas,
adoración en las frentes
y al enfrentarnos los pechos
nos va prendiendo las almas
como con broches de luz.

Y en el rogar forastero
del estilo quejumbroso
va su amor esperanzado
como un cachorrito ciego
aullando sobre los rastros
de la mujer de sus sueños.

Es en el estilo
profundo de hondura psicológica
donde la guitarra de los gauchos
raya a la mayor altura.

En él,
en sus cuerdas afinadas
de urgencia inédita
palpita en potencia lo eterno.

El estilo es el canto de la raza
reclamando el nido tibio
donde empollar la nidada
que ha de cumplirse en el tiempo.

El estilo es el grito del institnto
sutilizado en lamento.

El estilo
llora ausencias de mujer.

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