jueves, 21 de mayo de 2009

Tarde despertar.



Cuando me pongo a pensar
en tus lindos ojos pardos,
me chucean como cardos
porque los quiero olvidar.
Fue tarde mi despertar,
no valoré tu dulzura,
la tibieza, la ternura,
la gracia de tus modales
y para colmo de males
me quedé con la amargura.

Recuerdo que me esperabas,
cuando loco por las cartas;
me enredaba en esas cuartas
y hasta tu amor me jugaba.
Las cuadreras y las tabas
ocupaban mi cabeza;
sin reproche, sin tristeza,
me ocultabas tu dolor:
mientras llenabas de amor
lo que faltaba en riqueza.

Hoy alejado del juego,
todo es nunca, todo es tarde.
Por más que mi pecho arde
hasta entonces aquél fuego,
pero si fui sordo y ciego
que más ya puedo esperar;
me tendré que resignar
a pensar en lo que fue,
y esperar solo y sin fe
tu sol que no va a asomar.

Cuando me pongo a pensar
en aquellos ojos pardos
me chucean como cardos
porque los quiero olvidar...

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