viernes, 18 de febrero de 2011

Las Barracas


Barracas
nombre antiguo,
el desolado flanco de la pampa perdida;
primitivos galpones donde los vientos ácidos
arrancaban del cuero
el olor de la vida.
Allí parió la tierra
-al sol de la conquista-
la flor rudimentaria de una nueva riqueza:
la llanura sin oros
con tan sólo ese río nominado de plata,
dio al hombre -tajo en mano-
su primera faena:
derrumbarás la muerte del chúcaro ganado
sobre el ruedo sombrío de miles de cabezas.
Entonces
por el campo coloreaban las reses
tibias, despanzurradas;
mientras los cueros húmedos
oreaban los vapores turbios de la jornada.
Y aquellos hombres rudos
a facón y colmillo,
de pie sobre los charcos de sangre coagulada,
devoraban un poco - sólo un poco elegido-
de carne chamuscada.
Lo demás era fiesta lenta de los caranchos;
mientras en las barrancas
los cueros apilados
esperaban el viaje por el mar hacia el mundo
de remotos mercados.

Barracas: con el nombre
viene desde el pasado
el olor de la pampa sobre los vientos machos
de los cueros oreados.
El flanco de una tierra colonial y hechizada,
mansa testuz de reses
sobre el campo infecundo, tibias y desolladas.

Festín de caranchos
que a vuelo de la historia
disputaron su entraña virginal en el nombre
de la Cruz y la espada;
Patria,
tierra del cuero,
tus antiguas barrancas fueron como un destino:

como las reses chúcaras
sobre el suelo mezquino
yaces
sobre la entraña de simbólica plata
de tu nombre argentino.

1 comentario:

Nahuel Santana dijo...

Ünica, como el lucero, en el sentir, la poesía , el canto, el pensamiento y la guittarra.
Desde Nahuel Santana