jueves, 6 de agosto de 2009

A la Virgen de Luján


Aquí me pongo a cantar
con cualquiera que se ponga,
la mejor, la gran milonga
que se habrá de perpetuar
entre La Pampa y el mar
y el que es mayor de los dos,
cielo estrellado de Dios
donde sus santos están:
canto a la flor de Luján,
canto a la Madre de Dios.

Dios hizo el cielo y el rayo,
hizo el sol, hizo la estreya,
hizo la Pampa sin güeya,
hizo el toro y el caballo,
hizo al hombre y aquí callo
porque fue su obra mejor,
pero el mandinga traidor
conoció que era de barro,
pecó el hombre, rompió un carro
y se le enojó el Creador.

Y lo echaron de la estancia
pa' 1a tierra del infiel,
a tragar miseria y hiel
él que nació en la abundancia.
Pero su misma ignorancia
le dio compasión al juez,
pensó un momento y después
exclamó lleno de cencia:
se ha de cumplir mi sentencia
pero vuelta de  al revés.

La muerte que al hombre aterra
yo a mi mesmo me la aplico,
yo soy grande y me hago chico,
y siendo Dios me hago tierra,
yo he de vencer esta guerra
con las armas que me dan,
porque vencer de rufián
no es cosa que a Dios le cuadre.
Y eligió para su madre
a la Virgen de Luján.

Aquí hay misterios muy fieros,
aquí hay un pozo muy hondo;
yo m' inorancia no escondo
ni me meto en agujeros,
aquí hasta los más matreros
boleados se quedarán
y jamás entenderán
porque esta es cencia infinita:
Él eligió pa' mamita
a la Virgen de Luján.

Miren qué humildá, que empeño
el del Hijo de Dios Padre;
ir a elegir para madre
en un pago tan pequeño.
Él que es de este mundo el dueño
no se guía por las ropas.
Pudo ir a las Uropas
a elegir las potentadas:
pudo sacar as de espadas
y robó cuatro de copas.

Y de que Dios la encontró
buena madre y cariñosa,
guapa, limpia, habilidosa
y su corazón probó;
al tiempo que la dejó
quiso hacer algo que asombre
y le dijo: "Por mi nombre
y estando en esta cruz triste
Madre de Dios buena fuiste
yo te hago madre del hombre".

Gaucho pampa, ¿donde irías
si no tuvieras madre?
Vos que sos duro de encuadre
y de pocas teologías;
vos que te hallás estos días
guacho en la tierra que hiciste
te han quitao hasta el alpiste
para darte la istrución,
te han quitao el corazón
y te dan un libro triste.

Reina del Plata, ¡Señora!
del pobre criollo olvidado,
techo que nos ha quedado
contra esta lluvia invasora.
Estrellita pa' la hora
de la tormenta feroz
mira que te vuelve a vos
mi alma que no desconfía
porque si sos madre mía,
sos también Madre de Dios.

Madre de Dios, madre mía
y no quiero saber más.
Haceme morir en paz
con Dios y con vos María,
al filo de mi agonía
no recordés mis reveses
recordá, en vez, cuantas veces
y ya desde muy gauchito
yo te he rezado el bendito
la Salve y los cinco dieses.



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