(Pintura: Alberto Güiraldes)
No hay luz. Una sombra ya
ha borrado el horizonte,
y en la cuchilla y el monte
la noche durmiendo está.
En vano la vista va
buscando extraño fulgor,
que al mirar en derredor,
todo el espacio apagado
parece un mundo enlutado
por implacable dolor.
Morales, el paisanito
de las costas del Tornero,
va en el lomo de su overo
caminando al trotecito.
Lleva el rumbo bien escrito
en su mente y en su tino,
que hasta la "Estancia del Pino",
conclusión de sus jornadas,
hay diez leguas acostadas
a lo largo del camino.
Y entre el monótono ruido
del trote lento y pesado,
y el barullo del recado
que se queja de oprimido
y entre el alegre silbido
y la marcha acompasada
de la coscoja bordada
que se entretiene rodando,
él va la noche escarbando
con golpes de su mirada.
Pisa lomas, cruza el llano,
pasa el arroyo y la sierra,
como arreglando la tierra
con la palma de su mano.
Y es tan seguro baqueano
aquel resuelto jinete,
que, cual si fuere un juguete,
abras, sendas y picadas
parece que están atadas
al cabresto de su flete.
Sigue el viaje, y olvidado
de estudiar el derrotero,
piensa un rato, placentero,
en la prenda de su agrado.
Un pañuelo que le ha dado,
lleva al cuello como seña
de su esperanza risueña
y con febriciente anhelo
besa agitado el pañuelo
como si fuese la dueña.
Corta campo, bien seguro
de no errar una pulgada
y la gramilla aplastada
gime sobre el suelo duro.
No demuestra gran apuro
de dar fin a su excursión
y con la firme intención
de pronto encontrar la Estancia,
mata el tiempo y la distancia
entonando un pericón.
En la larga travesía
recorre todo el pasado:
un recuerdo perfumado,
otro con melancolía;
y siempre atento a su guía,
se ve pintado en su ceño
que lucha con fiel empeño
para dejar derrotadas
las guerrillas avanzadas
del ejército del sueño.
..............................
..............................
Y cuando el sol despertaba
para alumbrar el camino,
en esa "Estancia del Pino"
Morales desensillaba.
Poco después se sentaba
con el mate y la caldera
dejando gruesa bajera
sobre el lomo del overo,
como recurso certero
de sabia higiene campera.
LOS HERMANOS BALTAZAR
Hace 6 días
No hay comentarios:
Publicar un comentario