Aquí me pongo a trenzar
unos tientos delgaditos,
que entre mis dedos cortitos
se quieren embarullar.
El cuidao voy a extremar
para evitar que se traben,
y me critiquen o alaben
seguiré trenzando ansioso,
pa que mire el más curioso
y aprendan los que no saben.
Como para hacerles ver
que soy un criollo de agaya
arranco así, de esta laya,
pinchando como alfiler.
Yo quiero hacerles saber
sin pretensión de asustar
que si debo rigoriar
soy espuela y soy rebenque,
y soy regular palenque
pa el que quiere tironiar.
Del mazo soy una "sota",
pero a jugador de ley
a mí no me corre un "rey"
ni me achica una derrota.
Pa el que mi tiro rebota
ó en mi camino se cruza
ya tengo a mano la chuza,
pues si trenzarme es mi gusto
no soy hombre que me asusto
cuando chista una lechuza.
De puro arisco no engordo
igual que bagual matrero;
soy desconfiao como el tero
con apariencias de tordo.
Como arroyo me desbordo
cuando apura el temporal,
y si cae a mi corral
alguno medio liviano
si dentra siendo orejano
saldrá con marca y señal.
Perro que ladra no muerde...
alguno estará pensando,
pero... pueden ir probando...
pa ver si es madura ó verde.
Y si mi rumbo se pierde
justo es que solo me oriente,
pa seguir sobre caliente
pues por pura picardía
siempre fué costumbre mía
nadar contra la corriente.
De este modo, un servidor,
aquí esta trenza les deja,
que de fiera y despareja
no sirve ni pa arriador.
Pero si hay un trenzador
mentao como mano brava,
si el pulso no se le traba
sobre el pucho de este envío
pa tirar en contra mío
que aprete nomás la taba.
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Pd: Dedico este verso a la memoria de un señor y maestro en el arte de trenzar y de vivir, don Luis Alberto Flores. ¡Gracias Marinés Flores y a todos sus amigos por hacerlo tan necesario y presente!
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