- La bendición, mi tata.
- ¡Dios lo haga güeno, m'hijo!
¿Y p'ande sale tan de madrugada?
- Iba a enfrenar el saino-malacara
pa'echar las vacas, como usté me dijo.
- Venga; no corre priesa;
total hoy es domingo;
atraque esa usamenta a ésta 'e su padre,
y largue la sin güeso, a ver qué sabe
de la patria, la prienda y de su pingo.
- Y...yo sé de la patria
que cuando hay invasores
que quieren rastrojiarte sus derechos...
¡se les arranca el corasón del pecho
p'atarugar la jeta 'e sus cañones!
Y que si algún cristiano
yega a ofender la prienda...
se le vuelca el talero sobre el tuso
y se degüeya mesmo que a serrucho,
¡meyando bien la daga entre las piedras!
Y cuando se trompieza
con quien duda del pingo,
hay que dir a la güeya a cotejarlo
y fiarle a sus garrones pa' probarlo
patacones, recao, pilchas y tuíto.
- Güeno; 'ta bien, amigo,
y sea su lay lo que resién me ha dicho.
- Su bendisión, mi tata.
- Dios lo haga un santo, m'hjo.
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