martes, 8 de febrero de 2011

¡Como todas!



¡Oigalé la moza! ¿Yorás porque el gáucho
se jué pa los pagos de ande no se güelve,
y has quedao solita como oveja guacha
que no tiene un perro que por eya vele?

No siento tu pena que ha de ser finjida,
siento la del triste que se jué pa siempre
si se le hizo cierto que vos lo querías,
y que en sus pupilas era él solo a verse.

Porque si jué ansina, cuando hasta su fosa
de tus risas locas los ecos le yeguen,
y sienta que el hielo de tu olvido infame
más frío es que el hielo de la mesma muerte;

Y sepa por boca de alguna luz mala
que ya andás buscando que álguien te consuele,
pa tenerlo e Cristo como a él lo has tenido
haciendo lo que hacen tuitas las mujeres,

Al verse entre el hoyo maniáo y sin daga,
sin poder yamarte y anhelando al pepe
la luz de unos ojos pa sus ojos ciegos,
y el calor de un seno pa su helada frente.

¡Sentirá la rabia desatada y loca
del bagual arisco sujeto al palenque
cuando las cacharpas le apretan el lomo
y ni la manéa ni el bozal se ruempen!
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¡No tengo a tu pena ni un poquito e lástima,
siento la del gáucho que se jué pa siempre,
porque sé lo triste que es hayarse solo
cuando se ha querido como el gáucho quiere!

1920

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