miércoles, 14 de octubre de 2009

Arte bravía





Un domingo colosal
Le pone marco campero
A la fiesta del ternero,
Coronando su final.
La chacra es un festival
Por todas partes desborda
Del gran público que aborda,
Que toavía los escucho.
Se topan en Ayacucho:
“el Temblor” y Diego Borda.

Filoso como una daga,
Fuerte, ágil y capaz;
Con marca de Cacho Aldaz
Y viene de Madariaga:
“el Temblor” que no se apaga,
Pone en juego su destino…
Dios le puso en el camino
Por sus dotes de buen flete,
Yo diría el mejor jinete
Que pisa el suelo Argentino.

Ya venían de enfrentarse
En algún otro escenario
Y jinete y adversario
Saben lo que es respetarse.
Al momento de jugarse
La más extraña baraja;
El terreno blando ataja
Para afirmarse las patas
Y ahí el hombre de La Plata
Corre con cierta ventaja.

Siempre con postura altiva
De todo caballo malo,
Entró a girar en el palo
Creando más expectativa.
Mientras tanto Borda estriba
Sin que el instinto le falle,
Trastocando los detalles
Con elegancia y aplomo;
Quedó sentado en el lomo
Como chimango en la calle.

Qué salida, ¡mama mía!
A pesar del campo malo,
Que pareció que en el palo
Se acababa la porfía.
Lo llevaba, lo traía,
Borda le cede, lo deja;
El caballo lo empareja,
Lo levanta del recao,
Hasta que queda parao
Mirándole las orejas…

Casi todo el cuerpo ajuera
Con un saldo negativo,
Y una vez más el estribo,
Lo regresa a la encimera.
-“¡Qué jineteada campera!”,
Gritaba alguno a mi lao,
Yo también, entusiasmao,
Con alguno que miraba;
Porque más de uno contaba
Con que el hombre había ganao.

Pero nada está perdido,
Mucho menos pa’l “Temblor”
Que ha salido triunfador
En temas más discutidos.
Diego Borda decidido,
Le da rienda con soltura,
Maneja bien la cintura
Y hombre y caballo a mi ver,
Van a ganar o a perder
Sin más ley que la bravura.

-“¡A la pucha compañero!”
Qué galope desparejo,
Le estaba gritando un viejo,
Apretándose el sombrero.
Vuela el pasto del potrero
Desprendido sin piedad,
Son 15 a decir verdad,
Segundos de jineteada;
Pa’l de abajo no son nada
Y arriba: una eternidad.

Diego sin darle chacota,
Tal vez se confió un instante,
Sin pensar que allí adelante
Iba a encontrar la derrota.
Toda su astucia ya rota
Le pone punto final,
Una lucha colosal
Con ejemplo con altura,
Y ese instante de largura
Le daba el triunfo al bagual.

Ganó nomás el caballo
Con una heroica guapeza,
Y el que entiende de destreza
Aquí no discute el fallo,
Algunas razones hallo
Para hablar del tropillero,
Que ató el caballo sin pelo
Con el barro que ayer’vía:
Hace falta mucha hombría,
Y ser por demás campero.

Gracias Borda, no se asombre
Que su público presente,
Lo tendrá como un valiente
Que salió a ganar su nombre.
Dignidad que tiene el hombre
En el lugar que se de,
Olvídese del traspié
Vuelva al lomo de los fletes,
Que nunca sobra el jinete
Que se juega como usted.

Borda y Aldaz, satisfechos,
Ya se pueden dar la mano;
Dos auténticos paisanos
Sin revés y sin derecho,
Y pa’l “Temblor” por lo hecho
Que dejó el alma en la cancha,
La tierra por ser muy ancha
Tendrá que hacerle un lugar,
Si se vuelven a topar
Pa’ discutir la revancha.

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