miércoles, 19 de agosto de 2009

Mi testamento



Cuando me esté muriendo
Saquenmén campo ajuera,
Y al láo de una cañada
Ande corra un hilito de agua fresca,
Ande el trébol de olor y la gramiya
Se le brinden al cuerpo como jerga,
Y háiga una mata e pasto
Pa dejar cáer sobre eya la cabeza,
Dejenmén solo ayí... ¡solita mi alma!
Pa que náides se entere ni me sienta
Lo que esté po' empacárseme del todo
El corazón que a gatas si trotea.
¡Yo no quiero morir dentro e mi rancho
Como muere el peludo entre la cueva!
Quiero sentir bajo la luz del cielo
La caricia e la tierra
Que jué siempre pa mí como una madre
Y ha e recoger mis güesos lo que muera;
Quiero oír cantar, cuando el sudor me avise
Que me aguaita la austera,
Sobre el ombú e mi choza la calandria
Que tantas veces consoló mi pena;
Quiero ver retozar a los baguales
Que la yeguada encela
Pa recordar los que montaba en pelos
Al salir disparando e la manguera;
Quiero seguir el vuelo e las torcazas
Cuando a la tarde los cardales dejan,
Y van, buchonas, procurando el nido
Ande Amor, arruyando, las espera.
Quiero aspirar, cuando a morirme vaya,
Los perfumes que al viento dan las sierras,
Y enyenando los ojos de azul-cielo,
Al darle al sol mi adiós lo que se escuenda
Pedirle pa la zanja en que me entierren
Su primer rayo e luz cuando amanezca...
.............................................
¡No me dejen morir dentro e mi rancho
Como muere el peludo entre la cueva!
Dejenmé agonizar a campo abierto,
La cara al cielo güelta,
Pa verla bien, lo que la noche se haga,
A la adorada estreya,
Que les robó la luz a unas pupilas
Que envenenaron tuita mi existencia...

1 comentario:

Rolberto Santamaría dijo...

Ese poema me lo dio mi Maestra Directora para que lo diga en una de las fiestas de la escuela Nº 2 del Partido de Mar Chiquita (Estación Cobo) en el año cursando el sexto grado. La maestra se llamaba Estela Orsini de Bordoy.