lunes, 7 de febrero de 2011

El orgullo de un paisano

(Foto: Eduardo Amorim)
Siempre me ha gustado tanto
darle valor a lo bueno
que aquí al soltarme sereno
a un "reservado" le canto.
Por él muy serio me planto
como el cura en los altares,
y en mis modestos cantares
quiero mentar por mi cuenta
al tan famoso "Pimienta"
de los pagos de Casares.

Retoza allá en su querencia
con su fama bien escrita
y en su vivir de "florcita"
va pasando su existencia.
Pero en cualquier emergencia
se juega lo que le resta,
en forma siempre dispuesta
porque Rolando Melón
lo tiene de regalón
pa cuando cuadre una fiesta.

El "Pimienta" con su estampa
esconde tantos valores
que a un montón de domadores
les hizo clavar la guampa.
Su lomo es como una trampa
para los muy presumidos,
y hasta los más atrevidos
oliendo el pasto han quedao,
llevándose algún porfiao
hasta dos golpes seguidos.

El valor de cada hazaña
es su mejor garantía,
y sigue, porque entuavía
no ha terminao su campaña.
Más de un campero se engaña
viéndolo al tranco pasar,
y hasta lo hace cavilar
pues siempre fué presentao
de cola corta y tuzao
como un caballo de andar.

Alguno por puro gusto
pa montarlo lo ha pedido
y sólo se ha convencido
después del golpe y el susto.
Y aquí a la rima me ajusto
diciendo en forma precisa
que no es pa jugarle risa
ni querer peinarle el pelo,
porque a muchos, contra el suelo
les ha arrugao la camisa.

Como As de las jinetiadas
defiende siempre su nombre
luchando en contra del hombre
sin achicar sus paradas.
Sus mentas bien conquistadas
le han rodeao de tanto brillo,
y aunque es de aspecto sencillo
a una fuerza representa,
porque siempre fue el "Pimienta"
más respetao que un caudillo.

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