jueves, 29 de octubre de 2009

Andate


En este rancho sos mesmo que una rosa
metido en un florero...
¿Porqué sis sos tan guapa y güena moza
vas a tenerme a mí por compañero?
¡Nada más qué lástima 'e dejarme!
Querés pagarme ansina lo que he hecho...
Te estás sacrificando como piona
solo porque una vez te brindé amparo,
y al calor de este techo
te abrí mi corazón de cuarenta años
pa'cubijarte tus veinte...¡era otro tiempo!
...Mirá... te soy sincero,
nunca pensé en decir lo que te digo
hasta que caí enfermo,
cuando empecé a sentir que se aflojaban
mis brazos y mis piernas, el pensamiento
me dentró a trabajar, y varias noches
se me hizo arisco el sueño...
Pensaba ¡pucha digo!... Que una d'esas
cáiba derecho viejo
pal lao de los difuntos... Porque naides
tiene corona pa'elegir momento,
y menos yo, que vaya a saber cuántos
pecaos le debo a Dios... ¡en fija, cientos!
... Taba pensando, ya te digo, en eso;
y me acordé de vos... ¡me dentró un miedo
al darme cuenta que quedabas sola,
sin un perro siquiera 'e compañero,
que te juro, esa noche aunque no supe
nunca decir un rezo;
Recé! Pa'no morirme, hasta saberte
lejos de'este lugar pobre y disierto.
Al otro día jué cuando te dije:
-"... Petrona, tenés qu'irte!
Yo pa'cuidarte estoy viejo y enfermo..."
¿Ti acordás?... No había acabao de hablarte
que dentraste a ráirte como loca,
como quien ha escuchao un chiste mesmo...
¡Y no me animé a más... porque la pena
me hizo un ñudo muy juerte en el garguero!
Ansí fueron pasando las semanas,
vos cada día más flaca, yo más viejo
y rejuntando achaques...¡y pa más
aura casi ni veo!... Ya carculo
que ando muy cerca'el tiempo
que me dió Tata Dios pa'converserte
de que tenés que dirte... ¡Sí!... ¡Aura mesmo!
En cualquier lao encontrarás trabajo,
además, tus parientes, los del pueblo,
te van a recibir; hasta que un mozo
joven, guapo y decente, te alce un nido
más tibio que este rancho de hombre viejo...
...¡Andate!...¡te lo ruego!... ¡No te rías,
que tu risa se mete adentro'el pecho
y me rigüelve el corazón adentro!
...¡No te rías, te digo!... ¡Que la rabia
yega a mis ojos castigados de inviernos,
mesmo que esas garugas silenciosas
que dentran frías hasta el pensamiento!
...¿Que no te habrás de dir?... ¿Que son zonceras?
¡No!!!... ¡No son ocurrencias, te lo advierto!
... ¡Ya que a las güenas no querés dejarme,
yo como dueño d'este rancho... ¡te echo!

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